La iglesia de los descre¨ªdos
Las misas de Sunday Assembly, la parroquia para ateos, no sirven para rendir pleites¨ªa a ning¨²n dios sino para entonar canciones, entablar amistad y escuchar conferencias Aupada por los desencantados y los agn¨®sticos con inquietudes espirituales, ya cuenta con m¨¢s de 60 delegaciones en todo el planeta como las de Londres, Par¨ªs y ?msterdam
En esta iglesia no se escuchan sermones. No hay capellanes intrigantes ni devotos arrodillados. Sus misas dominicales no sirven para expurgar pecados ni incluyen ning¨²n rito de comuni¨®n, a no ser que lo sea cantar himnos pop a todo pulm¨®n en un multitudinario karaoke, tomar el t¨¦ con desconocidos o presenciar conferencias sobre asuntos de candente actualidad. Aqu¨ª, los c¨¢nticos religiosos han quedado sustituidos por temas de los Beatles. A su oficiante se le da mejor contar chistes que respetar el sacramento de la eucarist¨ªa y, puestos a elegir, prefiere citar a Schopenhauer y a David Foster Wallace que a los ap¨®stoles. Es Domingo de Pascua en el barrio londinense de Holborn. Los feligreses de esta peculiar parroquia han llegado a este lugar, como hacen dos veces cada mes, intentando encontrar algo de sentido a sus respectivas existencias. Como reclamo, sus responsables no han prometido la salvaci¨®n, aunque s¨ª un leve sentimiento de redenci¨®n: ese que surge cuando uno intenta convertirse en ¡°la mejor versi¨®n de s¨ª mismo¡±.
As¨ª se expresan, casi al un¨ªsono, los dos fundadores de esta peculiar congregaci¨®n, que proponen actividades alternativas a la liturgia cl¨¢sica y carcajadas aseguradas. A principios de 2013, Sanderson Jones y Pippa Evans, dos humoristas con cierta reputaci¨®n en el circuito londinense de la comedia en vivo, crearon la primera iglesia pensada para ateos. La llamaron Sunday Assembly. La suya fue una idea de locos que termin¨® por cobrar sentido. Solo dos a?os despu¨¦s, la organizaci¨®n ha abierto delegaciones en 64 ciudades de todo el planeta, como Bruselas, Berl¨ªn, Hamburgo, Dubl¨ªn, Budapest, S¨ªdney, Melbourne, Nueva York, Washington, Chicago¡ La ola ha llegado incluso a Silicon Valley. Varias antenas adicionales est¨¢n a punto de ver la luz en ?frica, Asia y Latinoam¨¦rica, hasta acercar la franquicia a un total de un centenar de asociaciones hermanas. ¡°Hemos superado de largo nuestras expectativas. Nos dijimos que, si funcionaba en Londres, pod¨ªa funcionar en cualquier lugar del mundo, pero nunca imaginamos que todo ir¨ªa tan r¨¢pido¡±, reconoce Jones, un tipo alto, sonriente y de f¨ªsico un tanto mesi¨¢nico, minutos antes del inicio de esta asamblea dominical.
Las iglesias han perdido peso en la sociedad occidental, pero no hay nada que haya ocupado su hueco¡±
Sanderson Jones, creador de Sunday Assembly
Todo empez¨® hace dos a?os en una vetusta capilla de Islington, el revalorizado barrio del noreste londinense donde residen Colin Firth, Kate Winslet y Emma Watson. Pero el lugar no tard¨® en qued¨¢rseles peque?o. Antes de morir de ¨¦xito, decidieron mudarse a un enclave con solera: el Conway Hall, sede de actividades de asociaciones humanistas desde 1929, as¨ª bautizado en honor de Moncure Conway, un insigne defensor de la libertad de expresi¨®n. Sobre el escenario de este edificio art d¨¦co, iluminado por la luz que entra por la claraboya del techo, aparece una cita de Hamlet: ¡°S¨¦ fiel a ti mismo¡±.
