Lord Archer: ¡®Warhols¡¯, traiciones y ¡®best sellers¡¯
Paradigma del ¡®self-made man¡¯, lleg¨® de la nada a la vicepresidencia del Partido Conservador brit¨¢nico y trabaj¨® codo con codo con Margaret Thatcher y John Major Pero sus esc¨¢ndalos le llevaron a abandonar la pol¨ªtica y se convirti¨® en autor de novelas, de las que ha vendido 270 millones de ejemplares Esta es la historia de un hombre cuya mejor obra es su propia vida
Durante una reciente tarde preveraniega en la isla de Mallorca, Jeffrey Archer se puso a buscar a su esposa por los amplios corredores de su casa con espectaculares vistas a la bah¨ªa de Palma. Escaleras arriba y abajo, sorteando un par de warhols por el sal¨®n, una escultura de Botero plantada en el suelo, seis litograf¨ªas de Mir¨® por el dormitorio y alfombras que proh¨ªbe expresamente pisar a las visitas, iba repitiendo su nombre en voz alta. ¡°?Mary? ?Mary? Mistery¡¡±.
Su presencia era visible en las fotos que adornan casi todas las estancias. Mary en una de las viviendas de la familia en Cambridge. Mary saludando al pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra. Mary con su esposo durante un d¨ªa en las carreras¡ Los Archer forman un matrimonio a prueba de bombas que el a?o que viene cumple medio siglo de vigencia. Juntos han vivido vertiginosos ascensos y estrepitosas ca¨ªdas, as¨ª como los sonados esc¨¢ndalos que jalonan la trayectoria del se?or Archer, millonario escritor superventas de 75 a?os, lord brit¨¢nico y expol¨ªtico tory, curtido junto a Margaret Thatcher y John Major, que lleg¨® a ostentar la vicepresidencia del Partido Conservador de Reino Unido antes de dar con sus huesos en la c¨¢rcel por un caso que le relacion¨® con una prostituta. Y s¨ª, es posible que lady Archer sea un misterio en s¨ª misma. Al menos en lo referente a la longevidad de un enlace cuya clave del ¨¦xito resume as¨ª su marido: ¡°Ella es la mejor persona que he conocido; siempre ha estado ah¨ª, tanto en los buenos como en los malos momentos. Puedo contarte una historia muy ilustrativa sobre este tema. En una ocasi¨®n tuve oportunidad de preguntarle a lady Longford: ¡®?Alguna vez has pensado en divorciarte de lord Longford?¡¯. Ella respondi¨®: ¡®?Cielos, no! Asesinarlo, s¨ª, pero divorciarme¡ Nunca¡±.
Lord Archer rezuma toda la retranca brit¨¢nica por los poros de su rostro aguile?o y sonrosado. Mirada de halc¨®n color azul acero, paradigma del self-made man, histri¨®nico, col¨¦rico de cero a cien en d¨¦cimas de segundo, ordena sin pudor ante los extra?os que Alison, su asistente personal, compruebe el marcador de un partido de cr¨ªquet que una enorme pantalla de plasma retransmite en una sala contigua. Sabe aderezar con un toque de extravagancia old fashioned su papel de lord: en cuanto su asistente personal desaparece camino de conocer el resultado de la contienda de cr¨ªquet que libra la selecci¨®n brit¨¢nica, susurra que es ¡°la peor secretaria del mundo¡±, para acto seguido proclamar en voz alta que ¡°es adorable y no sabr¨ªa hacer nada sin ella¡±.
