?A qui¨¦n le importa ganar Eurovisi¨®n?
Todos quieren la victoria. Y no es una cuesti¨®n de n¨²meros. La euforia colectiva o el posicionamiento internacional, impagables
Si parti¨¦ramos de la premisa de que, en teor¨ªa, todo aquello que supone una inversi¨®n deber¨ªa de tener una repercusi¨®n que garantice ciertos beneficios m¨ªnimos, si no econ¨®micos, s¨ª, al menos, psicol¨®gicos, sociales, pol¨ªticos o de imagen, se podr¨ªa decir que el festival de Eurovisi¨®n es el ejemplo perfecto. Lo que le ha costado a RTVE la participaci¨®n en el concurso de la canci¨®n por excelencia (con permiso de San Remo) en el ¨²ltimo lustro oscila entre los 370.000 y los 420.000 euros por a?o. A cambio, el ente p¨²blico de la televisi¨®n espa?ola consigue movilizar a una cantidad de espectadores solo comparable con las retransmisiones de los grandes eventos deportivos. En la edici¨®n 2014, por quedarnos con la referencia m¨¢s pr¨®xima, Eurovisi¨®n consigui¨® atraer en Espa?a a 5 millones de espectadores, con una cuota de pantalla del 36%. ?Mucho o poco? Con estos datos, extra¨ªdos de Kantar Media, podr¨¢ sacar conclusiones: una de las series m¨¢s vistas, ?guila Roja, alcanza habitualmente un share del 13%; la entrega de los Goya 2014 lleg¨® al 29,4%; realities de gran tir¨®n popular rondan el 19%, y el ¨²ltimo partido Bayern Munich-Bar?a del mes de mayo registr¨® un 37%.
Los r¨¦cords se baten tambi¨¦n con las nuevas tecnolog¨ªas y Eurovisi¨®n 2014 fue el acontecimiento m¨¢s comentado en las redes sociales en la historia de Espa?a, como documenta aqu¨ª RTVE, propiciando m¨¢s de un mill¨®n de comentarios entre los tuiteros, facebookeros e internautas. "El retorno que tiene este ¨¦xito en redes sociales es pr¨¢cticamente imposible de medir. Por mucho que tiremos de datos, la acci¨®n de branding [construcci¨®n de marca] es inabarcable", apunta Alexandra Hern¨¢ndez, responsable de anal¨ªtica de una firma americana. ?Y se lo debemos todo a la pasi¨®n por el pop?
Cada uno puede promocionar su marca nacional, sus productos y su pa¨ªs como destino tur¨ªstico y cultural" (Federico Llano, de la delegaci¨®n espa?ola de Eurovisi¨®n)
Desde el primer festival en 1956 hasta ahora, se ha revelado que Eurovisi¨®n es algo m¨¢s que un mero espect¨¢culo de entretenimiento musical. ¡°Hay muy pocos eventos al a?o, aparte de los deportivos, en los que realmente nos encontremos todos los europeos para crear Europa en un ambiente festivo, de buena convivencia y fraternidad. Y esto es lo que es Eurovisi¨®n¡±, comenta Federico Llano, jefe de la delegaci¨®n espa?ola en el festival desde el a?o 2002. Esta atm¨®sfera de camarader¨ªa propicia, entre otras cosas, que en los d¨ªas previos a la gran final, en el espacio f¨ªsico denominado Eurovision Village, ubicado en una plaza de la ciudad anfitriona, se instale una especie de feria donde cada naci¨®n participante exhibe sus tesoros t¨ªpicos y propuestas de ocio, cultura, patrimonio, etc. ¡°De esta forma, cada uno puede promocionar su marca nacional, sus productos y su pa¨ªs como destino tur¨ªstico y cultural. Cuando las instituciones de tantos pa¨ªses deciden participar en esta actividad paralela y tener su stand como en otro tipo de feria, ser¨¢ porque lo ven atractivo y rentable. Por otro lado, para el pa¨ªs y la ciudad que acogen [este a?o, le toca a Austria] es una gran ocasi¨®n. Es una inversi¨®n con la que se potencia su imagen en el resto de Europa, como ocurre cuando se organizan otro tipo de actos internacionales, como el hecho de ser Capital Europea de la Cultura¡±, explica Federico Llano.
