Pxxr Gvng, el rap de la calle perrea
Pxxr Gvng se han convertido en el fen¨®meno del a?o. Amados y atacados a partes iguales, dinamitan los c¨¢nones del rap haciendo de Internet el arma definitiva. Ultiman su asalto al sistema con un debut en una multinacional y act¨²an hoy en Mulafest
Es s¨¢bado por la tarde en Malasa?a, pero en esta calle no destacan las barbas perfectas ni las camisas de le?ador. En su lugar, unos cincuenta adolescentes esperan a la puerta de una tienda de gorras la llegada del Pxxr Gvng -l¨¦ase Poor Gang-, el colectivo creado en Barcelona por Yung Beef, D. Gomez, Khaled y Steve Lean. Estos cuatro chicos con edades comprendidas entre los 19 y los 25 a?os son el fen¨®meno m¨¢s importante del rap espa?ol de la ¨²ltima d¨¦cada. Un ¨¦xito creciente forjado a trav¨¦s de reproducciones en YouTube y comentarios en foros que ejemplifica un cambio de paradigma que va m¨¢s all¨¢ de lo musical.
Si sus fans les esperan all¨ª no es por elecci¨®n propia; son menores de edad, y la ley les impide acceder a la sala en la que el grupo actuar¨¢ por primera vez en Madrid esa misma noche. Varios de ellos responden a la est¨¦tica swagger, resultado de la colisi¨®n entre el look del hip hop contempor¨¢neo y los ritmos sudorosos del reggaet¨®n y el dembow caribe?os. La calle se convierte en improvisado punto de encuentro, para sorpresa de unos transe¨²ntes que miran con curiosidad. El ambiente recuerda a una plaza de barrio, litronas y marihuana incluidas, y se hace complicado distinguir a la estrella del admirador. Tanto unos como otros han crecido escuchando trap -el subg¨¦nero del rap que se caracteriza por ritmos m¨¢s agresivos y bailabes- a la vez que reggaet¨®n o electro latino.
Pero confraternizar no es la ¨²nica finalidad de la cita: tambi¨¦n se vende merchandising del grupo, camisetas y sudaderas que toman prestado el dise?o de las Nike Roshe que muchos de los fans llevan en sus pies. La ropa es el ¨²nico producto del grupo a la venta. S¨ª, en ese momento no tienen disco, ni single. Ni siquiera temas para descarga de pago. Eso, por supuesto, no quiere decir que su m¨²sica no est¨¦ disponible. Sumando sus v¨ªdeos y audios en Youtube y Soundcloud, tienen canciones para llevar m¨¢s de cuatro discos publicados.
CALLE + INTERNET = BOOM
M¨¢s que ning¨²n otro fen¨®meno musical surgido en Espa?a en los ¨²ltimos a?os, en Pxxr Gvng confluyen influencias y est¨¦ticas diversas que solo han sido posibles una vez que la informaci¨®n ha sido accesible para mayores sectores de poblaci¨®n. Su m¨²sica y estilo es el resultado salvaje de poner a la misma altura el trap de Atlanta, el marquismo, los gifs animados, Tumblr y la vida en las zonas m¨¢s desfavorecidas de cualquier ciudad del pa¨ªs. Ricard Robles, codirector de festival S¨®nar, los descubri¨® en la pasada edici¨®n del BAM, en las fiestas de La Merc¨¨, y no dud¨® en incorporarlos a su cartel. ¡°Se me revelaron como algo importante, no solo musicalmente sino a nivel social¡±, recuerda. ¡°La suya es una nueva manera de entender el hip hop y su encuentro con unas influencias musicales que vienen de la calle, que no est¨¢n marcadas por la industria¡±.
