Tacticismo excesivo
Rajoy da la impresi¨®n de haber desconectado de la realidad
Los presidentes del Gobierno cocinan la anticipaci¨®n de elecciones con gran sigilo, a fin de tomar por sorpresa a los adversarios. Sea o no el caso y por m¨¢s que Mariano Rajoy crea en la estrategia del secreto, eso no tapa el desconcierto y las divisiones que existen en un partido y en un Gobierno que, a veces, parecen noqueados. A ello se une el episodio de un relevo ministerial, la semana pasada, comunicado a las diez de la noche, sin novedad pol¨ªtica alguna que aconsejara la tard¨ªa medida, como podr¨ªa haber sido una designaci¨®n de Luis de Guindos para el Eurogrupo que exigiera su salida del Gobierno.
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Es poco serio dejar de explicar lo que significa el nombramiento de ??igo M¨¦ndez de Vigo, persona sin duda competente en los asuntos de la UE, como nuevo ministro para un sector alterado por el IVA cultural y la aplicaci¨®n de una reforma educativa cuestionada. Puede implicar tanto la reconsideraci¨®n de la administraci¨®n de la LOMCE o de la regulaci¨®n de t¨ªtulos universitarios como que Hacienda s¨ª va a permitir ahora el b¨¢lsamo de una rebaja del impuesto a la cultura. Lo m¨¢s probable es que, con el verano de por medio, todo el cambio consista en sustituir a un ministro tan quemado como Jos¨¦ Ignacio Wert por una persona de mejor imagen y talante conciliador.
Mientras en el PP prospera la idea de deslegitimar a los Gobiernos emanados de los pactos municipales y auton¨®micos ¡ªcuando el beneficiario no es de este partido¡ª, el propio presidente conf¨ªa demasiado en que la gesti¨®n de los Ejecutivos surgidos de esos pactos fortalezca un voto contra el caos. Para elegir la fecha electoral se encuentra m¨¢s en segundo plano la cuesti¨®n de los Presupuestos, que en ocasiones anteriores s¨ª hab¨ªa justificado los adelantos de las votaciones cuando faltaban apoyos bastantes para aprobarlos. No es el caso de Rajoy mientras cuente con mayor¨ªa absoluta; as¨ª que le viene bien estirar la legislatura, consciente de que en la pr¨®xima tendr¨ªa que negociarlos con otras fuerzas, en el supuesto de que las urnas le sean propicias.
Tampoco sabemos qu¨¦ intenta Rajoy para atajar la voluntad independentista con que Artur Mas aborda las elecciones catalanas de septiembre, anticipadas en m¨¢s de un a?o. Algunas voces del PP han instado el adelanto de las generales para no dejar el campo libre a la batalla electoral del separatismo. Ser¨ªa un modo de justificar la decisi¨®n de aplazar las catalanas por parte de Mas, embarcado en una suicida huida hacia adelante.
El mayor problema de fondo es el exceso de tacticismo con el que Rajoy pretende llenar un interregno electoral repleto de problemas. M¨¢s bien da la impresi¨®n de haber desconectado de la realidad. El Gobierno ya no comunica nada a los espa?oles, salvo la insistencia en la recuperaci¨®n econ¨®mica. Forzar unos Presupuestos que condicionen a la pr¨®xima mayor¨ªa o jugar a la r¨¢pida p¨¦rdida de fuerza de instituciones auton¨®micas y municipales solo contribuye al desgaste de la confianza.
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