Boadella: ¡°Cuido mucho a mis enemigos¡±

Le gusta definirse como el buf¨®n de la corte y posee ese punto de individualidad del anarquismo. Albert Boadella recibe en el que todav¨ªa es su despacho, en el edificio dise?ado por Juan Navarro Baldeweg y que alberga los Teatros del Canal, una construcci¨®n ideada, a juicio del que ha sido durante seis a?os el encargado de la programaci¨®n, para que ¡°el arquitecto gane un premio de dise?o [lo gan¨®] pero luego al ocuparlo surjan las grietas¡±. ¡°Aqu¨ª podr¨ªa hacer una novela¡±. Tres salas y cambios constantes de espect¨¢culo, variedad de estilos e, incluso, actividades escolares. Toda una experiencia para alguien que hab¨ªa sido gestor de una compa?¨ªa privada, en la que aguant¨®, ¡°bueno, todav¨ªa se aguanta¡±, casi medio siglo.

Lleg¨® del ¨¢mbito privado y dec¨ªa que no ten¨ªa el perfil adecuado para trabajar en la Administraci¨®n p¨²blica, ?ha disfrutado de los m¨¢rgenes de libertad a los que estaba acostumbrado? Mi plan era estar dos a?os exclusivamente, lo que era arrancar los Teatros. Despu¨¦s le he tomado cari?o a la gente con la que trabajo aqu¨ª, un equipo nuevo donde no he cargado con ninguna herencia. Seleccionar las obras, no para mi gusto, sino el de los contribuyentes, que son los que pagan este edificio, es formidable porque te obliga a ponerte en la piel de otros y tratar de compensar los gustos de los espectadores, olvid¨¢ndote del tuyo aunque sirva como filtro a todas las propuestas.

En ocasiones lo he visto en los Teatros del Canal hablando con la gente, ?ha cambiado su p¨²blico? Els Joglars combin¨® los contenidos con la popularidad, hicimos un juego, una mezcla dif¨ªcil y complicada, lo popular puede tender a una cierta zafiedad o a contenidos complejos y experimentales. La gente en Madrid es muy expresiva y son amables, pero si te tienen que decir algo tambi¨¦n lo hacen. No necesito hacer encuestas, lo veo directamente, a veces tomando un caf¨¦ se acerca alguien y te dice las cosas. Yo, que soy un catal¨¢n soso, y a veces inexpresivo, lo valoro doblemente. Tenemos un car¨¢cter poco dado a la expresividad.

Els Joglars empez¨® con la disciplina del mimo cl¨¢sico, evolucion¨® hasta incorporar palabras y ahora cada vez se canta m¨¢s en sus montajes. ?C¨®mo lo explica? Cuando comenc¨¦ a hacer teatro no me atra¨ªa lo que ten¨ªa a mi alrededor y sal¨ª por la tangente. Hab¨ªa estudiado en Francia y me hice mi propia cocina: me constru¨ªa mimo-dramas. Como el pintor que empieza dibujando al carb¨®n, luego va poniendo colores, palabras, onomatopeyas, objetos¡­, todo el escenario desnudo y nosotros con mallas, en el fondo fue como un re?aprendizaje, una f¨®rmula para conocer el oficio. Despu¨¦s sucedi¨® una cosa l¨®gica, siempre fui un m¨²sico frustrado, as¨ª que empec¨¦ a meter la m¨²sica por todas partes y, en los ¨²ltimos a?os, me he lanzado. En la cuenta atr¨¢s de tu vida art¨ªstica te quitas los complejos, con Joglars, por ejemplo, no ten¨ªa la oportunidad de trabajar con una orquesta.