El matrimonio Archer pasa la primera mitad de cada a?o en esta espaciosa y di¨¢fana vivienda de l¨ªneas vanguardistas y aire de fortaleza levantada hace seis a?os sobre una finca de 20.000 metros cuadrados hoy poblada con esculturas, cuidados jardines, palmeras, cipreses y olivos mecidos por la brisa en una atalaya de Sa Torre, a un cuarto de hora largo en coche desde el aeropuerto de Palma de Mallorca. ¡°Aqu¨ª tenemos algunas obras de arte, pero la mayor parte de nuestra colecci¨®n est¨¢ en la casa de Londres¡±, se apresura a aclarar lord Archer antes de mostrar un antiguo retablo que acabar¨¢ donado al Saint Anne¡¯s College de Oxford, donde estudi¨® su esposa; un lienzo atribuido al taller de Matisse, otro del destacado pintor australiano Arthur Boyd que en alg¨²n momento despert¨® el inter¨¦s del Gobierno de Australia, la nutrida colecci¨®n de fotograf¨ªas y el ba?o para invitados, sobre cuyas paredes cuelgan dos copias originales de la famosa ni?a afgana de Steve McCurry a la que el fot¨®grafo volvi¨® a retratar 20 a?os m¨¢s tarde. Una buena parte de los jugosos beneficios que le han reportado sus novelas se ha destinado a este tipo de adquisiciones y a la inversi¨®n en espect¨¢culos teatrales del West End londinense como Grease, con el que gan¨® ¡°una fortuna¡±.
Desde joven quer¨ªa ser rico. Y ejercer la pol¨ªtica. los ¡®tories¡¯ tomaron el poder. Yo no sab¨ªa nada, era un idiota¡±. Lleg¨® a vicepresidente del partido
El resto de su vasta colecci¨®n luce en la vivienda londinense donde el matrimonio pasa la segunda mitad del a?o: un espectacu?lar penthouse con vistas al T¨¢mesis y al MI5, la sede del espionaje brit¨¢nico al servicio de Su Majestad, que el se?or Archer compr¨® a su amigo ¨ªntimo Bernie Ecclestone, el inefable y todopoderoso jefe de la F¨®rmula 1. ¡°Ya no me veo con Bernie tanto por Londres, pero almorzamos cuando podemos. Es un tipo genial, tan self-made como yo. ?Me pregunto c¨®mo puede tener ahora una deuda fiscal de mil millones de libras [1.360 millones de euros] y dormir tranquilo! Supongo que si llegas a lo m¨¢s alto, has de aceptar convivir con ciertas situaciones¡±.
Cuando est¨¢ en Mallorca, lord Archer cumple escrupulosamente una rutina pautada. Se levanta de madrugada y a las seis en punto ya est¨¢ sentado en su escritorio, una estancia independiente de la vivienda principal presidida por una gran cristalera con vistas al mar. Estos d¨ªas termina de redactar a mano, sobre libretas rayadas tama?o folio, su nueva novela, en intervalos de seis a ocho y de diez a doce de la ma?ana, y de dos a cuatro y de seis a ocho de la tarde. Tras almorzar paella on british time, toma asiento en los mullidos sof¨¢s del porche abierto al Mediterr¨¢neo para hablar de una vida, la suya, que constituye su obra m¨¢s lograda.
H¨¦roe y villano, genio y figura, viste camisa de rayas amarillas, celestes y blancas, pantalones color caqui y zapatos de ante a juego. Lleva un reloj Georg Jensen en la mu?eca izquierda y luce un anillo de oro en el me?ique con un sello que rememora su 40? aniversario de bodas. Siempre dispuesto a epatar, admite poseer una fortuna de 100 millones de libras esterlinas (m¨¢s de 130 millones de euros) con tal de manifestar su fervor por la filantrop¨ªa y su deseo de ¡°morir sin un penique¡±. La raz¨®n: ¡°El recaudador de impuestos se lo lleva todo. Adem¨¢s, a mis dos hijos varones ya les he dado lo suyo en vida. He sufrido recientemente un c¨¢ncer de pr¨®stata y estoy bien. Pero veo cinco a?os por delante y siento miedo de pensar m¨¢s all¨¢. ?Eso s¨ª, escribir¨¦ hasta que muera! ?Ent¨¦rese! No necesito m¨¢s dinero. No necesito nada, de hecho. Me encanta ser le¨ªdo por millones de personas. Por eso sigo haci¨¦ndolo cada d¨ªa¡±.
