El mito del clima y las guerras del agua en Oriente Medio
Los gobiernos de esta regi¨®n no han logrado abordar la gesti¨®n del agua y el cambio clim¨¢tico, pero los factores pol¨ªticos y econ¨®micos prevalecen como causas de conflictos
En 1988, el ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Boutros Boutros-Ghali, que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en Secretario General de la ONU, advirti¨® que la pr¨®xima guerra en Oriente Medio se librar¨ªa por el agua, no por el petr¨®leo. Varias guerras despu¨¦s, el mundo sigue esperando que esa otra guerra se produzca. El agua no es un producto que se puede controlar con facilidad como un pozo de petr¨®leo o una mina de oro. El agua puede provocar conflictos entre comunidades, los gobiernos tambi¨¦n han maniobrado para posicionarse entre las fundaciones internacionales donantes para evitar competir por la construcci¨®n de una presa o el desarrollo de proyectos de regad¨ªo, pero el agua no ha causado una guerra interestatal. La mayor¨ªa de las veces ha dado lugar a una cooperaci¨®n sin llegar a un conflicto, tal como sucedi¨® con el Tratado sobre las aguas del Indo firmado entre India y Pakist¨¢n all¨¢ por el a?o 1960. En Oriente Medio tambi¨¦n se ha conseguido mitigar la escasez de este recurso gracias al ¡°agua virtual¡± que llega a trav¨¦s de la importaci¨®n de alimentos.
Solo entre Israel y Siria se han producido acciones militares por el desarrollo de proyectos hidr¨¢ulicos. Primero, a principios de la d¨¦cada de 1950; y de nuevo, m¨¢s tarde, en la d¨¦cada de 1960 en relaci¨®n con los derechos del agua del r¨ªo Yarmouk, el mar de Galilea y el r¨ªo Jord¨¢n. En 2013, el antiguo presidente de Egipto, Mohamed Morsi, manifest¨® su protesta en contra de la presa Millenium en Etiop¨ªa ¡ªcuya construcci¨®n se finalizar¨¢ entre 2017 y 2018¡ª advirtiendo que los egipcios estaban dispuestos a ¡°defender cada gota de agua del Nilo con (su) sangre¡±. Sin embargo, es m¨¢s que probable que haya un acuerdo. La topograf¨ªa monta?osa de Etiop¨ªa no es adecuada para proyectos de irrigaci¨®n a gran escala, y Egipto podr¨ªa aprovechar indirectamente el agua para irrigar mejor sus campos r¨ªo abajo y suministrar electricidad a Sud¨¢n. La ret¨®rica grandilocuente no debe tomarse al pie de la letra. Algo similar ocurri¨® entre 1974 y 1975 con las amenazas por parte de Irak a Siria por la presa de Al-Thawra; y en 1990 con las advertencias de Irak y Siria a Turqu¨ªa por la presa de Ataturk, aunque en ning¨²n caso se lleg¨® a una confrontaci¨®n militar.
Los relatos sobre el clima y la guerra del agua han adquirido una popularidad renovada con la guerra civil en Siria y el anterior conflicto en la regi¨®n de Darfur en Sud¨¢n. Siria hizo frente a una grave sequ¨ªa entre 2006 y 2010 que oblig¨® a muchos agricultores del noreste del pa¨ªs emigrar a otras ciudades del oeste. En un art¨ªculo publicado en The New York Times, Thomas Friedman afirmaba que la escasez de agua, la sequ¨ªa y el cambio clim¨¢tico supon¨ªan un ¡°temor oculto estresante¡± en el conflicto de Oriente Medio. Y el representante especial del Reino Unido para el cambio clim¨¢tico, John Ashton, calific¨® el conflicto de Darfur en la d¨¦cada de 2000 como ¡°el primer conflicto moderno relacionado con el cambio clim¨¢tico¡±.