Se meti¨® con los militares, con la Iglesia, con la Generalitat. No parece especialista en hacer amigos. Abrimos unas brechas enormes, pero no creo que ahora una obra como Teledeum (1984) escandalizara del mismo modo. Hasta los obispos vendr¨ªan a verla para re¨ªrse un rato, pero el caso de Operaci¨®n Ub¨² (1981) y sus secuelas (Ub¨² president y Ub¨² presidente o los ¨²ltimos d¨ªas de Pompeya) no tanto, no creo que Pujol quisiera venir. Ub¨² era distinto, fue una obra con m¨¢s experiencia, ya sab¨ªamos disparar al centro de la diana, era muy perversa en cuanto a la s¨¢tira, estaba hecha milim¨¦tricamente para obtener los resultados que quer¨ªamos. Cuando la gente sal¨ªa y ve¨ªa a Pujol, inmediatamente se le aparec¨ªa Ramon Fontser¨¨, que era quien lo interpretaba, le entraba la obra y la historia. Jam¨¢s pudieron mirar a Pujol como lo hab¨ªan visto antes, era una obra qu¨ªmicamente bien estudiada.

En cierto modo, el tiempo le ha dado la raz¨®n, fue el primero en advertir la deriva del pujolismo. Hay cierta hipocres¨ªa en esta cuesti¨®n. En general, una buena mayor¨ªa de catalanes sab¨ªa de qu¨¦ iba el asunto, otra cosa es que no lo expresaran, ni lo dijeran, pero, especialmente, alrededor del mundo de la cultura se conoc¨ªan perfectamente los negocios y las supuestas irregularidades de todo lo que significaba no solo Pujol, sino todo su entorno. No tuve que hacer un gran esfuerzo de imaginaci¨®n para crear mis Ub¨²s o mi obra sobre Josep Pla o incluso, una serie muy premonitoria con la TVE del circuito catal¨¢n, con Pilar Mir¨®, que se llam¨® Somos una maravilla, parodiando aquel eslogan de Somos seis millones. Aquella libertad vivida en los a?os ochenta por parte de los estamentos oficiales no la he vuelto a experimentar.

?Luego se torci¨® todo? Empezaron los sectarismos. La gen¨¦tica sectaria de la Pen¨ªnsula y la libertad ya qued¨® tocada en muchos aspectos, sobre todo, en una cuesti¨®n casi dir¨ªa de autocensura. La libertad tambi¨¦n es un juego doble: lo que te permiten y lo que t¨² deseas y crees que puedes hacer y, en este juego, ha existido el tributo de vasallaje hacia las Administraciones p¨²blicas. A partir del momento en que los Gobiernos se convierten en mecenas de la cultura hay una baja en la libertad y en ciertas formas transgresoras con temas que tocan a la realidad directa del pa¨ªs. Se ha tendido m¨¢s a la metaf¨ªsica, a buscar los problemas en otros rincones del mundo. El teatro tiene que ser siempre pol¨ªtico, incluso haciendo una comedia tiene que existir tambi¨¦n este retrato de la realidad.

?Y no habr¨¢ una cuarta parte, con las estatuas de Pujol ca¨ªdas por el suelo? Desde el punto de vista teatral me han superado. Lo fant¨¢stico es la gran demostraci¨®n de que la realidad es insuperable. En mi oficio no se necesita la fantas¨ªa, lo que hace falta es tener el ojo muy entrenado para mirar a tu alrededor, una ¨®ptica muy profesional sobre lo que te rodea.

?La libertad debe tener l¨ªmites? La libertad con la belleza no debe tener ning¨²n l¨ªmite. El problema es cuando se utiliza la libertad de expresi¨®n desde un escenario para una zafiedad, insultar o determinados aspectos que entrar¨ªan dentro del C¨®digo Penal. La ¨²nica cosa que en alg¨²n momento llegu¨¦ a pensar era la cuesti¨®n del islam, ?qu¨¦ hubiera sucedido si yo me hubiera planteado una obra en la que el tema del islam hubiera sido muy protagonista? Ya hemos visto que la historia de los dibujos se ha ido lejos. Recuerdo cuando hice Teledeum; luego supe por un libro que escribi¨® un ultra que hab¨ªan planeado mi asesinato.