Lord Archer ha vendido 270 millones de ejemplares de sus obras, traducidas a 37 idiomas en un centenar de pa¨ªses. Ahora se publica en Espa?a S¨®lo el tiempo lo dir¨¢ (Planeta), la primera entrega de la serie de las Cr¨®nicas de Clifton, cuyo sexto volumen en ingl¨¦s culmina estos d¨ªas y lleva vendidos cinco millones de libros en todo el mundo. La entrega inaugural de esta saga 100% best seller narra las primeras andanzas de Harry, el protagonista del relato, tan buscavidas y hecho a s¨ª mismo como su creador. ¡°Mi padre muri¨® cuando yo ten¨ªa 11 a?os, no recuerdo mucho de ¨¦l¡±. Desde entonces, Lola Hayne tir¨® de su hijo ¨²nico hacia delante combinando varios trabajos para pagar sus estudios. ¡°No ten¨ªamos absolutamente nada. Supongo que fue una ventaja para levantarme cada d¨ªa con el ansia de trabajar duro¡±.
Natural de Weston-super-Mare, el peque?o Archer se matricul¨® en la escuela primaria de Wellington del mismo condado de Somerset. Siempre anhel¨® estudiar en Cambridge o en Oxford. ¡°Digamos que yo era un hombre joven y ambicioso¡±. Logr¨® ingresar en el Brasenose College de la Universidad de Oxford, donde conoci¨® a la que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en su esposa. All¨ª curs¨® Ciencias de la Educaci¨®n, pero en lo que realmente destac¨® fue como atleta en pruebas de velocidad. Nunca lleg¨® a licenciarse. La pol¨ªtica se cruz¨® en su camino. Se hab¨ªa alistado en el Oxford Union, legendario club de debates y cantera de insignes mandatarios brit¨¢nicos. ¡°Anhelaba ser rico, por supuesto. Pero por entonces mi deseo era ejercer la pol¨ªtica. Los conservadores hab¨ªan llegado al poder. Yo no sab¨ªa nada, era un idiota. Tambi¨¦n empec¨¦ a trabajar con la compa?¨ªa publicitaria Arrow Enterprises. Ten¨ªa que ganarme la vida¡±.
Protagonista de un ascenso rutilante, en 1969 nuestro hombre se convirti¨® en el diputado m¨¢s joven de la C¨¢mara de los Comunes. Ten¨ªa 29 a?os y result¨® elegido representante del partido de los tories por Louth (Lin?colnshire). Hab¨ªa alcanzado notoriedad por sus campa?as ben¨¦ficas para conseguir fondos con Arrow Enterprises. ¡°Y empec¨¦ a invertir como un loco a trav¨¦s de ellos hasta que met¨ª la pata¡±. El hundimiento de una empresa canadiense asociada a la firma llev¨® a Arrow a la bancarrota, frustrando el primer asalto al poder del se?or Archer y oblig¨¢ndole a renunciar a su esca?o en 1974. Arruinado, con m¨¢s de medio mill¨®n de libras de deuda, abandon¨® la pol¨ªtica activa y se mud¨® con su familia a Cam?bridge. ¡°Mary accedi¨® a un puesto de investigaci¨®n en el Trinity College y se puso a trabajar. Yo decid¨ª sentarme a escribir un best seller para pagar a mis acreedores. El plan, por mi parte, era una estupidez. No s¨¦ de d¨®nde saqu¨¦ la idea de que podr¨ªa arreglar mis problemas de aquella forma¡±. Pero lo hizo.
Arruinado, se puso a escribir una novela para pagar a sus acreedores. ¡°El plan era una estupidez¡±. Se convirti¨® en superventas
Tard¨® un a?o en redactar su primera novela: Ni un centavo m¨¢s, ni un centavo menos. La rechazaron 17 editoriales antes de que Jonathan Cape pagase 3.000 libras por sus derechos de publicaci¨®n. Kane & Abel, su tercer t¨ªtulo, fue el punto de inflexi¨®n. Le report¨® unas ventas de m¨¢s de tres millones de ejemplares que hoy superan los 37 millones (por encima de Matar a un ruise?or, de Harper Lee, o Cien a?os de soledad, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez). De la noche al d¨ªa, se convirti¨® en millonario. A mediados de los ochenta llam¨® la atenci¨®n de la Dama de Hierro por su capacidad de contraatacar y de renacer de sus cenizas. La primera ministra Margaret Thatcher le reclut¨® para ocupar la vicepresidencia del Partido Conservador brit¨¢nico. ¡°Por supuesto, acept¨¦. Si hay algo a lo que no puedo resistirme es a la pol¨ªtica¡±. Con ¨¦l como vicepresidente del partido, tard¨® poco en llegar el esc¨¢ndalo.
