El urbanismo participativo: una nueva forma de organizar la ciudad
* Por Jon Aguirre Such.
Ha pasado poco tiempo desde que se celebraran las elecciones auton¨®micas y municipales y a¨²n los posibles pactos llenan y abren las portadas de los principales medios de comunicaci¨®n. Es comprensible. Los ¨²ltimos comicios han dejado un amplio abanico pol¨ªtico en un gran n¨²mero de localidades. Una variedad de partidos que traen, a su vez, una variedad de propuestas relacionadas no s¨®lo con el empleo, las pol¨ªticas sociales o los impuestos. Tambi¨¦n relacionadas con el urbanismo.
Mientras que para algunos partidos el futuro de la ciudad pasa por construir grandes complejos de oficinas o centros comerciales y llenar las calles de sensores, otros han prestado atenci¨®n al urbanismo participativo. Aquel donde las autoridades pol¨ªticas y la ciudadan¨ªa deciden de forma conjunta c¨®mo mejorar cada uno de los barrios que componen la ciudad.
As¨ª ha ocurrido con los dos partidos que han dado la sorpresa en estas ¨²ltimas elecciones. Ada Colau, la candidata de Barcelona en Com¨², promet¨ªa en su programa electoral traer de vuelta aquella Barcelona anterior a los Juegos Ol¨ªmpicos, la de la d¨¦cada de los setenta, donde vecinos y vecinas se reun¨ªan para pedir m¨¢s seguridad en las calles, m¨¢s servicios y espacios colectivos en el barrio o una mejora en las condiciones de habitabilidad de las viviendas. Un urbanismo que tuviera en cuenta las peticiones de la ciudadan¨ªa y adaptara los distritos en funci¨®n de sus necesidades.
El mismo tipo de urbanismo que tambi¨¦n propon¨ªa Manuela Carmena, candidata de Ahora Madrid y la que podr¨ªa arrebatar la alcald¨ªa a Esperanza Aguirre, ganadora de los ¨²ltimos comicios.
Entre sus ideas, se hallaba la creaci¨®n de Planes de Barrio, informes que reflejaran acciones de mejora de cada distrito y que en su elaboraci¨®n hubieran participado ciudadanos y ciudadanas. O la posibilidad de volver a utilizar los edificios p¨²blicos vac¨ªos, as¨ª como ¡°ampliar el uso de calles, plazas, parques y equipamientos por parte de la ciudadan¨ªa¡±.
Unas propuestas que, a pesar de que puedan parecer novedosas, no lo son. Hoy en d¨ªa, un n¨²mero de municipios y ciudades han optado por el urbanismo con participaci¨®n ciudadana y ello con el objetivo de volver a dar vida un edificio p¨²blico vac¨ªo, mejorar la habitabilidad de un barrio o incluso promover que sus ciudadanos y ciudadanas se sientan identificados con el lugar en el que residen.
V¨¦ase ejemplos como los siguientes. En 2013, el Ayuntamiento de Eibar aprob¨® el Plan de Intervenci¨®n en solares vac¨ªos de su casco hist¨®rico. Un informe donde quedaba plasmado el futuro uso del solar de Errebal, el lugar en el que se hallaba el Mercado de Abastos de la localidad y del que hasta ese momento era la arena su residente habitual.
Un equipo de arquitectos y soci¨®logos pusieron en marcha un proceso participativo para recoger los problemas que presentaba el solar seg¨²n sus vecinos y vecinas, empresarios de la zona y agentes culturales, as¨ª como sus propuestas para darles una soluci¨®n.
Los zaragozanos y zaragozanas tambi¨¦n alzaron la voz en 2009 y con una petici¨®n bien parecida: la de sanear los solares vac¨ªos del casco hist¨®rico. La participaci¨®n en la toma de decisiones de asociaciones vecinales, culturales, centros educativos o de personas mayores -entre otros- trajo consigo no solo el saneamiento de estos terrenos, sino lugares para el cultivo de huertos compartidos, jardines o espacios deportivos.
Un urbanismo del que hace tiempo tambi¨¦n se viene aplicando desde la oficina de Paisaje Transversal. En 2013, el barrio madrile?o Virgen de Bego?a consigui¨® la financiaci¨®n suficiente para llevar a cabo las acciones que vecinos y vecinas hab¨ªan ideado todos juntos, entre las que se encuentran la creaci¨®n de una ludoteca m¨®vil, la puesta en marcha de programas de sensibilizaci¨®n de igualdad, una escuela para padres o un banco del tiempo. O la reactivaci¨®n de un edificio p¨²blico en N¨¢quera, Valencia, donde conseguimos que la ciudadan¨ªa y los t¨¦cnicos del ayuntamiento acordaran nuevos usos para el inmueble que aloja la biblioteca del municipio valenciano.
Sin olvidar la reciente aprobaci¨®n por parte del Ayuntamiento de Olot, en Girona, del Plan de Intervenci¨®n de Acciones de Mejora para uno de sus barrios, el de Sant Miquel. Un informe en el que hemos trabajado durante un a?o y donde se recogen las acciones que la administraci¨®n deber¨¢ acometer de aqu¨ª a ocho a?os en materia de regeneraci¨®n urbana, creadas a partir del acuerdo entre pol¨ªticos, t¨¦cnicos municipales y vecinos y vecinas del barrio de Sant Miquel.
No obstante, estos ejemplos se consideran la excepci¨®n a la regla que, tradicionalmente, han venido siguiendo las administraciones locales: aquella que dicta un urbanismo planteado de puertas para adentro, en las oficinas del consistorio. Sin duda, siempre son buenas noticias saber que el urbanismo participativo ha conquistado los programas electorales de varios partidos pol¨ªticos. Esperemos, finalmente, que el urbanismo de todos para todos desplace al de despacho.
* Jon Aguirre Such es miembro de Paisaje Transversal.
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