Grumo
Los mismos cad¨¢veres cuyos descendientes llevan muchos a?os intentando recuperar en una agotadora carrera de obst¨¢culos, frente la constante hostilidad de unos poderes p¨²blicos que deber¨ªan estar a su servicio
De todas las historias de la historia, sin duda la m¨¢s triste es la de Espa?a, porque termina mal. La semana pasada, Felipe VI y Letizia inauguraron, con la alcaldesa de Par¨ªs, el Jard¨ªn de los Combatientes de La Nueve, la compa?¨ªa de la Segunda Divisi¨®n Blindada del Ej¨¦rcito franc¨¦s que liber¨® Par¨ªs durante la II?Guerra Mundial. La Nueve ha pasado a la Historia con ese nombre porque 146 de sus 160 miembros eran espa?oles. Concretamente, rojos espa?oles, soldados del Ej¨¦rcito Popular republicano que se exiliaron tras la victoria de Franco en la Guerra Civil. M¨¢s concretamente todav¨ªa, compa?eros de los m¨¢s de 100.000 republicanos espa?oles que siguen enterrados en las cunetas donde los tiraron sus asesinos, despu¨¦s de matarlos sin juicio, sin defensa ni garant¨ªa alguna y, conviene recordarlo, en tiempo de paz. Los mismos cad¨¢veres cuyos descendientes llevan muchos a?os intentando recuperar en una agotadora carrera de obst¨¢culos, frente a la constante hostilidad de unos poderes p¨²blicos que deber¨ªan estar a su servicio. En Francia, unos son h¨¦roes. En Espa?a, otros son carro?a. La satisfacci¨®n que los descendientes de los primeros hayan llegado a experimentar tras el homenaje celebrado en Par¨ªs hace unos d¨ªas nunca compensar¨¢ la amargura negra, espesa y pestilente del grumo que esas mismas im¨¢genes ha posado en las gargantas de los descendientes de centenares de miles de sus compa?eros, que tienen derecho a sentirse espa?oles de segunda clase por el sistem¨¢tico maltrato que reciben del Estado a cuyo sostenimiento contribuyen con sus impuestos. Como pronostic¨® Jaime Gil de Biedma en unos versos memorables, la historia de Espa?a es la m¨¢s triste de la historia, porque sigue acabando mal. ?Hasta cu¨¢ndo?
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