A uno de los actores lo apu?alaron aqu¨ª en Madrid. S¨ª, 16 pu?aladas, lo dejaron inutilizado para hacer la obra. En el caso de Teledeum fue la reacci¨®n de una Iglesia que hab¨ªa dominado el cotarro durante muchos a?os y nadie hab¨ªa osado decir nada. Se encontraron con una s¨¢tira de una ceremonia concelebrada con distintas religiones en la que el catolicismo era muy importante.

La torna se estren¨® en 1977 y, por el hecho de subir a un escenario a unos militares borrachos firmando una sentencia de muerte, desencaden¨® un consejo de guerra. Anunciamos sin saberlo ¨Cqu¨¦ fant¨¢stica es la intuici¨®n¨C un crimen de Estado. La ejecuci¨®n de Heinz Chez fue un crimen que sirvi¨® de torna a la de Puig Antich. Los militares sab¨ªan perfectamente que el reo no se llamaba Heinz y que no era polaco, sino un s¨²bdito de la Alemania Oriental que despu¨¦s hab¨ªa pasado a la Alemania Federal. No conven¨ªa ejecutar a un s¨²bdito de la Alemania Federal, aunque hubiera matado a un guardia civil, pero los militares obviaron eso para conseguir que Puig Antich no estuviera solo. Nosotros en aquel momento no sab¨ªamos que el sentenciado se llamaba Georg Welzel. Era una cosa muy seria esa historia, no entend¨ªamos la ferocidad con la que nos atacaron los militares, a m¨ª me ped¨ªan seis a?os de c¨¢rcel. El general auditor que llevaba el caso La torna hab¨ªa participado en el juicio a Heinz. Cuando lo vi claro pens¨¦: ¡°Aqu¨ª tengo que salir por pies, me van a meter seis a?os de c¨¢rcel¡±. Por eso me fugu¨¦.

Lo he so?ado o se encontr¨® con una manifestaci¨®n que ped¨ªa su libertad cuando se fug¨® del hospital. Estaba en el Hospital Cl¨ªnico en la quinta planta, y el d¨ªa que me iba a fugar vino un estudiante y dijo que ten¨ªan prevista una manifestaci¨®n a las cinco de la tarde en la puerta para pedir mi libertad y la libertad de expresi¨®n. Le mand¨¦ por ah¨ª, le rogu¨¦ que no lo hicieran, no quer¨ªa ninguna manifestaci¨®n y ¨¦l, claro, no entend¨ªa nada. Sal¨ª por la ventana del lavabo, pas¨¦ andando por la cornisa, que era estrecha, hasta encontrar otra ventana que estuviera abierta. ?Se imagina a los manifestantes abajo aplaudiendo?

Menos mal que no tiene v¨¦rtigo. Me cambi¨¦ de ropa y sal¨ª por la puerta principal, vestido de m¨¦dico y con peluca. Los polic¨ªas que estaban en el vest¨ªbulo no me reconocieron. A los que vigilaban en la habitaci¨®n mientras me afeitaba los arrestaron, hablo de 1978. Escrib¨ª una carta a su jefe diciendo que yo hab¨ªa transgredido su confianza porque ten¨ªan que haberme esposado a la cama y ellos se hab¨ªan negado a esposar a un hombre que no hab¨ªa cometido un delito de sangre, ni hab¨ªa robado. Ellos mismos lo entend¨ªan.

Aquel procesamiento acab¨® con muchas cosas, se rompi¨® Els Joglars. Els Joglars estaba roto, yo hab¨ªa tenido una reuni¨®n pocos d¨ªas antes de que me metieran en la c¨¢rcel con el equipo que hab¨ªa entonces y les dije que era la ¨²ltima obra que hac¨ªa con ellos. Eso fue tremendo porque, posteriormente, cuando hubo que hacer pi?a para enfrentarnos a la situaci¨®n, yo les dije que me escapaba. Era un riesgo tremendo, pero ten¨ªa que decirlo y los abogados quer¨ªan que nos qued¨¢ramos. Mi idea era la fuga y que La torna se representara en Perpi?¨¢n, esa era la jugada, pero no se pudo hacer porque el equipo estaba roto.