Al igual que su personalidad, su manera de darse a conocer hay que buscarla en Internet. Han llegado a su p¨²blico de la manera m¨¢s natural posible en 2015, a trav¨¦s de Youtube. Lo corrobora Enric Palau, compa?ero de Robles en la direcci¨®n de S¨®nar. ¡°Yo he estado con ellos en el estudio¡±, cuenta, ¡°y el nuevo aparato codiciado que hab¨ªa aparecido en ese d¨ªa no era un filtro ni un programa de edici¨®n de sonido, era una c¨¢mara de v¨ªdeo. S¨¦ que empezaron ese d¨ªa un tema y a las 3 de la ma?ana ya estaba subido el videoclip en YouTube¡±. Esta vertiginosa cadena de montaje ha obtenido sus frutos, con v¨ªdeos que superan el medio mill¨®n de reproducciones.
EL NUEVO RAP
¡°Yo prefiero hacer una fiesta que dar un discurso¡±
Repartidos en el sal¨®n de un apartamento, los Pxxr Gvng demuestran esa accesibilidad propia de la gente que ha crecido en la calle. Mientras fuman marihuana y hach¨ªs suenan varios temas nuevos, algunos de los cuales podr¨ªan acabar en su primer disco f¨ªsico. Lo publicar¨¢ Sony, pero las negociaciones no han sido f¨¢ciles. ¡°En realidad odiamos a las multinacionales. El disco te lo piden en muchos festivales, pero al d¨ªa siguiente seguiremos sacando cosas¡±, cuenta Yung Beef, Fernando de nombre real. Puede parecer una bravuconada, pero su actitud desafiante se confirma horas despu¨¦s. Entre los audiovisuales que acompa?an a su concierto lanzan mensajes contra iconos del rap como Wu-Tang Clan, revistas como Vice o, glups, su flamante discogr¨¢fica.
Por mucho que les resbale, su fichaje por una multinacional evidencia el cambio que est¨¢n viviendo unos chicos que hasta hace poco se buscaban la vida de cualquier manera. Yung Beef es de Granada, donde viv¨ªa con su madre (¡°trabaja en bares, en lo que puede¡±) y formaba parte de Kefta Boyz. En ese colectivo coincidi¨® con Khaled, de or¨ªgenes marroqu¨ªes. ¡°All¨ª no hab¨ªa trabajo para ninguno¡±, explica. ¡°Estabas en la calle todo el d¨ªa y te dec¨ªa tu madre, ¡°?ni?o, qu¨¦?¡±. ?Y t¨² qu¨¦ ibas a hacer, pedirle cinco euros otra vez?¡±. Decidieron irse a Barcelona, donde conocieron a Steve Lean, un t¨ªmido beatmaker que maneja los c¨®digos del trap con tanta soltura que ya forma parte de 808 Mafia, el equipo de producci¨®n creado en Atlanta por el padrino de ese sonido, Lex Luger. Poco despu¨¦s se incorpor¨® el madrile?o D. G¨®mez, parte del colectivo de Orcasitas Corredores del Bloque, al que conocieron a trav¨¦s de la red. En su p¨®mulo luce un tatuaje que muestra la marca de un beso de mujer, un gui?o chulesco que enlaza con la tem¨¢tica altamente sexual de su proyecto paralelo, La mafia del amor.
Una vez formado Pxxr Gvng se propusieron intentarlo en serio con la m¨²sica con la convicci¨®n de que pod¨ªan conseguirlo. ¡°Viendo lo que se estaba haciendo en Espa?a, sab¨ªamos que nosotros ¨¦ramos otra cosa¡±, suelta Fernando. ¡°Lo que no esper¨¢bamos es que fuese tan r¨¢pido¡±, explica D. G¨®mez, ¡°pero c¨®mo no ¨ªbamos a conseguirlo, si este chaval sabe m¨¢s que todos los que dicen que saben juntos¡±. Se refiere a Yung Beef, que concentra gran parte del carisma del grupo. Adem¨¢s del mayor (acaba de cumplir 25), tambi¨¦n es el que maneja referencias m¨¢s amplias: es capaz de hablarle a sus colegas del sello electr¨®nico PC Music o de sus dise?adores de moda favoritos. Su ambici¨®n tambi¨¦n es similar: ¡°A m¨ª cantar en realidad me suda la polla¡±, cuenta. ¡°Mi trabajo ideal ser¨ªa tener una empresa y mover a raperos¡±. De lejos, el tatuaje que luce bajo un ojo parece propio de todo un gansta, pero es algo mucho menos intimidante: el s¨ªmbolo del coraz¨®n de la era Internet, <3. Mientras hablamos, llega un amigo del grupo con muestras de tela para utilizar en futuras piezas de merchandising. ¡°Sabe investigar lo que le gusta a la gente moderna¡±, cuenta mientras Yung Beef, las estudia y escoge su favorita.
