El mayor enigma de la evoluci¨®n recupera la cabeza
'Hallucigenia', un vapuleado f¨®sil de la explosi¨®n c¨¢mbrica, halla su lugar en el cosmos
Hallucigenia, uno de los f¨®siles m¨¢s alucinantes (de ah¨ª su nombre) de la explosi¨®n c¨¢mbrica ¡ªlos ecos del origen de los animales, hace 500 millones de a?os¡ª, ha encontrado al fin su cabeza, resolviendo el muy pol¨¦mico y no menos alucinante enigma de su posici¨®n evolutiva. El animal sufri¨® hace 40 a?os el mayor planchazo de la historia de la paleontolog¨ªa: lo pusieron al rev¨¦s, con las espinas para abajo y una especie de chimeneas dorsales que luego resultaron ser las patas. ?Qu¨¦ tiene que ver Darwin con Frank Capra? Siga leyendo.
El C¨¢mbrico cubre de 541 a 485 millones de a?os atr¨¢s. Los famosos dep¨®sitos del Burgess Shale en Canad¨¢ datan de 508 millones de a?os atr¨¢s, en plena explosi¨®n c¨¢mbrica. Los f¨®siles del C¨¢mbrico son esenciales para entender no solo el origen de los animales, sino tambi¨¦n su evoluci¨®n inicial, su diversificaci¨®n y sus asombrosas innovaciones: las ra¨ªces biol¨®gicas de nuestro mundo. Martin Smith, de la Universidad de Cambridge, y Jean-Bernard Caron, del Museo Real de Ontario, presentan hoy su hallazgo en la revista Nature.
La historia paleontol¨®gica de Hallucigenia est¨¢ ¨ªntimamente ligada a uno de los mayores enigmas de la teor¨ªa de la evoluci¨®n. La Tierra tiene 4.500 millones de a?os (un tercio de la edad del universo, m¨¢s o menos), y las primeras bacterias aparecieron muy pronto: las evidencias f¨®siles se remontan a 3.500 millones de a?os atr¨¢s.
Los animales tardamos casi 3.000 millones de a?os en llegar al mundo
Pero los animales solo aparecimos en las postrimer¨ªas del prec¨¢mbrico, hace unos 600 millones de a?os. Tardamos casi 3.000 millones de a?os en llegar al mundo. Y, sin embargo, solo nos llev¨® 10 millones de a?os inventar todos los planes de dise?o del cuerpo existentes en la actualidad, desde los artr¨®podos como la gamba y el mosquito hasta los cordados como el lector. En eso consisti¨® la desconcertante explosi¨®n c¨¢mbrica.
Hallucigenia fue uno de los f¨®siles de la explosi¨®n descubiertos en 1909 por el c¨¦lebre paleont¨®logo estadounidense Charles Walcott en el Burguess Shale canadiense. Con solo un par de cent¨ªmetros de largo, el f¨®sil dif¨ªcilmente podr¨ªa haber competido con el resto de los monstruos c¨¢mbricos hallados por Walcott, como el abominable depredador marino Anomalocaris, que pod¨ªa alcanzar el metro de eslora. Pero Hallucigenia era realmente especial, con una fila de tubos extra?os, como chimeneas recorri¨¦ndole la espalda, y unos pares de patas parecidas a espinas. Ni rastro de una cabeza.
No fue Walcott quien le puso ese nombre, sino otro gran paleont¨®logo muy posterior: el brit¨¢nico Simon Conway Morris, que se emple¨® a fondo en los a?os setenta para reinterpretar casi todos los f¨®siles que hab¨ªa clasificado su antiguo colega. La historia ¨¦pica de esta reinterpretaci¨®n se convirti¨® en un icono de la biolog¨ªa mundial gracias al libro de Stephen Jay Gould La vida maravillosa, que fue devorado por cient¨ªficos y p¨²blico general en los a?os ochenta y noventa.
'Hallucigenia' es un ancestro de los actuales gusanos de terciopelo
Gould convirti¨® el trabajo de Conway Morris en el paradigma de sus teor¨ªas, que quer¨ªan despojar a la evoluci¨®n de todo sentido de progreso, direccionalidad o prop¨®sito. El cient¨ªfico neoyorkino present¨® los monstruos de explosi¨®n c¨¢mbrica como el ejemplo m¨¢ximo de los mecanismos impredecibles y azarosos de la evoluci¨®n: si la cinta de la historia de la Tierra se repitiera ¡ªcomo en la pel¨ªcula de Frank Capra Qu¨¦ bello es vivir¡ª, el resultado ser¨ªa totalmente distinto, y nosotros no estar¨ªamos aqu¨ª.
Pero la investigaci¨®n de Conway Morris ¡ªy el libro de Gould¡ª conten¨ªan uno de los mayores planchazos de la historia de la paleontolog¨ªa: hab¨ªan puesto a Hallucigenia del rev¨¦s. Las chimeneas eran en realidad las patas, y eran las espinas las que estaban en la espalda. Tambi¨¦n confundieron la cabeza con la cola, como queda claro ahora con el hallazgo de Smith y Caron.
Los dientes far¨ªngeos y los elementos circumorales (circum-oral, alrededor de la boca) son dos de los principales rasgos definitorios de los ecdisozoos, el grupo m¨¢s exuberante de animales, compuesto actualmente por los ocho phyla que mudan su cut¨ªcula cada tanto para crecer: insectos, ar¨¢cnidos, crust¨¢ceos, gusanos nematodos y otros. Los planes de dise?o de estos animales surgieron muy r¨¢pido a principios del C¨¢mbrico, pero han cambiado muy poco en los 500 millones de a?os subsiguientes.
Al encontrar la cabeza de Hallucigenia por primera vez, Smith y Caron aclaran la orientaci¨®n antero-posterior del animal. Tiene una cabeza alargada con un par de ojos dorsales. Junto a los elementos circumorales y los dientes en la faringe, o extremo anterior de su tubo digestivo, estos rasgos clasifican definitivamente a Hallucigenia como un lob¨®podo del C¨¢mbrico. Y lo m¨¢s importante: queda claro ahora que es un ancestro de los actuales onic¨®foros, o gusanos de terciopelo, que han perdido esas estructuras de la cabeza. Hallucigenia ha resultado estar pr¨®ximo al muy buscado ancestro de todos los ecdisozoos.
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