?C¨®mo ha cambiado la sociedad? Funciona el mito de la libertad de expresi¨®n como algo sagrado, cosa que antes no suced¨ªa; hab¨ªa unos l¨ªmites, unos tab¨²s muy fuertes, pero ahora basta que alguien diga que lo han censurado para que autom¨¢ticamente se monte un cirio, pero s¨ª han cambiado las cosas. No creo vivir en un pa¨ªs tan tr¨¢gico como a veces lo pinta mucha gente a la que le da verg¨¹enza ser espa?ola. Soy relativamente optimista, pienso que hay cosas buenas.

Trabajar en un teatro p¨²blico le ha ayudado, por ejemplo, a acompa?arse de una orquesta. Claro, pero cuando deje este puesto seguir¨¦ haciendo lo mismo. Si me contrata la ¨®pera de Parma lo har¨¦ all¨ª o en el Real. Tengo claro que quiero acabar mi vida art¨ªstica en el mundo de la m¨²sica, no solo en la ¨®pera, sino en espect¨¢culos como Amadeu o El pimiento Verdi. Yo proven¨ªa de una familia de m¨²sicos.

Albert Boadella

Durante casi medio siglo la obra de Albert Boadella (Barcelona, 1943) fue Els Joglars. Fund¨® la compa?¨ªa con Carlota Soldevilla y durante un tiempo el director y los actores vivieron juntos en una mansi¨®n fuera de Barcelona, al estilo de lo que hac¨ªa Moli¨¨re. ¡°Para trabajar con los actores necesito cierta empat¨ªa¡±. Siempre a la contra, fue uno de los primeros en rechazar el Premio Nacional de Teatro, en 1994, porque llegaba ¡°demasiado tarde¡± y, en 2004, la Creu de Sant Jordi.

Ahora prepara una adaptaci¨®n de la ¨®pera Don Carlo, ?un paso m¨¢s en su reconocido verdianismo? Supera los mejores Wagner, es una obra monumental. Creo que est¨¢ entre las mejores del mundo junto con La flauta m¨¢gica. Por el contrario, el guion lo cambiar¨ªa. Nunca he respetado los textos, los he hecho m¨ªos. Pero esta vez sigo las notas, el libreto entero, aunque hago un ejercicio muy complicado para dotarla de cierta realidad, porque esta ¨®pera es nuestra antiembajada hist¨®rica, la leyenda negra al cien por cien, adem¨¢s de totalmente falsa. Retomo la realidad y pongo el personaje de don Carlos como un hombre loco al que hoy determinar¨ªamos con sus patolog¨ªas exactas. Las hijas que tuvo con Isabel de Valois eran inteligent¨ªsimas, si hubieran reinado ellas otro gallo nos hubiera cantado. En Espa?a no hab¨ªa ley s¨¢lica como en Francia, pero se empe?¨® en tener otro var¨®n y tuvo a Felipe II, que ya no estaba tan dotado.

Muchas ¨®peras versan sobre personajes antag¨®nicos y se siguen como una especie de met¨¢fora entre el bien y el mal, un modelo que ha traducido a algunas de sus obras, protagonizadas por dos colectivos claramente diferenciados. A m¨ª me gustan las cosas de buenos y malos, pues soy de los que creen que hay buenos y malos. La vida est¨¢ hecha de constructores y destructores. Son necesarios ambos, lo que pasa es que hay que controlar que los destructores no sobrepasen el nivel. De momento, como todav¨ªa estamos vivos como especie, quiere decir que los constructores han ganado, por poco, pero han ganado.