Sanderson Jones aparece en el pasillo central mientras el coro ensaya un tema de The Proclaimers que los asistentes entonar¨¢n, a sus ¨®rdenes, poco despu¨¦s. Su rostro resulta vagamente conocido. Hace a?os, este c¨®mico de 33 a?os protagoniz¨® una campa?a televisiva para Ikea, tras dejar un trabajo en el departamento de publicidad del semanario The Economist. Hoy es lo m¨¢s parecido a un arzobispo que pueda tener Sunday Assembly: es ¨¦l quien dirige esta red de congregaciones seculares alrededor del mundo, quien visita pa¨ªs tras pa¨ªs para asesorarlas. Hijo de escoceses que vivieron por toda Europa por motivos laborales, Jones define su educaci¨®n religiosa como ¡°la cl¨¢sica de un cristiano reticente¡±. Hoy se considera plenamente ateo. ¡°Fui educado en colegios confesionales, donde nos obligaban a ir a misa cinco veces a la semana. Siempre me gust¨® cantar, escuchar los discursos y sentir que pertenec¨ªa a una comunidad. El ¨²nico problema era que no cre¨ªa en Dios¡±, ironiza. Hacia los nueve a?os empez¨® a tener serias dudas sobre su existencia, siguiendo las ense?anzas de un profesor de Ciencias Naturales que no dud¨® en hablarle del evolucionismo. ¡°Un a?o m¨¢s tarde, mi madre falleci¨®. Eso me oblig¨®, desde una edad muy temprana, a familiarizarme con conceptos tan intensos como la vida y la muerte. En lugar de empujarme hacia la amargura, la muerte de mi madre me hizo apreciar m¨¢s el hecho de estar vivo. Desde entonces siento gratitud y deleite. Supongo que eso es lo que me ha tra¨ªdo hasta aqu¨ª¡±, relata.
Jones cre¨® esta organizaci¨®n tras entender que no era el ¨²nico en su situaci¨®n. A su alrededor, empez¨® a detectar a otros j¨®venes que hab¨ªan renegado de su educaci¨®n religiosa, descontentos con la postura ideol¨®gica de su Iglesia o sinti¨¦ndose incapaces de creer en las historias b¨ªblicas. O bien educados en el m¨¢s estricto ate¨ªsmo, pero experimentando una inquietud espiritual para la que no dispon¨ªan de palabras y, todav¨ªa menos, de espacios de expresi¨®n. Para todas esas personas naci¨® Sunday Assembly. ¡°En la sociedad occidental, las Iglesias han perdido peso o incluso han desaparecido, pero no hay nada que haya ocupado su lugar. Alguien ten¨ªa que llenar ese hueco¡±, asegura Jones, subrayando el efecto positivo que la organizaci¨®n ejerce sobre sus feligreses. Seg¨²n un sondeo reciente, realizado entre 350 personas, un 87% de los participantes se sent¨ªan ¡°m¨¢s felices¡± desde que empezaron a sumarse a sus actividades. La iglesia se financia a trav¨¦s de donaciones y campa?as de crowdfunding. La primera, iniciada en 2013, pretend¨ªa recoger medio mill¨®n de libras (unos 700.000 euros). Fue un fracaso: se quedaron quince veces por debajo. Pese a no precisar las cifras con las que trabajan, sus responsables aseguran contar hoy con el suficiente presupuesto para asegurar su funcionamiento durante dos a?os m¨¢s. Adem¨¢s, al final de cada reuni¨®n se realiza una colecta. Tambi¨¦n en eso se parecen a una iglesia tradicional.