5 'eurocuestiones' clave
1. Eurovisi¨®n nace en 1956, como idea de la Uni¨®n Europea de Radiodifusi¨®n (UER), que, en la Europa de posguerra, quiso organizar un festival de la canci¨®n internacional para retransmitirlo simult¨¢neamente en todos sus pa¨ªses miembros. Desde entonces hasta ahora, en estos 60 a?os, el concepto b¨¢sico es el mismo: las televisiones de cada pa¨ªs miembro activo de la UER que quiere participar env¨ªan a un representante con una canci¨®n. Cada uno realiza su actuaci¨®n y, al final de la competici¨®n, cada delegaci¨®n nacional vota a las dem¨¢s y punt¨²a del 0 al 12, sin poder votarse a s¨ª mismos.
2. En 2008 se establece de forma definitiva el actual sistema de dos semifinales y una final. ?Motivos? Con las incorporaciones de pa¨ªses nuevos a la UER, como todos los que surgieron tras la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, hubo que hacer una primera criba para llegar a la gala final con algo m¨¢s de una veintena de participantes, y no con los 40 totales que compiten este a?o, por ejemplo.
3. A la final acceden directamente cinco miembros de la UER conocidos como el grupo de los Big 5: Francia, Italia, Alemania, Espa?a y Reino Unido. ?La raz¨®n? Son los que m¨¢s aportan econ¨®micamente a la UER y esto les da derecho a un puesto finalista.
4. Espa?a ha ganado dos veces el festival. En 1968 (con?La, la, l¨¢, de Massiel) y en 1969 (con Vivo cantando, de Salom¨¦)
5. 'Guaoyomin¨ª' no es un pa¨ªs, sino la pronunciaci¨®n de las palabras 'Reino Unido' en franc¨¦s.
El esp¨ªritu de diversi¨®n y buenrollismo es la esencia de Eurovisi¨®n, y lo que lo convierte, adem¨¢s, en un evento amado por muchos. Pero, a veces, surgen chispas durante la competici¨®n que llegan a provocar controversias hist¨®ricas, como aquella vez en que el reconocido comentarista de la BBC Terry Wogan anunci¨® que ya no retransmitir¨ªa m¨¢s el festival, por dudar del rigor en los procesos de la gala, achac¨¢ndolo a cuestiones pol¨ªticas. ¡°L¨®gicamente, como cuando hay un evento deportivo, cada uno apoya a su equipo, o al m¨¢s pr¨®ximo en caso de que su equipo ya no est¨¦ clasificado¡±, apunta el propio Llano, coordinador de la delegaci¨®n espa?ola.
Sin embargo, seg¨²n los resultados del estudio que realizaron Gianluca Baio y Marta Bangliardo, expertos en estad¨ªstica de la University College London, conseguir m¨¢s puntos en Eurovisi¨®n no depende del favoritismo pol¨ªtico, sino de una inclinaci¨®n natural del ser humano. En su idea inicial de analizar si en el festival exist¨ªan sesgos negativos o positivos en las votaciones desde el a?o 1998 hasta 2012, vieron que no hab¨ªa votos de castigo, pero s¨ª se produc¨ªa cierta tendencia a beneficiar a aquellos que por cuestiones culturales, geogr¨¢ficas e hist¨®ricas resultaban m¨¢s cercanos. Y que incluso el factor migraci¨®n influ¨ªa. De hecho, esta ¨²ltima raz¨®n ser¨ªa la que explicar¨ªa por qu¨¦ Turqu¨ªa (antes de abandonar el concurso en 2013) recib¨ªa muchas votaciones de residentes alemanes. ¡°Turqu¨ªa parece que suele ser favorecida por Alemania, posiblemente por el gran n¨²mero de inmigrantes turcos que viven en aquel pa¨ªs y que potencialmente dan su televoto¡±, dice el estudio. El televoto, por cierto, fue un sistema que se implant¨® en 1998. La investigaci¨®n indica tambi¨¦n que, por ejemplo, Suecia es claramente apoyada por aquellos con los que tiene afinidad geogr¨¢fica y cultural (Noruega, Dinamarca y Finlandia); algo similar a lo que ocurre con Grecia, que recibe mejores puntuaciones de Chipre y Albania. Pero Gianluca Baio, el coautor del estudio, es tajante y prudente al mismo tiempo: ¡°No creo que podamos excluir del todo el impacto de las relaciones pol¨ªticas en Eurovisi¨®n, pero s¨ª afirmar que esto no es lo que determina el resultado final".