A nuestra conversaci¨®n se suma varias veces Sevi, su manager. Veterano de la escena barcelonesa, en 2006 cre¨® su propia agencia, Middle Ground. Uno de sus colaboradores, el realizador de v¨ªdeo Kokos, le puso en la pista sobre Pxxr Gvng. ¡°Me cal¨® gente tan real¡±, explica. ¡°Trabajo en la m¨²sica desde hace 12 a?os y nunca hab¨ªa conocido a alguien as¨ª. Para m¨ª, desde el punk no ha habido nada tan sincero¡±. Les cedi¨® un estudio en su oficina, donde ahora pasan gran parte del d¨ªa. ¡°Pueden entrar a las once de la ma?ana e irse a las 4. Su ritmo de trabajo es incre¨ªble¡±, a?ade. A trav¨¦s de ¨¦l unos v¨ªdeos del grupo llegaron a C¨¦sar Lores, A&R de Sony y uno de los principales impulsores de su fichaje por el sello. ¡°He visto muchas cosas en mi vida, y esto me pareci¨® s¨²per fresco¡±, recuerda. La especial naturaleza del grupo ha propiciado una situaci¨®n poco habitual en el negocio discogr¨¢fico: que el sello se adapte al artista, y no al rev¨¦s. ¡°Esta gente igual no vende un disco, pero va a dar un carpetazo a todo el hip hop en espa?ol. Tenemos que aceptar que nos van a descubrir muchas cosas¡±, explica Lores, quien apunta a sus versos como principal v¨ªa de conexi¨®n. ¡°Esas letras me llamaron la atenci¨®n. Cuentan cosas que la gente quiere escuchar¡±.
Esas cosas pueden ser la vida en el barrio (¡°Los pobres nacen con na' pero tambi¨¦n sin miedo / pienso pegarme pero antes seguro que muero¡±), sexo (¡°ella me mira / me dice que estoy heavy / mami lo que estoy es ready¡±) o vivir de fiesta sin pensar en el ma?ana (¡°la cuenta al d¨ªa, puta, a nadie le debo / y el dinero me lo fumo, me lo bebo¡±). En foros circula desde hace tiempo un peque?o glosario de los t¨¦rminos usados por Pxxr Gvng, con entradas como flush (dinero), goler (esnifar) o josear, derivado de hustle, ganar dinero de la manera que sea, legal o ilegal.
HATERS GONNA HATE
"A los chavales les han enga?ado, les han dicho que si te gusta el rap no te puede gustar el reggaet¨®n"
¡°Pxxr Gvng es puta basura y NO ES RAP, es sida auditivo¡± o ¡°Acabo de escuchar a Pxxr Gvng¡ s¨ª ya he acabado de vomitar¡± son solo algunos de los comentarios negativos que se pueden leer en redes sociales y foros, pero los hay por cientos, muchos de ellos en su canal de YouTube o en foros como forocoches. Muchos no tragan con un estilo que prima el hedonismo sobre el rigor en la rima, que se abre a ritmos m¨¢s bailables y que no tiene miedo a hablar de sexo o incluso -pecado mortal- de amor. ¡°Casi todos los raperos de la vieja escuela nos entienden. Es la gente que escucha a la vieja escuela a la que no le gustamos¡±, aclara Yung Beef, pero lo cierto es que son conscientes de que este rechazo tambi¨¦n juega a su favor. ¡°Si le gusta a todo el mundo algo falla. Y m¨¢s aqu¨ª, en Espa?a¡±, sentencia Khaled. ¡°El problema es que la gente que hac¨ªa rap no era del barrio¡±, explica D. G¨®mez.