?En torno a esa filosof¨ªa ha construido su teatro? Tambi¨¦n lo he construido en torno a otra figura importante. Detr¨¢s de un hombre de teatro tiene que haber alguien que sepa introducirse en la realidad y desvelarla. No me gusta la palabra crear, es inexacta. En el mundo del arte, ahora se usa para todo, todo el mundo es creador, pero crear es hacer algo a partir de cero y un artista no hace nada a partir de cero. Crear es desvelar. Desde Arist¨®fanes hay elementos que, por lo que sea, han quedado opacos frente al conjunto de los ciudadanos, y hay algunos especialistas, que somos nosotros y todo tipo de artistas, que tienen una ¨®ptica especial sobre las cosas, que penetran en estas realidades profundas y te hacen dudar sobre la verdad de los otros. Me gusta el teatro comprometido, en el sentido de saber decir que no y que s¨ª a ciertas cosas y acusar ciertas actitudes como lo que son. No he hecho un teatro escapista. ?C¨®mo se entiende que en la Espa?a de los ¨²ltimos treinta a?os no exista una obra memorable sobre terrorismo? Esto es escapismo. Ha habido cierto escapismo de asumir riesgos o compromisos.

?Y tiene que ver con el vasallaje con el poder del que hablaba antes por las subvenciones? Desde el momento en que se produce ese cambio tan brutal en la sociedad por el que el mecenazgo ya no es de un pr¨ªncipe, sino que pasa a ser del Estado o de la comunidad aut¨®noma, hay que vigilarlo. Cuando el Estado a uno le da diez y a otro no le da nada, podemos creer que es por cuestiones de calidad, pero siempre queda la duda. Conviene vigilar a quien lo recibe.

Esperanza Aguirre le contrat¨® como director de los Teatros del Canal. Con sus defectos y sus virtudes, tambi¨¦n parece un personaje caricaturizable. ?No le inspira? A Esperanza le he tomado mucho cari?o, es una mujer que tiene un trato personal enormemente c¨¢lido y sencillo. He trabajado aqu¨ª y he hecho lo que me ha dado la gana. Ha sido el ¨²nico pol¨ªtico con el que no he tenido un serio enfrentamiento, y le tengo gran aprecio como persona y como pol¨ªtica porque dice lo que piensa, guste o no guste. No se me ocurri¨® parodiarla, yo satirizo a alguien que considero que tiene que ser el hazmerre¨ªr del p¨²blico, no a alguien a quien tengo cierto aprecio. No se me ocurre hacer una s¨¢tira de Albert Rivera porque es un chico que naci¨® de nuestra iniciativa de Ciudadanos, es responsabilidad de la idea de unos cuantos, y no le har¨ªa esta maldad.

?Sigue en Ciudadanos? Llevan camino de convertirse en una gran fuerza pol¨ªtica. Yo voto Ciudadanos. La verdad es que no me lo imaginaba, tambi¨¦n la realidad me ha superado. Pensaba que Ciudadanos ser¨ªa importante en Catalu?a, pero no se me hab¨ªa ocurrido que ser¨ªa absorbido por el conjunto de Espa?a. Esto es gracias a la personalidad de Rivera. Tiene algo este hombre, una forma de hacer que merece la confianza y la conexi¨®n que tan bien conocemos la gente del teatro. Despu¨¦s, me parece muy importante que desde Catalu?a se haga un partido espa?ol, partidario de la uni¨®n entre todos y que eso tenga una dimensi¨®n. He sido un hombre que me he peleado mucho en Catalu?a y que he tenido que salir. Mi vida en Catalu?a desde el punto de vista art¨ªstico se ha acabado.

Cuando la masa piensa alguna cosa me llevo las manos a la cabeza, tengo aut¨¦ntica fobia¡±

?No cree posible volver si le ofrecieran montar algo en catal¨¢n? Una cosa que duele mucho, sobre todo porque yo soy muy catal¨¢n, es que creo que hubi¨¦ramos sido m¨¢s felices sin la lengua catalana, mucho m¨¢s felices; hubiera existido el mismo n¨²mero de artistas, escritores, todo exactamente igual, la gente seguir¨ªa siendo igual de inculta o de culta. Se ha utilizado una lengua como un efectivo militar, de lucha y separaci¨®n, no como un elemento de entendimiento. A mis nietos, hay que decir que viven en Soria, no les hablo en catal¨¢n. Lo saben porque son hijos de mi hijo, pero no les hablo en catal¨¢n.

