Robots con instinto animal, el nuevo hito de la inteligencia artificial
Expertos de Francia y EEUU dise?an robots capaces de adaptarse tras una amputaci¨®n o una aver¨ªa
La ficci¨®n nos tiene mal acostumbrados con robots r¨¢pidos, letales, indestructibles, capaces de cobrar conciencia de s¨ª mismos y esclavizar sus creadores. Pero la realidad de la inteligencia artificial es mucho m¨¢s pedestre y, quiz¨¢s, m¨¢s interesante para entender nuestro cerebro. Una de las mayores limitaciones a la hora de crear un robot con mente humana es la capacidad para planear. Es algo que ha permitido a los humanos conquistar buena parte de sus logros como especie y que tambi¨¦n hacen muchos otros seres vivos, incluidos los microbios en busca de alimento. Al contrario que ellos, cualquier robot del mundo, por inteligente que sea, es incapaz de prever algo inesperado que previamente no haya sido programado en su disco duro. En el mundo real, Terminator, un replicante de Blade Runner o el cerebro cibern¨¦tico de Matrix se quedar¨ªan paralizados ante una simple aver¨ªa inesperada.
Por todo esto es importante el trabajo que un equipo de investigadores en inteligencia artificial de Francia y EE UU acaba de realizar. Se basa en un ¡°algoritmo evolutivo¡±, dicen, que permite seleccionar la mejor estrategia en base a experiencias almacenadas previamente. Cuando a estos robots se les arranca una pata o se les da?a una de sus articulaciones hasta dejarlos inservibles, ese algoritmo repasa las mejores opciones disponibles y consigue, en menos de dos minutos, que el robot se adapte y siga realizando la tarea para la que fue dise?ado (ver v¨ªdeo). En puridad, dicen sus creadores, son los primeros robots con algo parecido al instinto animal.
Los investigadores presentan en Nature dos de estos robots. Uno es una especie de cangrejo con seis patas que se repone de cinco tipos de aver¨ªas en menos de dos minutos y es capaz de seguir su camino a saltos a pesar de perder una pata. El otro es un sencillo brazo rob¨®tico capaz de seguir encestando una pelota a pesar de sufrir 14 fallos diferentes.
Antes de la aver¨ªa, los robots hab¨ªan almacenado en su cerebro inform¨¢tico miles de movimientos posibles que les permit¨ªa su cuerpo y el terreno por el que se mov¨ªan, el equivalente limitado a la concepci¨®n del mundo que tenemos los humanos y otros animales. Una vez da?ados, el algoritmo selecciona solo los movimientos que tienen sentido en ese momento y, tras un proceso de prueba y error que en algunos casos no llegaba a un minuto, los robots adaptaban sus movimientos para seguir funcionando. Los responsables del estudio se?alan que, aunque el nivel de complejidad de estas mentes rob¨®ticas es infinitamente inferior al de cualquier animal, el fundamento que usa para valorar la situaci¨®n y adaptarse es similar. Este tipo de inteligencias artificiales muy b¨¢sicas podr¨ªan ayudar al dise?o de robots capaces de sobrevivir a aver¨ªas tras cat¨¢strofes nucleares y mejorar los algoritmos que gobiernan los coches sin conductor, apuntan los autores.
Vida real
El trabajo ha sido posible gracias a la sencillez de los robots y del limitado n¨²mero de opciones posibles que deb¨ªan sopesar. De hecho, sus creadores no saben a¨²n si este tipo de aprendizaje podr¨¢ ser escalable en m¨¢quinas m¨¢s complejas. Ni hablar siquiera de un remedo del cerebro de un humano o cualquier otro animal, cuyos enc¨¦falos funcionan con ¡°algoritmos¡± logrados durante millones de a?os de evoluci¨®n darwiniana, como apunta en Nature Christoph Adami la Universidad Estatal de Michigan. ¡°Quiz¨¢s sea el momento¡±, escribe en un comentario independiente sobre el estudio, ¡°de abandonar la idea de que podemos dise?ar cerebros y en su lugar poner nuestras esperanzas en el potencial de estos algoritmos evolutivos y adaptativos¡±.
Este trabajo destaca dentro de un campo ¡°en pleno auge¡± conocido como ¡°deep learning¡±, aprendizaje profundo en ingl¨¦s, explica Carlos Balaguer, director del RoboticsLab de la Universidad Carlos III de Madrid. ¡°Es una tecnolog¨ªa capaz de dotar a un robot de imaginaci¨®n¡±, se?ala. ¡°Se basa en explotar una gran cantidad de informaci¨®n y permite al robot aprender una tarea nueva para la que no hab¨ªa sido programado¡±, detalla. En su opini¨®n, "lo m¨¢s interesante del estudio es el problema que plantea", pues es un objetivo de muchos otros grupos conseguir mentes artificiales que sepan aprender por s¨ª mismas y adaptarse. Todo eso permitir¨ªa dar un paso m¨¢s en la tendencia ya consolidada de sacar a los robots de las f¨¢bricas y meterlos de lleno en el impredecible mundo de la vida real.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.