A media ma?ana del 26 de octubre de 1986, el se?or Archer anunci¨® su dimisi¨®n como vicepresidente del Partido Conservador. El Daily Star hab¨ªa publicado d¨ªas antes que pag¨® a la prostituta Monica Coghlan por sus servicios durante una noche del mes anterior. El dimisionario interpuso una denuncia contra el rotativo por difamaci¨®n. Gan¨® el caso y una indemnizaci¨®n de medio mill¨®n de libras. Con la reputaci¨®n recobrada en primera instancia, regres¨® al Parlamento en 1992 para ejercer como asesor del entonces primer ministro, John Major. Recibi¨® el t¨ªtulo vitalicio de lord y acompa?¨® a Major en su refrendo electoral de aquel a?o. ¡°Con ¨¦l compart¨ªa la afici¨®n desmedida por el cr¨ªquet y el hecho de que ambos venimos de la nada. En mi caso, mi afinidad por el Partido Conservador hab¨ªa nacido del hecho de que yo no puedo ser un socialista. Creo en la libertad de empresa, en pelear por ti mismo. No creo en la igualdad. S¨ª creo en la igualdad de oportunidades. Hay una gran diferencia¡±.
Dos a?os despu¨¦s de su regreso a la pol¨ªtica activa, un nuevo esc¨¢ndalo volvi¨® a salpicarle al trascender que se hab¨ªa embolsado 77.000 libras por la compraventa de un paquete de acciones de Anglia Television, cuya adquisici¨®n hab¨ªa llevado a cabo antes de que una fusi¨®n disparase el precio de la compa?¨ªa. Una investigaci¨®n oficial no encontr¨® pruebas que pudieran encausarle. La prensa brit¨¢nica afirm¨® tajante: ¡°Houdini escap¨® de nuevo¡±. Todo se complicar¨ªa seriamente cuando lord Archer present¨® su candidatura como alcalde de Londres en el verano de 1999.
En plena campa?a, el productor Ted Francis revel¨® al diario sensacionalista News of the World que la coartada de Archer en el caso por libelo que gan¨® al Daily Star era falsa y que ¨¦l mismo hab¨ªa mentido en el juicio a cambio de dinero. El aspirante a regidor londinense dimiti¨® al estallar la noticia, que a su vez propici¨® la reapertura del caso. En julio de 2001, siendo un afamado y millonario escritor, fue condenado a cuatro a?os por perjurio y obstrucci¨®n a la justicia por el mismo proceso que arranc¨® con la denuncia por difamaci¨®n que a?os atr¨¢s hab¨ªa iniciado contra el Daily Star. Cumpli¨® solo la mitad de la pena en la prisi¨®n de baja seguridad de North Sea Camp, al norte de Reino Unido. Monica Coghlan, la prostituta implicada en el caso, muri¨® dos semanas antes de poder declarar en sede judicial al sufrir un accidente de tr¨¢fico contra el veh¨ªculo robado que conduc¨ªa un drogadicto.
Un esc¨¢ndalo que le relacion¨® con una prostituta acab¨® llev¨¢ndole a la c¨¢rcel. ¡°Su nombre no significa nada. no puedes pasar la vida mirando atr¨¢s¡±
¨C?Qu¨¦ significa hoy para usted el nombre de Monica Coghlan?
¨CNada. En absoluto. Todo ocurri¨® hace 20 a?os. He seguido adelante. No puedes pasar tu vida mirando hacia atr¨¢s.
