Obsolescencia programada: ?hag¨¢mosla obsoleta!

Mi ¨²ltimo post antes de tomarme la baja por maternidad fue protagonizado por Movistar y el primero de esta nueva etapa por Orange. ?Casualidades de la vida? Hace 6 meses no hab¨ªa manera de dar de baja una l¨ªnea de tel¨¦fono fijo. Finalmente me sal¨ª con la m¨ªa. Y hoy me encuentro ante otro reto may¨²sculo: mi tel¨¦fono m¨®vil est¨¢ en la UCI, por no decir que ha pasado ya a mejor vida. No ten¨ªa ni 2 a?itos, el peque?¨ªn. Y coincide -casualidad de casualidades- con el vencimiento del contrato de permanencia que ten¨ªa con Orange aqu¨ª en Francia donde vivo. Orange se ofrece a darme un nuevo smartphone por un precio irrisorio siempre que renueve el contrato y la permanencia con ellos, claro est¨¢.

Cuando fui a la tienda de Orange para pedir que echaran un vistazo a las entra?as de mi m¨®vil se me comunic¨® que el t¨¦cnico estaba saturado de peticiones y que la espera pod¨ªa alargarse m¨¢s all¨¢ de una hora. En cambio si optaba por encontrarme con un comercial que me informar¨ªa sobre los nuevos aparatos disponibles el tiempo de espera se reducir¨ªa a unos veinte minutos. No m¨¢s. Curioso. Me encuentro por en¨¦sima vez en mi vida ante un caso de obsolescencia programada, palabro horroroso donde los haya y que refleja un horror a¨²n mayor: el deseo de hacer las cosas mal con el ¨²nico objetivo nada loable de ganar m¨¢s dinero. ?Hay algo m¨¢s penoso?

El padre del concepto, Bernard London, es un norteamericano que hab¨ªa hecho fortuna en el sector inmobiliario de Nueva York en los a?os 30 del siglo pasado y que quiso ayudar a la sociedad americana a salir de la Depresi¨®n. Pens¨® que si todos los productos ten¨ªan por obligaci¨®n un ciclo de vida corto eso animar¨ªa el consumo, crear¨ªa trabajo y satisfar¨ªa al capital. La intenci¨®n de fondo aparentemente era buena. El problema es que no introdujo otra variable necesaria en este ciclo supuestamente virtuoso: el impacto medioambiental que genera sobre un planeta de recursos finitos la producci¨®n infinita de cacharros. El laureado documental Comprar, tirar, comprar explica de manera muy l¨²dica y con una realizaci¨®n impecable la historia del concepto y las consecuencias perniciosas para pa¨ªses como Ghana, que sin comerlo ni beberlo se ha convertido en el basurero de la tecnolog¨ªa ??obsoleta?? que el primer mundo ya no quiere. Y yo me pregunto cu¨¢ndo por fin la obsolescencia pasar¨¢ a ser ella misma obsoleta.

Aqu¨ª en Francia se ha avanzado algo ¨²ltimamente para combatir esta pr¨¢ctica. La Asamblea francesa aprob¨® a finales del a?o pasado multas de hasta 300.000 euros y penas de c¨¢rcel de hasta 2 a?os para los fabricantes que ? acorten ? la vida de sus productos. Tiene el m¨¦rito de ser la primera legislaci¨®n que reconoce la existencia de la obsolescencia programada. ?Cu¨¢ndo se pondr¨¢ Espa?a las pilas ? Las pilas ecol¨®gicas, por supuesto.

Le¨ªa en elpais.com que en Espa?a ? el movimiento lleva retraso ?. Las organizaciones m¨¢s activas son la Asociaci¨®n de Recuperadores de Econom¨ªa Social y Solidaria, y el colectivo ecologista Amigos de la Tierra, adem¨¢s de Ecologistas en Acci¨®n, UGT y CCOO. Todos ellos hacen lobby para que la nueva legislaci¨®n proh¨ªba la obsolescencia programada. Pero entiendo que es tarea de todos y todas hacer resistencia pasiva: entre todos podemos convertir la obsolescencia programada en un cap¨ªtulo cerrado de la historia.

Yo empec¨¦ mi batalla particular contra la obsolescencia al escoger mis electrodom¨¦sticos. Los compr¨¦ de segunda mano a una cooperativa que contrata a personas en riesgo de exclusi¨®n y luego los capacita para reparar aparatos. Son viejos electrodom¨¦sticos que a¨²n tienen vida ¨²til pero que han sido destronados por nuevos modelos seguramente m¨¢s relucientes pero no necesariamente m¨¢s eficientes. Mis electrodom¨¦sticos son armatostes de los a?os 80, s¨®lidos, made in Germany. Es cierto que a veces me dan alg¨²n problemilla. Pero ?qui¨¦n no sufre achaques con la edad? Como el congelador, que no s¨®lo congela los alimentos que contiene sino que se congela a s¨ª mismo. Quiz¨¢ es un alarde de perfeccionismo por su parte. Pero me digo que de la misma manera que a m¨ª me gusta que me den segundas oportunidades, a mis electrodom¨¦sticos les va mejor en mi cocina que desvencijados y dejados de la mano de Dios en vete a saber qu¨¦ vertedero. ?Y si programamos entre todos la obsolescencia de la obsolescencia programada?

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Foto de apertura: Commentreparer.com

Ilustraci¨®n: Consumerism 2008 by Christopher Dombres / Flickr - Creative Commons