Estos datos resultan interesantes a simple vista, pero si se analizan detenidamente se puede observar que los factores pol¨ªticos y econ¨®micos prevalecen como causas de un conflicto. En Sud¨¢n, el poder que ejercen unas cuantas tribus ¨¢rabes del norte ha sido condenado durante d¨¦cadas por los movimientos opositores del oeste y sur del pa¨ªs. La crisis social en el noreste de Siria comenz¨® antes de la sequ¨ªa. La liberalizaci¨®n de la econom¨ªa bajo el r¨¦gimen de El Asad favoreci¨® la aparici¨®n de camarillas, el clientelismo y las redes de seguridad militar en detrimento de las zonas rurales, al tiempo que la ausencia de libertades pol¨ªticas persist¨ªa. Se desmantelaron los planes de ayuda para la producci¨®n agr¨ªcola y los peque?os agricultores quedaron expuestos a la sequ¨ªa que caus¨® estragos.
Los factores ambientales producen un impacto en la sociedad. Sin embargo, depende de c¨®mo se materializa dicho impacto para conocer la reacci¨®n y adaptaci¨®n de la sociedad. El medio ambiente no es una variable externa que se transforma mec¨¢nicamente por s¨ª solo en resultados socio-pol¨ªticos. Otros territorios de Oriente Medio como Israel, Jordania o Turqu¨ªa tambi¨¦n hicieron frente a sequ¨ªas sin caer por ello en una guerra civil. Otros pa¨ªses, como Egipto y T¨²nez, no se enfrentaron a una sequ¨ªa comparable, pero a¨²n as¨ª fueron testigos de revueltas durante la Primavera ¨¢rabe.
Solo entre Israel y Siria se han producido acciones militares por el desarrollo de proyectos hidr¨¢ulicos
El cambio clim¨¢tico, como factor generador de estr¨¦s, transforma y dibuja los recientes acontecimientos de todos los pa¨ªses de Oriente Medio con los mismos tonos oscuros en lugar de dar una explicaci¨®n sobre los mismos. Un pa¨ªs como Libia, en gran medida urbanizado y dependiente del petr¨®leo; un mercado emergente como Turqu¨ªa; y un pa¨ªs industrializado de la OCDE, como Israel, estaban menos expuestos a los factores clim¨¢ticos que Siria, que tiene una tasa relativamente elevada de poblaci¨®n agr¨ªcola (40%). Egipto, por el contrario, tiene incluso un ¨ªndice de poblaci¨®n rural a¨²n mayor, pero ha estado menos expuesto que Siria ya que su agricultura depende por completo del regad¨ªo y no es de secano.
Esto no significa que la falta de agua y el cambio clim¨¢tico no sean un grave problema en Oriente Medio. La agricultura utiliza alrededor del 80% de los recursos h¨ªdricos, a menudo mediante pr¨¢cticas de riego poco eficaces. Adem¨¢s de por la sequ¨ªa, esta es la otra causa por la que las capas fre¨¢ticas de las cuencas de los r¨ªos Tigris y ?ufrates han descendido dr¨¢sticamente en la d¨¦cada de 2000. La sobreexplotaci¨®n de los recursos de agua subterr¨¢nea es un problema mucho m¨¢s preocupante a¨²n que cualquier pol¨¦mica ampliamente anunciada sobre el reparto del agua de los r¨ªos transfronterizos. En lugares como San¨¢ o Am¨¢n, puede poner en peligro el suministro de agua potable en zonas urbanas.
Los gobiernos de esta regi¨®n no han logrado abordar adecuadamente estos problemas, pero las explicaciones m¨¢s convincentes para las causas de los conflictos son la polarizaci¨®n socioecon¨®mica, la represi¨®n pol¨ªtica y la falta de oportunidades. El Asad y Al Bashir, los dictadores de Siria y Sud¨¢n respectivamente, han utilizado el discurso en torno a la guerra clim¨¢tica para eludir sus propias responsabilidades. Este hecho nos debe hacer reflexionar. No se debe permitir que se salgan con la suya.
Eckart Woertz es investigador s¨¦nior del Centro de asuntos internacionales de Barcelona (CIDOB) y autor de Oil for Food (Oxford, 2013).
Traducci¨®n de Virginia Solans.
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