Historias de una historia
Uno no conoce del todo el sentido de algo hasta que conoce su origen y sus avatares; averiguar los de ¨¦sta quiz¨¢ exija tambi¨¦n una b¨²squeda ¨¦pica, encarnizada.
Y luego dicen que no es m¨¢gico el mundo y que lo real s¨®lo es caos y que es falso que, como dice Freud, la verdad tiene estructura de ficci¨®n. El viernes 29 de mayo vol¨¦ de Londres a Madrid para estar en la Feria del Libro, y en el avi¨®n le¨ª, perdida entre las m¨¢s de mil quinientas p¨¢ginas del Borges de Bioy Casares, una historia memorable. El rey David ¨Ccuenta Borges¨C le pidi¨® a un joyero que fabricase un anillo que le recordara, en los momentos de j¨²bilo, que no deb¨ªa ensoberbecerse y, en los momentos de tristeza, que no deb¨ªa abatirse. Abrumado por el encargo, el joyero sali¨® a la calle; un joven lo abord¨® y le pregunt¨® qu¨¦ le inquietaba; el joyero se lo cont¨®. ¡°No te preocupes¡±, le dijo el joven. ¡°Fabrica un anillo de oro con la inscripci¨®n: ¡®Tambi¨¦n esto pasar¨¢¡±. As¨ª lo hizo el joyero, y cuando le llev¨® el anillo al rey, ¨¦ste le pregunt¨® c¨®mo se le hab¨ªa ocurrido esa frase; el joyero le cont¨® la verdad, le habl¨® del joven desconocido. ¡°?Ah!¡±, exclam¨® el rey. ¡°Ese joven es mi hijo Salom¨®n¡±. Al terminar de leer esta historia record¨¦ Tambi¨¦n esto pasar¨¢, de Milena Busquets, una novela en la que, como en la buena literatura, nada suena a literatura, todo suena a verdad, y en la que una mujer que se parece mucho a Milena narra el duelo por una madre que se parece mucho a su madre, Esther Tusquets; yo recordaba que en alg¨²n momento del relato se contaba una historia parecida a la de Borges, pero no recordaba mucho m¨¢s.
Cuando llegu¨¦ a Madrid olvid¨¦ la coincidencia, pero ese fin de semana se dio otra, y es que el s¨¢bado por la tarde y el domingo por la ma?ana firm¨¦ libros en dos lugares distintos junto a Milena Busquets. Al saludarla record¨¦ la historia de Borges, se la cont¨¦ y le ped¨ª que me contara la historia como ella la cuenta en su libro; la historia es la misma y distinta, y se la cont¨® su madre para ayudarle a superar la muerte de su padre. Un emperador oriental convoc¨® a los sabios y les pidi¨® una frase que sirviese para todas las situaciones posibles; tras meses de reflexi¨®n, los sabios le entregaron ¨¦sta: ¡°Tambi¨¦n esto pasar¨¢¡±. La madre concluy¨®: ¡°El dolor y la pena pasar¨¢n, como pasan la euforia y la felicidad¡±. Apenas termin¨® Milena de contar su versi¨®n de la historia, sent¨ª que la de Borges quiz¨¢ hubiera convenido m¨¢s a su novela ¨Centre otras razones porque involucra a un padre y un hijo¨C y me acord¨¦ de un libro que trata del duelo de un hijo por su padre y tambi¨¦n de Borges: El olvido que seremos, de H¨¦ctor Abad Faciolince. Ah¨ª narra Abad, con emocionante maestr¨ªa, la relaci¨®n que le uni¨® a su progenitor, un activista por la paz colombiano asesinado a tiros en una calle de Medell¨ªn mientras llevaba en el bolsillo un soneto de Borges que empieza ¡°Ya somos el olvido que seremos¡±; pero, seg¨²n supo Abad tras publicar el libro, no estaba claro que el poema fuera de Borges, as¨ª que emprendi¨® una b¨²squeda encarnizada, casi ¨¦pica, para identificar al verdadero autor del poema, y el resultado fue un relato que todav¨ªa es mejor que el libro. No s¨¦ si le cont¨¦ todo esto a Milena, pero al separarme de ella el domingo se produjo la tercera coincidencia, la m¨¢s ins¨®lita: leyendo este suplemento en el avi¨®n de vuelta a Londres, me top¨¦ con otra versi¨®n de la misma historia. La contaba Francesc Miralles en un art¨ªculo titulado ¡°La br¨²jula emocional¡±; su versi¨®n era la de un cuento suf¨ª, y en ella un sabio sirviente del rey salva a su se?or con un mensaje que esconde en su anillo y que le recuerda que ¨¦xito y fracaso son s¨®lo dos espejismos; el mensaje ¨Cya lo han adivinado¨C reza: ¡°Tambi¨¦n esto pasar¨¢¡±.
Hasta aqu¨ª la magia del mundo y el orden inveros¨ªmil que a veces adopta lo real, como si fuese una ficci¨®n. De las tres versiones de la historia que he evocado, la mejor es la de Borges, porque no contiene moraleja alguna y porque es la m¨¢s ambigua, pero ?de d¨®nde la sac¨® Borges? ?Y de d¨®nde sac¨® la suya la madre de Milena? ?Cu¨¢ntas versiones existen de ella? ?Y cu¨¢l es la original, si es que la hay? ?Es oriental u occidental? ?Y qui¨¦n es su autor? ?O es una f¨¢bula an¨®nima? Parecen preguntas superfluas, pero no lo son: uno no conoce del todo el sentido de una historia hasta que conoce su origen y sus avatares; averiguar los de ¨¦sta quiz¨¢ exija tambi¨¦n una b¨²squeda ¨¦pica, encarnizada. T¨² ver¨¢s, Milena.
elpaissemanal@elpais.es
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