Se ha cometido un crimen

Hay fotograf¨ªas temporales y fotograf¨ªas intemporales. Las segundas acaban en el fondo de la carpeta de gomas y de vez en cuando aparecen flotando, como el cad¨¢ver de un ahogado, en la superficie de tu memoria. He aqu¨ª una de car¨¢cter intemporal, pensada para obsesivos del orden. No es que cada gorra se encuentre en su sitio, es que se ha cosificado tambi¨¦n a las cabezas para que permanezcan inm¨®viles hasta nueva orden. Ah¨ª tienen, en una formaci¨®n impecable, a unos cuantos militares chinos al que un oficial intenta colocar de forma, si cabe, m¨¢s arm¨®nica. Para ello, se ha valido de un cordel que recuerda al utilizado por los alba?iles cuando levantan un muro.

Observen el mimo con el que toma entre sus manos uno de los ladrillos y ajusta su posici¨®n para que no desentone del conjunto. ?Qu¨¦ des¨®rdenes intestinos no guardar¨¢ ese Ej¨¦rcito para verse obligado a construir esa apariencia externa? El equilibrio nos gusta, estamos a favor de ¨¦l, somos gente de orden, que es lo que suele decirse, en fin. Pero llevado a sus ¨²ltimos extremos, el orden de cordel y plomada, podr¨ªamos decir, nos da un poco de miedo porque no sabemos lo que late bajo su amable rostro. Significa que esta foto, sin que se aprecie en ella ning¨²n elemento espeluznante, es la imagen del horror. Si los oficiales son capaces de tratar a los soldados de este modo en p¨²blico, qu¨¦ no ser¨¢n capaces de hacerles en privado. Y al rev¨¦s: si los soldados se dejan humillar de este modo al aire libre, qu¨¦ no se dejar¨¢n hacer en la intimidad del cuartel. Cuando huele demasiado a lej¨ªa, se ha cometido un crimen.