¨CY Ted Francis, ?qu¨¦ ha supuesto en su vida?
?¨CEs la primera vez que escucho su nombre en 15 a?os.
¨CAl menos estar¨¢ de acuerdo en que cada vez que el ¨¦xito pol¨ªtico se aproxim¨® a usted, siempre aparec¨ªa alguien con informaci¨®n capaz de destrozar su reputaci¨®n.
¨CNo conozco a nadie que haya tenido ¨¦xito al m¨¢s alto nivel que no haya experimentado ascensos y ca¨ªdas.
¨CVisto con perspectiva, ?se arrepiente de haber interpuesto aquella demanda contra el Daily Star por difamaci¨®n, a partir de la cual Ted Francis afirm¨® que su coartada era falsa en el caso Monica Coghlan y que le llev¨® finalmente a prisi¨®n?
¨CPasa lo mismo con muchas cosas que desear¨ªa que no hubieran ocurrido. Pero tengo 75 a?os y no puedo dedicar ya mucho tiempo a pensar¡ ?Tengo que acabar mis libros!
¨CEl asunto es que aquella demanda que usted interpuso se volvi¨® en su contra y acab¨® con su carrera pol¨ªtica.
¨CEse es un punto de vista interesante. A m¨ª me sugiere que la adversidad puede tomar dos direcciones: o matarte, o hacerte m¨¢s fuerte para superarla.
Tampoco perdi¨® el tiempo en su celda individual de North Sea Camp. Desde all¨ª escribi¨® otro best seller: un diario de prisi¨®nen tres entregas. ¡°Cuando sal¨ª, la prensa auguraba que la gente poderosa me dar¨ªa de lado. Mary y yo dimos mi primera fiesta de Navidad al salir de la c¨¢rcel y vino todo el mundo, Margaret Thatcher y John Major incluidos. He tenido una vida privilegiada, maravillosa, afortunada¡±.
Los fantasmas le persiguen todav¨ªa, aunque no quiera verlos. La prensa brit¨¢nica volvi¨® a airear su nombre el a?o pasado con la muerte de la actriz Sally Farmiloe, quien declar¨® en 2011 haber sido su amante. ¡°Ella no fue tan importante para m¨ª¡±, dice hoy lord Archer. ¡°Los medios de comunicaci¨®n han exagerado aquello cien veces. Apenas nos conoc¨ªamos. Simplemente no es cierto¡±.
A estas alturas de la conversaci¨®n, hac¨ªa una hora que lady Archer deber¨ªa haberse dejado caer por la piscina desbordante del jard¨ªn que se funde con el azul del mar para tomar su ba?o de las cuatro. ¡°Se habr¨¢ quedado dormida¡±, dijo su marido. Y parti¨® en su busca en compa?¨ªa de Alison, su ayuda de c¨¢mara. La aparici¨®n de lady Archer con la cara reci¨¦n lavada, vestida con una especie de pijama deportivo blanco de Emporio Armani, permiti¨® certificar que no se trataba de ning¨²n fantasma. De camino hasta la puerta del Writer¡¯s Block (la manzana del escritor), nombre de esta morada mallorquina, lord Archer coment¨® seguir hoy la pol¨ªtica desde la barrera, ¡°como un hobby¡±, y asegur¨® mantener una buena relaci¨®n con el partido de los tories, a cuyo presidente, David Cameron, recientemente reelegido primer ministro, desea ¡°que gane con suficiente holgura el refer¨¦ndum¡± por el que se abrir¨ªa la puerta al abandono de Europa por parte de Reino Unido. ¡°Ese ser¨ªa su legado. Y tendr¨ªamos un nuevo ?l¨ªder¡ ?Pero basta ya! ?Estoy harto de ustedes! ?Y ustedes deber¨ªan estar hartos de m¨ª! ?L¨¢rguense! ?Vuelvan a su casa!¡±.
Y as¨ª se despidi¨® lord Archer, medio en broma, medio en serio, para disfrutar junto a lady Archer de lo que quedaba del d¨ªa.
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