Estas asambleas dominicales se inspiran en el modelo propuesto por algunas Iglesias del sur de Estados Unidos, donde no importa tanto la fe religiosa sino el v¨ªnculo invisible que une a sus integrantes. ¡°A diferencia de lo que suele suceder en Europa, muchos estadounidenses guardan un buen recuerdo de la Iglesia en la que crecieron, incluso si han dejado de ser creyentes¡±, afirma Jones. ¡°La recuerdan como el lugar donde fueron a los boy scouts o jugaron en la liga de f¨²tbol, donde conocieron a su esposa o dejaron a cargo a su abuela cuando enferm¨®. El sentido de comunidad est¨¢ mucho m¨¢s marcado all¨ª que aqu¨ª¡±, asevera. Tal vez no por casualidad, la organizaci¨®n se expande estos d¨ªas a ritmo veloz al otro lado del Atl¨¢ntico. Incluso en lugares como el Bible Belt, ese ¡°cintur¨®n b¨ªblico¡± que va de Virginia a Texas. A d¨ªa de hoy, la mitad de congregaciones de Sunday Assembly se encuentran en territorio estadounidense, donde los ¨ªndices de ate¨ªsmo no han dejado de crecer en los ¨²ltimos a?os. Seg¨²n un informe que la National Science Foundation public¨® en marzo, el pa¨ªs habr¨ªa perdido 7,5 millones de creyentes desde 2012. Otro estudio, conducido por el Pew Research Center y publicado en mayo, se?ala que los no religiosos ya son m¨¢s numerosos que los cat¨®licos (hasta ahora, primer grupo en n¨²mero de fieles). Los primeros suman un 23%, siete puntos m¨¢s que en 2007, frente a un 21% de cat¨®licos, tres puntos menos que entonces. En Reino Unido, las cifras tambi¨¦n demuestran una involuci¨®n de creyentes: seg¨²n un sondeo de YouGov para The Times, el 33% de los brit¨¢nicos no creen en Dios, un punto por encima de los que s¨ª lo hacen. Un 20% adicional dice contemplar una fuerza espiritual a la que no denomina con ese nombre.
Pese a que su alcance es todav¨ªa minoritario, Sunday Assembly aspira a erigirse en alternativa para esos cientos de miles de descre¨ªdos. Intenta convencerlos con un eslogan tan seductor como consensual: ¡°Vive mejor. Ayuda a menudo. As¨®mbrate m¨¢s¡±. En el arranque de esta misa aconfesional, entre las cuatro paredes del Conway Hall, logramos identificar algunos perfiles. Por ejemplo, a Stanley, un estudiante de 24 a?os peinado con rastas, a quien Jones ha encargado que reparta octavillas en la entrada. ¡°Es mi primera vez. Un amigo me coment¨® el proyecto y me pareci¨® interesante. Nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de nada parecido¡±, explica el joven. En la sala est¨¢ sentada Katie, estadounidense que trabaja en una agencia de publicidad londinense desde hace siete a?os. Fue educada en el luteranismo y sigue yendo a la iglesia de vez en cuando, aunque lo considera ¡°compatible¡± con su pertenencia a esta congregaci¨®n secular. ¡°Vengo a escuchar las conferencias. En las otras iglesias no nos hablan de c¨®mo controlar tu propia huella de carbono¡±, afirma. Unas filas m¨¢s all¨¢, Hildegarde, profesora de teatro jubilada, relata c¨®mo descubri¨® que no era creyente mientras estudiaba en un colegio de monjas. ¡°No dejaba de hacerles preguntas, porque no entend¨ªa c¨®mo pod¨ªan ser ciertas las historias que me contaban. Hasta que, una de las hermanas, harta de mis dudas sobre la existencia de Dios, se cans¨® y me grit¨®: ¡®?Es un misterio!¡±, recuerda. Ese d¨ªa perdi¨® la fe por siempre jam¨¢s. ¡°Pero a veces echo de menos la liturgia, la ceremonia y la pertenencia a una comunidad. Por eso he empezado a venir aqu¨ª¡±, explica. En la ¨²ltima fila se presenta Haleema, m¨¦dico de 41 a?os de origen paquistan¨ª, que escucha con atenci¨®n junto a sus tres hijas. ¡°Es una buena manera de terminar la semana: ocup¨¢ndose de uno mismo durante unas cuantas horas¡±, sostiene. ¡°Yo fui educada en el islam, pero siempre cre¨ª que las historias que me contaban no ten¨ªan sentido y nunca me sent¨ª c¨®moda con el dogma. Mejor estar aqu¨ª que en una mezquita. Por lo menos, es m¨¢s divertido¡±.
