Mamasu, la enfermera que sobrevivi¨® al ¨¦bola
Segunda entrega del diario de una cooperante biotecn¨®loga en una unidad de diagn¨®stico de la enfermedad en Sierra Leona
El centro de tratamiento de ¨¦bola de Makeni es un lugar as¨¦ptico donde el olor a cloro y a lej¨ªa impregna todas las esquinas. En este centro, profesionales locales e internacionales trabajan juntos, codo con codo, para luchar contra la peor epidemia de ¨¦bola de la historia, que ha afectado de manera especialmente tr¨¢gica a esta regi¨®n de Sierra Leona.
Este centro es un gran campamento en el que, entre tienda y tienda, se han vivido horrores indescriptibles. Por ejemplo, una de mis compa?eras ¡ªuna doctora que lleva en este centro desde enero¡ª me contaba que se fue acostumbrando a presenciar diariamente muertes crueles y grotescas. Sin embargo, hubo un d¨ªa en que le cost¨® especialmente conciliar el sue?o. Ese d¨ªa, en la carpa donde descansaban infectados positivos de ¨¦bola, se encontr¨® a uno de los pacientes de 16 a?os del que todos pensaban que ya estaba recuper¨¢ndose. Estaba all¨ª, en medio de la sala, sangrando por los ojos y la boca y gritando lleno de rabia, dolor y, al mismo tiempo, aceptaci¨®n. El drama de este terrible brote epid¨¦mico no es solo el alto n¨²mero de pacientes infectados, sino tambi¨¦n lo tr¨¢gica y cruel que es la muerte y, por ende, lo traum¨¢tico que es para los familiares presenciar algo as¨ª.
A pesar de que en este centro de tratamiento de ¨¦bola se han vivido muchos horrores, sin embargo, se respira un ambiente de tranquilidad, calma e incluso alegr¨ªa. Cada d¨ªa, en la entrada, los guardias de seguridad nos saludan efusivamente. Luego, los j¨®venes que nos roc¨ªan con cloro los zapatos nos preguntan si hemos dormido bien y los enfermeros nos miden la temperatura a la vez que nos desean que tengamos un buen d¨ªa de trabajo. No permiten la entrada de nadie con m¨¢s de 38 grados de temperatura como medida de seguridad, dado que uno de los primeros s¨ªntomas de ¨¦bola es tener fiebre alta. Por los pasillos, entre tienda y tienda, todos los trabajadores son muy agradables y siempre te saludan con una gran sonrisa. ?No es un verdadero placer trabajar as¨ª? ?Os hab¨¦is preguntado cu¨¢ntos os saludan a vosotros en vuestra oficina o cuando camin¨¢is por un hospital?
Nunca cre¨ª que pudiera presenciar tanta alegr¨ªa en un hospital para pacientes con ¨¦bola. Tras tres semanas luchando entre la vida y la muerte, Mamasu, una enfermera de 30 a?os, consigui¨® vencer al letal virus y fue dada de alta en medio de una gran celebraci¨®n y algarab¨ªa. Mamasu, al igual que el resto de personal m¨¦dico, era consciente de que trabajar en el hospital tiene un riesgo muy alto. Desde que comenz¨® esta epidemia, m¨¢s de 500 sanitarios han perdido la vida infectados por ¨¦bola.
Mamasu es oficialmente una superviviente m¨¢s del ¨¦bola y aqu¨ª es considerada como una hero¨ªna. Todos los trabajadores del centro fuimos llamados para celebrarlo y la esperamos en la puerta de la Red Zone (zona roja), donde s¨®lo se puede entrar con el traje completo de protecci¨®n personal. Los trabajadores sierraleoneses, muchos de ellos compa?eros y amigos de Mamasu desde los a?os de universidad, estaban especialmente ilusionados y empezaron a cantar y a tocar instrumentos t¨ªpicos africanos. Cuando Mamasu por fin sali¨®, los cantos y gritos inundaron todo el centro. Jam¨¢s hab¨ªa imaginado ver tanta energ¨ªa y felicidad en una persona que llevaba convaleciente tres semanas. Mamasu lleg¨® a estar muy grave y los m¨¦dicos pensaron que no sobrevivir¨ªa. Sin embargo, su cuerpo sigui¨® luchando y el d¨ªa que recibi¨® el alta irradiaba alegr¨ªa a la vez que bailaba, gritaba y cantaba con todos sus compa?eros y amigos.
Una de las primeras cosas que hizo al salir de la zona roja fue dejar una huella de pintura hecha con su mano en la pared de los supervivientes mientras lloraba de felicidad. Despu¨¦s, la fiesta se traslad¨® a una explanada, donde con rudimentarios instrumentos pusieron m¨²sica de varios cantantes locales y todos bailamos junto a ella. Mi canci¨®n favorita es una que han compuesto recientemente y que tiene como objetivo concienciar a la poblaci¨®n sobre la epidemia de ¨¦bola. La canci¨®n dice as¨ª: "?bola est¨¢ por la ciudad, no toques a tu amigo, no beses, es peligroso".
Tras una hora bailando y cantando a 38 grados bajo el abrasador sol, la normalidad retorna poco a poco al centro. Nuevos pacientes sospechosos de padecer ¨¦bola llegan al centro, hay que rociar con lej¨ªa todos los trajes de protecci¨®n y diagnosticar si sufren o no del letal virus con la mayor rapidez posible. Todos volvimos a nuestros ajetreados trabajos, pero la sonrisa y felicidad sigui¨® presente en el ambiente por muchas horas.
Raquel Medialdea Carrera es una biotecn¨®loga asturiana haciendo el doctorado en la Universidad de Liverpool y colaborando en el Centro de Tratamiento de ¨¦bola de Makeni (Sierra Leona) en la Unidad de Diagnosis para International Medical Corps (IMC)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.