DJ 2D2, uno de los nombres de referencia de la escena musical de Barcelona, ha seguido de cerca la evoluci¨®n del grupo, colaborando con ellos en la Trap House. Es el nombre de la fiesta que celebran espor¨¢dicamente en la sala Razzmatazz y por la que tambi¨¦n ha pasado el DJ y dise?ador de moda Roberto Piqueras, autor de uno de sus v¨ªdeos. Desde su perspectiva resta importancia a estos ataques. ¡°Son una revoluci¨®n en muchos aspectos¡±, explica, ¡°y cuando no se aceptan las cosas la primera reacci¨®n suele ser negarlas. Pero toda la negatividad que generan es una muestra clara del poder de generar opini¨®n que tienen¡±.
Menci¨®n aparte merece su querencia por facturar temas de reggaet¨®n con melod¨ªas azucaradas en su vertiente de La mafia del amor. Aqu¨ª hablamos de un tema distinto. ?Por qu¨¦ provoca rechazo en gran parte del p¨²blico espa?ol? Yung Beef lo tiene claro: ¡°Racismo. Los ¨²nicos pa¨ªses que tienen prejuicios contra el reggaet¨®n son los pa¨ªses en los que se hace¡±. Ellos no hacen distinci¨®n entre g¨¦neros. Khaled imita un riddim t¨ªpico: ¡°Ta-ta-tan-tan: ese ritmo le gusta a todo el mundo. A los chavales les han enga?ado, les han dicho que si te gusta el rap no te puede gustar el reggaet¨®n¡±. Yung Beef le secunda: ¡°no se puede ser rapero de verdad si nunca has perreado¡±. Esa actitud se traduce en unos directos en los que la diversi¨®n es m¨¢s importante que la t¨¦cnica con el micro. ¡°Yo prefiero hacer una fiesta que dar un discurso¡±, sentencia Yung Beef.
Lo que se ve esa noche no se parece nada a un mitin. M¨¢s que un concierto estamos en una celebraci¨®n en la que cualquiera puede acabar sobre el escenario. La bebida se queda fuera de la sala, en una cola que se aprovecha para hacer botell¨®n, mientras que en el interior predomina el humo de marihuana. En el escenario utilizan muchas m¨¢s pistas de voz pregrabadas de lo que admitir¨ªa cualquier rapero old school, lo que permite que el micro circule y que los amigos puedan vivir su momento de gloria. En t¨¦rminos estrictamente t¨¦cnicos su directo podr¨ªa considerarse un desastre, pero no se trata de eso, sino de vivir una experiencia que elimina la barrera entre artista y p¨²blico. Y, en ese sentido, funciona a la perfecci¨®n.
¡°Vaya puta mierda de canis t¨ªo¡± y ¡°miedo a que Pxxr Gvng me roben en el S¨®nar¡± son otros de los mensajes que han recibido en redes, y que tambi¨¦n tienen lugar en sus conciertos. En sus visuales incorporan los comentarios m¨¢s hirientes, mostr¨¢ndolos junto a im¨¢genes de pel¨ªculas y dibujos animados en los que Jack Sparrow o Bambi ponen muecas de desprecio. No solo saben que los haters les han hecho m¨¢s grandes, sino que desactivan sus cr¨ªticas tal y como se hace en Twitter: exponi¨¦ndolas.