A veces echo de menos la liturgia, la ceremonia, la pertenencia a una comunidad. Por eso vengo aqu¨ª¡±
Hildegarde, profesora de teatro jubilada
Hay quien ha vinculado el movimiento al libro Religi¨®n para ateos, un ensayo del fil¨®sofo Alain de Botton, que propon¨ªa adaptar algunos principios eclesi¨¢sticos a la vida laica y secular. ¡°Incluso si una religi¨®n no es cierta, ?no podemos quedarnos con los mejores pedazos?¡±, rezaba la campa?a promocional del libro cuando fue publicado en 2012. ¡°La presente obra parte de la premisa de que se puede estar comprometido con el ate¨ªsmo y aun as¨ª creer que, espor¨¢dicamente, las religiones son ¨²tiles, interesantes y consoladoras, y sentir curiosidad suficiente por la posibilidad de importar algunas de sus pr¨¢cticas e ideas a la esfera secular¡±, escribi¨® el autor. De Botton planteaba organizar grandes ¨¢gapes en grupo, creando restaurantes donde ser¨ªa obligatorio sentarse junto a un extra?o para entablar conversaci¨®n. O bien reintroducir la moral en el discurso art¨ªstico, practicar ¡°ejercicios mentales¡± y hasta erigir un gran templo ateo de 46 metros de altura en el centro de Londres. ?Fueron esas l¨ªneas las que inspiraron a Jones para crear Sunday Assembly? El fundador lo desmiente: ¡°Ya hab¨ªamos tenido la idea antes que ¨¦l. Pero es verdad que la publicaci¨®n de ese libro me impuls¨® a actuar de una vez por todas. Me dije que, si no lo hac¨ªa yo, alguien me acabar¨ªa robando la idea¡±, reconoce. De Botton, por su parte, cre¨® The School of Life, una instituci¨®n educativa que oferta cursos de desarrollo personal y propone arengas laicas en el mismo lugar donde se celebran las reuniones de esta asamblea dominical.
A ratos, esta iglesia sui generis ser¨¢ incomprendida o ridiculizada, pero sus adeptos no dejan de multiplicarse. En septiembre pasado, una treintena de ciudades distintas se sumaron a la vez a este incipiente movimiento. Una agencia de referencia en cuanto a tendencias de consumo como JWTIntelligence ya hab¨ªa agregado el t¨¦rmino godless congregations (¡°congregaciones sin Dios¡±) a su lista de 100 palabras clave para 2014. En los Pa¨ªses Bajos, por ejemplo, cuatro localidades crearon sus propias iglesias laicas: ?msterdam, R¨®terdam, Utrecht y Apeldoorn. Uno de sus impulsores fue Jan Willem van der Straten, un joven de 25 a?os y frondosa barba de hipster que nos recibe sentado frente a un capuchino en un bar de De Pijp, otro barrio bohemio con pasado proletario al sur de ?msterdam. Estudiante de Teolog¨ªa y Comunicaci¨®n especializado en la naturaleza del secularismo, trabaj¨® unos meses como voluntario al lado de Jones y Evans, antes de regresar a su pa¨ªs para supervisar la creaci¨®n de estas cuatro delegaciones. ¡°Crec¨ª en una familia no creyente, donde la religi¨®n no ten¨ªa ning¨²n papel. Fue a los 13 a?os, al descubrir a un predicador en la televisi¨®n, cuando empec¨¦ a considerar este tipo de nociones¡±, relata. Van der Straten ser¨¢ uno de los escasos dirigentes del movimiento que no se defina como ateo. Dice acudir a otras Iglesias ¨Ccomo Hillsong, evang¨¦lica y presente en 14 ciudades del mundo, que moderniza los cantos religiosos y los convierte en ¨¦xitos pop¨C y sostiene que Sunday Assembly no rechaza a nadie por sus creencias. En Espa?a no existe, de momento, ninguna sucursal de esta congregaci¨®n, pese a que Van der Straten asegure que ha recibido mensajes de interesados en crear una. Tampoco las hay en Italia, Portugal o Grecia.
Actualmente se redactan tres tesis doctorales sobre el fen¨®meno protagonizado por Sunday Assembly. Una de ellas es obra de la te¨®loga Katie Scholarios, de la Universidad de Aberdeen. ¡°Sus creadores han estado obviamente influidos por el formato de la misa y se han inspirado en Iglesias cristianas¡±, afirma. ¡°Sunday Assembly demuestra que, pese a las apariencias, existe un nivel subyacente de respeto a la fe en nuestras sociedades, aunque sean cada vez m¨¢s seculares. Por ejemplo, este movimiento se muestra m¨¢s respetuoso que provocador. El aumento del secularismo no implica necesariamente un descr¨¦dito o un menor respeto de las Iglesias¡±.
