?B¨¢sica o aplicada? P¨®ngame las dos
En gen¨¦tica, si ha habido una ¨¦lite de la investigaci¨®n b¨¢sica durante todo el siglo XX, han sido los genetistas de Drosophila
Casi todas las dicotom¨ªas interesantes del patio acaban resolvi¨¦ndose desde el primer piso: un paso m¨¢s de abstracci¨®n, m¨¢s inteligente y sutil, desde donde los dos adversarios irreconciliables empiezan a parecerse mucho. Generaciones de cient¨ªficos ¨Cy lo que es peor, de administradores del dinero para la ciencia¡ª se han dejado devorar por el cisma entre la investigaci¨®n b¨¢sica o aplicada.
Los b¨¢sicos aducen que los grandes saltos conceptuales son imprevisibles, que surgen de la mera curiosidad por entender el mundo, y que generan unas aplicaciones que ni sus propios art¨ªfices hubieran llegado jam¨¢s a so?ar. Los aplicados tienden a considerar a los b¨¢sicos una ¨¦lite que desv¨ªa los fondos desde los problemas acuciantes hacia los caprichos de unos cuantos genios en pantal¨®n corto con una desmesurada afici¨®n por las largas discusiones en el bar de la facultad. Las dos partes tienen algo de raz¨®n.
En gen¨¦tica, si ha habido una ¨¦lite de la investigaci¨®n b¨¢sica durante todo el siglo XX, han sido los genetistas de Drosophila. Los anglosajones les llaman fly people que denota ¡°gente de la mosca¡± y connota la aristocracia del ramo. Solemos asociar la primac¨ªa cient¨ªfica norteamericana a la f¨ªsica nuclear y la conquista del espacio, pero lo cierto es que fue Thomas Morgan, el creador de la gen¨¦tica moderna, y su prodigioso laboratorio de la Universidad de Columbia en Nueva York, quienes convirtieron a Estados Unidos en la primera potencia cient¨ªfica mundial. Fue en las primeras d¨¦cadas del siglo XX, y desde entonces Europa no acaba de levantar cabeza. Entre otras cosas por la gran cantidad de cerebros jud¨ªos europeos que tuvieron que salir pitando hacia el otro lado del Atl¨¢ntico en los peores a?os del siglo.
Estamos aprendiendo ahora, sin embargo, que el sistema modelo por antonomasia de la gen¨¦tica animal, la misma mosca Drosophila melanogaster que us¨® Morgan, puede ser un arma esencial para las aplicaciones m¨¦dicas. No en el sentido conocido de que los avances b¨¢sicos acaban conduciendo a grandes adelantos aplicados, sino en otro sentido tan trivial que casi se nos escapa delante de las narices. Las mismas ventajas que hacen de la mosca un gran modelo para la biolog¨ªa pura ¨Cgenoma peque?o, rapidez de desarrollo, fertilidad abusiva¡ª la convierten tambi¨¦n en una excelente plataforma para la pr¨¢ctica cl¨ªnica directa: para convertirla en un modelo de un tipo concreto de c¨¢ncer, o incluso de un paciente concreto al que se le acaba el tiempo.
Esa es la visi¨®n desde el primer piso que nos ofrece ahora la nueva ¨¦lite de Drosophila: la que no solo busca ayudar a la gente a comprender el mundo, sino tambi¨¦n a permanecer en ¨¦l. ?B¨¢sica o aplicada? P¨®ngame las dos.
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