ORGULLO DE CALLE
Tres meses despu¨¦s de su paso por Madrid, Pxxr Gvng siguen creciendo. En ese tiempo han sido invitados a la pasarela Cibeles, se les ha acercado una marca de ropa deportiva y han actuado por primera vez en televisi¨®n. Tambi¨¦n han confirmado su regreso a Madrid, en el festival Mulafest. Yung Beef , sin embargo, mantiene la misma actitud. ¡°Al dinero cada d¨ªa le tengo m¨¢s asco¡±, dice v¨ªa Skype. Cuando se le pregunta sobre si su banda ser¨ªa capaz de hacer concesiones, de suavizar su contenido ahora que est¨¢ en plena expansi¨®n, se muestra a la vez pragm¨¢tico y firme. ¡°Depende de la situaci¨®n¡±, explica. ¡°Yo no voy a cerrarme. Pero en un bolo ya nos pas¨® algo as¨ª: nos contrataron y en el ¨²ltimo momento nos dijeron ¡°hemos recibido unas quejas de una asociaci¨®n por vuestras letras. Dicen que sois racistas, mis¨®ginos y no se qu¨¦ m¨¢s, y como hoy cant¨¦is algo as¨ª no os vamos a pagar¡±. Les dijimos vale, perfecto, no vamos a salir. Por dinero no nos vamos a vender¡±.
¡°El trap es la m¨²sica de la calle, el d¨ªa que perdamos ese contacto ya nos podemos quitar de esto¡±
No es la primera vez que les acusan de machistas, argumento que Beef considera ¡°rid¨ªculo¡±. ¡°?Por qu¨¦? ?Porque decimos ¡°puta¡±? Es como en el rap cuando se dice ¡°negrata¡±. Puta me lo digo tambi¨¦n a m¨ª mismo¡±, explica. ¡°Son palabras que se usan para estar cercano a lo que vives. Todo lo que pueda contar en mi m¨²sica son cosas que existen y que quiero reflejar. Yo soy un reflejo de todo eso, de toda la mierda que hay en la calle¡± zanja. Sobre el posible racismo, se lo toma a broma. ¡°?Pero si somos negros!¡±, dice entre risas.
En estos meses han acabado su disco, que se publicar¨¢ pr¨®ximamente y en el que han colaborado con el productor de Atlanta Southside. Yung quiere que se llame Los pobres. El t¨ªtulo no es casual: para entender a Pxxr Gvng no solo hay que rastrear sus referencias y limitarse a su imagen. Pueden compartir la atracci¨®n por las marcas con muchos j¨®venes de su edad, pero en sus canciones no hay apenas referencias a ellas, y cuando aparece el dinero es para gastarlo en fiestas y drogas. Lo que s¨ª est¨¢ presente es un orgullo de clase que no piensan abandonar. ¡°El trap es la m¨²sica de la calle, el d¨ªa que perdamos ese contacto ya nos podemos quitar de esto¡±, explica Yung Beef.
Este sentimiento de pertenencia a una casta, la de los pobres, no tiene ning¨²n v¨ªnculo con la pol¨ªtica. ¡°No creemos en ella¡±, contin¨²a. ¡°Creer¨ªa en la pol¨ªtica si fuese una palabra de verdad, pero no lo que es hoy en d¨ªa. Yo ni estoy inscrito para votar¡±. Tampoco piensan que las cosas puedan cambiar en el futuro. ¡°Lo ¨²nico bueno que he visto en las nuevas corrientes pol¨ªticas es que le ha dado un poco de ilusi¨®n a la gente. Pero no apoyo a ning¨²n partido¡±.
Ahora su ¨¦xito inspira a gente m¨¢s joven. ¡°Cada vez que viene un chavalillo a decirte que te escucha hace ilusi¨®n. Yo lo que les digo es que con Internet, el que quiere puede. Nosotros no conoc¨ªamos a nadie de la m¨²sica ni ten¨ªamos dinero. Compramos un micro de 100 euros, hemos colgado unos temas en Youtube y hemos tirado p¡¯alante¡±. Es la manera m¨¢s sencilla de explicar c¨®mo han llegado hasta aqu¨ª. Da igual que se les llame swaggers o canis: han sido capaces de trascender al odio y provocar un se¨ªsmo que va mucho m¨¢s all¨¢ del rap.
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