Van der Straten est¨¢ parcialmente de acuerdo. ¡°M¨¢s que de iglesia atea, habr¨ªa que hablar de un movimiento secular al que todo el mundo es bienvenido. Solo somos una congregaci¨®n que celebra la vida¡±, asegura. Pero el debate sobre qui¨¦n puede formar parte de esta asamblea dominical y qui¨¦n no ya ha provocado el primer cisma de esta organizaci¨®n: una parte de la delegaci¨®n neoyorquina decidi¨® escindirse de Sunday Assembly para crear Godless Revival, un grupo m¨¢s estrictamente enmarcado en el ate¨ªsmo, al considerar que la propuesta de Jones se acercaba demasiado a la liturgia cat¨®lica y era excesivamente tolerante respecto a los creyentes que deseaban asistir a estas misas ficticias. No son las ¨²nicas cr¨ªticas que esta iglesia artificial ha escuchado. La editorialista Sadhbh Walshe los calific¨® de ¡°chiste¡± en The Guardian. ¡°Tienen todo el derecho a formar congregaciones y reunirse con gente que se parece a ellos, a compartir abrazos y planear c¨®mo hacer el bien, pero no tienen derecho a apropiarse del ate¨ªsmo para su causa¡±, denunci¨®. En el otro lado del espectro, el diputado norirland¨¦s William McCrea, reverendo de la Iglesia presbiteriana, se dijo ¡°preocupado¡± por la iniciativa cuando Sunday Assembly abri¨® una delegaci¨®n en Belfast. ¡°Puede que esta gente rechace a Dios, pero un d¨ªa descubrir¨¢n que tambi¨¦n proceden del Creador¡±, afirm¨®. En Estados Unidos, el abogado Doug Berger, conocido por su defensa del secularismo, los llam¨® ¡°ins¨ªpidos¡±, mientras que el bloguero Michael Luciano tild¨® a la iglesia de ¡°ingenua¡± y ¡°fatua¡±. En las redes sociales, algunas voces se han levantado contra su obsesi¨®n por las donaciones.
Para Niki Bosemberg, colombiana de 26 a?os, no deben existir l¨ªmites. ¡°Siempre y cuando no se hable de religi¨®n en la sala¡±, puntualiza. Lleg¨® a Par¨ªs hace a?o y medio para trabajar como au pair, y se prepara para cursar un m¨¢ster de traducci¨®n e interpretaci¨®n. Es una de las fundadoras de esta asamblea dominical en la capital francesa, donde las primeras reuniones empezaron el pasado oto?o. ¡°Me educaron en el ate¨ªsmo, pero de mayor me volv¨ª espiritual¡±, explica. ¡°Comparto valores con la Iglesia cat¨®lica, como el amor al pr¨®jimo, pero nunca podr¨ªa participar en ella. Me disgusta su dogma y su corrupci¨®n¡±. La delegaci¨®n parisiense se ?re¨²ne una vez al mes en la Casa de Jap¨®n, una pagoda ubicada en la Ciudad Universitaria. Sus reuniones est¨¢n menos concurridas que en Londres, aunque no existan grandes diferencias en cuanto al programa. ¡°La ¨²nica es que a los franceses les cuesta m¨¢s levantarse a bailar¡±, sonr¨ªe Bosemberg. Una de sus ¨²ltimas invitadas fue Florence Servan-Schreiber, papisa de la autoayuda en Francia. Ante un p¨²blico formado por maridos arrastrados por sus esposas y estudiantes resacosos de las residencias universitarias que circundan el lugar, la conferenciante se present¨® como una ¡°profesora de la felicidad¡± y dio consejos para ¡°tonificar el nervio del amor¡±, a trav¨¦s de ¡°est¨ªmulos positivos¡± y ¡°espirales virtuosas¡±. En un momento dado, pareci¨® que el canto de los p¨¢jaros se escuchara desde el jard¨ªn. Aunque resonaba con tanta perfecci¨®n en el interior de esta pagoda parisiense que no qued¨® del todo claro si, en realidad, era solo un sonido enlatado.
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