Podemos y el primer amor
Su secreto para mantener mi autoenga?o ha sido la ambig¨¹edad de sus propuestas. Podemos ha matizado su programa radical de las elecciones europeas
Cuando ten¨ªa nueve a?os me enamor¨¦ de mi profesora de ingl¨¦s. Qu¨¦ mujer. Era bonita, inteligente, me pon¨ªa buenas notas¡ Era mejor que Mam¨¢.
Todo primer amor es un acto de autoenga?o: nuestras ilusiones se superponen a la realidad, por obvia que ¨¦sta sea. Desechamos las evidencias para ver s¨®lo lo que deseamos ver. Y nos convencemos de que la otra persona siente lo mismo que nosotros. Yo, por supuesto, cre¨ªa que mi profesora estaba tan hechizada por m¨ª como yo por ella. Que so?aba conmigo y quer¨ªa que nos cas¨¢ramos (el sexo a¨²n no figuraba en mi lista de objetivos).
Hasta que un d¨ªa, en una fiesta del colegio, descubr¨ª su traici¨®n: la sorprend¨ª con su hija, una ni?a que ten¨ªa mi edad o m¨¢s. Mi profesora, la muy p¨¦rfida, le negaba a su peque?a un helado, la amenazaba con castigarla y le recordaba que, al volver a casa, tendr¨ªa que cenar.
Ese d¨ªa se me cay¨® la venda de los ojos: mi profesora no era una mujer especial, hecha para amarme, llena de virtudes. Era s¨®lo otra mam¨¢.
Tres d¨¦cadas despu¨¦s de mi profesora, me ha ocurrido lo mismo con Podemos. Durante meses, sucumb¨ª a la fascinaci¨®n de estos reci¨¦n llegados con ganas de cambiarlo todo. Quise pensar que se trataba de un movimiento diferente, un fen¨®meno que a¨²n no ten¨ªa nombre, una manera nueva de hacer pol¨ªtica.
Pero igual que mi profesora era solo otra mam¨¢, Podemos result¨® ser solo otro partido.
Su secreto para mantener mi autoenga?o ha sido la ambig¨¹edad de sus propuestas. Podemos ha matizado su programa radical de las elecciones europeas. Ha evitado concurrir con su marca a las elecciones municipales. Ha eludido definir su programa de las auton¨®micas hasta semanas antes de la votaci¨®n, cuando ya no queda tiempo de analizarlas. Se ha sacudido de encima a las voces inc¨®modas como Juan Carlos Monedero. Y, en general, ha tirado de esl¨®ganes que suenan muy bonito, pero no comprometen a nada.
A rebufo de todo ese cuidadoso marketing, sus ¨Cpocos¨C hechos los retratan.
Sus relaciones con Venezuela fueron chirriantes. El PP ser¨¢ insoportable en muchas cosas, pero resulta indecente acusarlo de no ser democr¨¢tico mientras se apoya ¨Cy se extienden facturas¨C a un Gobierno que encarcela opositores.
En el plano econ¨®mico, la decepci¨®n provino de su apoyo ¨Cdiscursos y abrazos incluidos¨C al partido griego Syriza, que, despu¨¦s de vociferar, amenazar y despotricar contra el capitalismo, ha llegado al poder para cambiar¡ nada. La ¨²nica transformaci¨®n econ¨®mica griega es el estilo de vestir de su ministro, y la ¨²nica novedad es que el pa¨ªs no sabe c¨®mo pagar¨¢ sus deudas.
Las contradicciones de Podemos no son mejores ni peores que las de los partidos tradicionales. De hecho, ni siquiera son nuevas. Las hemos visto numerosas veces: son las contradicciones de siempre de la extrema izquierda.
No es malo ser otra mam¨¢, como era mi profesora de ingl¨¦s. Es lo que son las mujeres reales, no las de fantas¨ªa infantil. Tampoco es malo ser otro partido de extrema izquierda, sobre todo cuando Izquierda Unida se esmera en suicidarse y autoaniquilarse a cada paso.
Lo grave es disfrazarse de otra cosa. Y Podemos, en su ambici¨®n por ganar votantes, pretende convencernos de que no es de izquierda ni de derecha, de que es esencialmente diferente a todos los otros partidos, y de que solo defiende el ¡°sentido com¨²n¡± (que es lo mismo que argumenta Mariano Rajoy, as¨ª que debe ser un sentido muy poco com¨²n). Precisamente, una de las caracter¨ªsticas m¨¢s desagradables de los viejos pol¨ªticos fue que sus esl¨®ganes de campa?a ocultaron la realidad. Llamaron ¡°desaceleraci¨®n¡± a la crisis y ¡°trama contra el PP¡± a su propia corrupci¨®n. Eso mismo es lo que Podemos est¨¢ haciendo: mentir para ganar elecciones. Tengo un buen concepto de mi vieja profesora de ingl¨¦s porque ella nunca fingi¨® nada. Siempre fue s¨®lo lo que era, aunque yo quisiera ver otra cosa. De Pablo Iglesias no puedo decir lo mismo.
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