?El nuevo campo de batalla?
Como en todo concurso, la acci¨®n b¨¢sica es competir y el objetivo, ganar. Para Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez Dols, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Social de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, la gran competici¨®n musical por excelencia entre las naciones europeas es un invento para rivalizar entre unos y otros. ¡°El concepto naci¨®n genera solidaridad ¡®dentro¡¯ y ego¨ªsmo ¡®fuera¡¯ y se convierte en una camiseta casi perfecta para jugar al ¡®nosotros¡¯ contra ¡®ellos¡¯. Durante mucho tiempo, en Europa este juego consist¨ªa, b¨¢sicamente, en matarse unos a otros detr¨¢s de una bandera. Luego, se cre¨® una versi¨®n m¨¢s popular con suced¨¢neos menos crueles para aliviar el ardor nacional sin necesidad de recurrir a los ca?ones. El m¨¢s evidente es el deporte que, en sus or¨ªgenes, no era m¨¢s que un entrenamiento para la guerra, y otro de ellos fue el festival de Eurovisi¨®n¡±, dice el experto.
Lo realmente llamativo es que en este panorama liviano de patriotismo o nacionalidad, como se?ala el catedr¨¢tico Fern¨¢ndez Dols, los triunfos o derrotas en espect¨¢culos aparentemente superficiales en los que no nos jugamos m¨¢s que el orgullo, como un concurso de canciones o un campeonato deportivo, podr¨ªan llegar a alterar la situaci¨®n emocional de la poblaci¨®n de un pa¨ªs, aunque sea en peque?as dosis. ¡°Un triunfo puntual, por ejemplo, la victoria en un mundial de f¨²tbol, genera cambios espectaculares en la sociedad, pero muy localizados en el tiempo; es lo que yo llamo un cambio de atm¨®sfera. A veces uno de esos triunfos puntuales tiene alguna consecuencia importante, aunque los efectos positivos (o negativos en caso de derrota) se suelen apagar r¨¢pidamente¡±, matiza. A¨²n as¨ª, una serie continuada de ¨¦xitos o un proceso prolongado en el tiempo de fracasos, son capaces de generar un cambio m¨¢s llamativo y duradero en el estado an¨ªmico de los ciudadanos. ¡°Una historia de triunfos repetida en el tiempo s¨ª genera adhesiones entre la poblaci¨®n, sea en nombre de la naci¨®n o de cualquier otra ¡®camiseta¡¯ con la que competimos. Primero, porque los enemigos externos unen mucho; y segundo, porque es muy humano querer subirse al carro del ganador¡±, explica el catedr¨¢tico. Una de esas ocasiones que dej¨® huella en la historia respecto a lo que dice Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez, fue la famosa final del mundial de Rugby de 1995 en Sud¨¢frica, aunque el profesor repite y aclara: ¡°El clima de una sociedad no depende de una victoria o derrota puntual sino de una larga y consistente historia de victorias o derrotas. El hecho de ganar aquel campeonato no fue lo que dio una mayor cohesi¨®n nacional e interracial a Sud¨¢frica, eso fue cosa de la extraordinaria altura pol¨ªtica y moral de Mandela y otros dirigentes como ¨¦l¡±.
Esta noche, Edurne, la representante de Espa?a en Eurovisi¨®n 2015, podr¨ªa romper la racha espa?ola de puestos mediocres en la clasificaci¨®n final para, a partir de ahora, seguir la estela de las influencias positivas de un triunfo. Tur¨ªsticamente, ser¨¢ un acicate. Y aunque todos los pa¨ªses ganadores denuncian, a?o tras a?o, que no resulta rentable su organizaci¨®n, nadie quiere renunciar a intentarlo, porque la exposici¨®n medi¨¢tica y el sentimiento de apoyo de pa¨ªses cercanos y estrat¨¦gico resulta impagable. Como sellar la bandera de la victoria...
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