Alcalde ¡®chanante¡¯

Ahora puedo decirlo: muchos de mis conciudadanos so?aban con verme en la alcald¨ªa de Albacete. Nadie me lo manifest¨® nunca, en realidad, pero no hacia falta, era algo latente. Lo pod¨ªa leer en sus ojos y en la expresi¨®n de sus caras: Joaqu¨ªn como nos gustar¨ªa que fueses nuestro alcalde, nuestro alcalde chanante. Supongo que me ve¨ªan como una especie de atam¨¢n, capaz de canalizar ese flujo de descontento e ilusi¨®n y tambi¨¦n, porqu¨¦ no decirlo, mala leche. Y ojo que la idea me parec¨ªa tentadora, sobre todo por vivir una campa?a electoral: carteles con mi foto mirando al infinito, discursos enardecidos, abrazos, besos a personas mayores, besos tambi¨¦n a alg¨²n reci¨¦n nacido, vivas, hurras, meriendas cenas¡­ etc¨¦tera. Pero, y aqu¨ª se empezar¨ªa a torcer la cosa, ?qu¨¦ hubiera pasado una vez alzara la vara de alcalde y se posara sobre m¨ª el inmisericorde foco medi¨¢tico? Pues os lo voy a decir: que cabr¨ªa la posibilidad de que salieran algunas personas (todas calvas) contando que en alguna ocasi¨®n (no hace tanto en realidad) parece ser que les escup¨ª desde el balc¨®n con voluntad de acertar; ser¨ªa posible o¨ªr tambi¨¦n la voz de alg¨²n vecino (con bastante probabilidad el del tercero) asegurando mi autor¨ªa en an¨®nimos donde se le llamaba: gorrino, asqueroso y mierda seca; no se descartar¨ªa que alg¨²n amigacho relatara que, en mis salidas nocturnas, cuando estoy contento suelo hacer simpas, y tampoco ser¨ªa raro que alguien que hubiera presenciado algunos de mis shows aseverara que, con bastante frecuencia, hago bromas sobre minor¨ªas ¨¦tnicas y animales en extinci¨®n. ?Vaya panorama!