Defini¨® a su padre como un ampurdan¨¦s protot¨ªpico. Es decir, alguien que cuando una opini¨®n es respaldada por m¨¢s de cinco personas se siente obligado a mantener la posici¨®n contraria. ?Hered¨® esa tradici¨®n? Cuando la masa piensa alguna cosa me llevo las manos a la cabeza, tengo aut¨¦ntica fobia. Aquella frase de ¡°el pueblo unido jam¨¢s ser¨¢ vencido¡± me da terror. Ha sido bandera de much¨ªsimos desastres. Yo soy un antirrevolucionario total, lo peor de las revoluciones es que luego llegan los contrarrevolucionarios, que es lo peor que hay.

Nunca ha sido un buen camarada. El otro d¨ªa les dec¨ªa a los alumnos en un curso: sois ¨¦lite y os tiene que gustar ser ¨¦lite. ?Por qu¨¦ quer¨¦is ser pueblo? Las ¨¦lites como vosotros son los que mueven el mundo. La excelencia aqu¨ª es algo que se esconde.

La excelencia se considera un arma de la derecha. Eso cuando hab¨ªa derecha ten¨ªa l¨®gica, ahora todo el mundo se ha movido hacia la izquierda, nadie quiere estar del lado de la derecha. ?D¨®nde se ha visto una derecha que suba los impuestos? Este ultraizquierdista que es Montoro.

Le han atacado y criticado, pero siempre ha respondido puntualmente desde el escenario a todas las cr¨ªticas. Generalmente no pierdo el sentido del humor, es algo que me ense?¨® mi familia, se re¨ªan mucho en casa, y creo que el sentido del humor es lo m¨¢s civilizado que tenemos, lo que realmente nos distingue de los animales. Hay que tomar distancia sobre los acontecimientos y sobre uno mismo, como ant¨ªdoto contra el fanatismo y lo talib¨¢n.

Lo dice con humor, pero en ocasiones ha sacado el cuchillo. Al cr¨ªtico de El nacional lo fusilaba. S¨ª, es cierto. Pero hab¨ªa cr¨ªticos que me fusilaban a m¨ª, no por cuestiones art¨ªsticas. La cr¨ªtica tiene que existir y debe ser subjetiva, es una necesidad. Ahora, cuando entramos en t¨¦rminos m¨¢s all¨¢ de la cuesti¨®n profesional, que es lo que me ha sucedido a m¨ª muchas veces con los cr¨ªticos, que entraban en mi propia vida ¨Chan aparecido incluso mis hijos¨C, cuando alguien hace algo de este tipo yo respondo con arte. La escena era mucho m¨¢s art¨ªstica que las cr¨ªticas que me hac¨ªan.

Nunca es divertido que te peguen un tiro. He contestado a los cr¨ªticos porque hab¨ªa algunos que ten¨ªan man¨ªa conmigo. Los personajes m¨¢s pesados siempre han llevado nombres de cr¨ªticos en el escenario. En la vida es importante tener adversarios, me f¨ªo muy poco de los que quieren estar bien con todo el mundo, buen rollo. Yo no soy de buen rollo, a m¨ª me gusta que la gente se enfrente, me gusta polemizar, decir las cosas, y eso provoca, pero he cuidado mucho a los adversarios, los he ido regando porque te dan mucha vida.

?Est¨¢ disfrutando de los ¨²ltimos d¨ªas en los Teatros del Canal? Llevo seis a?os aqu¨ª, me gusta mucho y he disfrutado, pero he hecho ya el trabajo que ten¨ªa que hacer, no creo que alargarse sea una buena medida. Aqu¨ª hay gente muy capaz.

?Volver¨¢ a Barcelona? Vivo en el Ampurd¨¢n, en la tierra de mi padre, sigo teniendo mi casa all¨ª. Voy y vengo. A veces estoy aqu¨ª tres meses, seg¨²n el trabajo. Madrid me gusta una barbaridad, no podr¨¦ vivir sin ella, es enormemente abierta, la ciudad m¨¢s abierta de Europa, muy comunicativa. Seguramente que el trabajo que realice lo har¨¦ desde aqu¨ª.