La nueva era de la computaci¨®n
En el Centro de Investigaci¨®n T. J. Watson de IBM en Nueva York cientos de ingenieros desarrollan un superordenador capaz de procesar ¡®big data¡¯ mediante un sistema cognitivo Su nombre es Watson, y aspira a facilitar decisiones de gran complejidad, desde comprar una empresa hasta acertar en un diagn¨®stico m¨¦dico
Watson, necesitamos ayuda para la adquisici¨®n de un empresa.
Watson. Hola. ?C¨®mo puedo ayudarles?
Brian Gaucher. Watson, mu¨¦strame compa?¨ªas de Estados Unidos con unos ingresos de entre 25 y 60 millones de d¨®lares relacionadas con la anal¨ªtica de datos.
W. Veamos qu¨¦ puedo encontrar¡ [transcurren un par de segundos] 87 empresas.
B. G. De acuerdo. Es un buen comienzo. ?Qu¨¦ te parece, Andy?
Andy Aaron. Bien. Deber¨ªamos utilizar un documento del grupo de estrategia de la divisi¨®n de IBM que comercializa Watson. Hay muchos conceptos clave en ella. Vamos a suministr¨¢rselos a Watson [los cient¨ªficos introducen la informaci¨®n en el sistema].
B. G. Watson, por favor, considera esto como la estrategia cognitiva.
A. A. Watson, ens¨¦?ame empresas dedicadas a la anal¨ªtica de datos y a la estrategia cognitiva que sean las m¨¢s parecidas a Wolfram Alpha y Kawasaki Robotics.
W. He encontrado tres empresas parecidas a las que me has especificado.
A. A. Fant¨¢stico. Comparemos estas empresas. Watson, ens¨¦?ame una tabla de decisiones [la pantalla muestra una especie de hoja de Excel con las celdas vac¨ªas].
B. G. Watson, por favor, coloca a las empresas Wolfram Alpha, Kawasaki Robotics, Raytheon BBN Technologies, Decisive Analytics y Cognilytics en la tabla de decisiones.
W. De acuerdo [la pantalla muestra la nueva informaci¨®n en las celdas de la tabla de decisi¨®n].
B. G. Necesitamos algo m¨¢s que eso: otros atributos. Watson, incluye los atributos ¡°beneficios¡±, ¡°empleados¡± y ¡°estructura empresarial¡± en la tabla de decisiones.
W. De acuerdo.
B. G. Ahora tenemos la comparaci¨®n entre ellas. Watson, dame una sugerencia sobre qu¨¦ empresa deber¨ªamos comprar.
W. Tengo una sugerencia¡
En el laboratorio del Centro de Investigaci¨®n T. J. Watson de IBM en Nueva York, en Yorktown, a una hora al norte de Manhattan y en medio de frondosos bosques, ocurren cosas asombrosas: hombres que charlan con una m¨¢quina para decidir la adquisici¨®n de una empresa; m¨¦dicos que dialogan con una tableta en busca del diagn¨®stico de la extra?a enfermedad que aqueja a un ni?o; ingenieros de una empresa petrolera que rastrean en la nube c¨®mo reducir la incertidumbre de sus costos¨ªsimas prospecciones en el oc¨¦ano; cocineros que analizan en una interfaz la pertinencia de una nueva receta a partir de la composici¨®n molecular de sus ingredientes; cient¨ªficos que escrutan los genes de una persona para aplicarle un determinado tratamiento contra el c¨¢ncer; asesores financieros que manejan algoritmos para predecir el funcionamientos del mercado y evitar burbujas financieras, o t¨¦cnicos municipales que escarban en la informaci¨®n de miles de sensores repartidos por toda la ciudad para evitar futuras inundaciones.
Los sistemas cognitivos permiten desarrollar ordenadores capaces de aprender por s¨ª mismos
Brian Gaucher y Andy Aaron son cient¨ªficos del laboratorio de sistemas simbi¨®tico-cognitivos de IBM. Watson es un supercomputador. Y El Pa¨ªs Semanal ha sido testigo en Yorktown de una nueva relaci¨®n entre la m¨¢quina y el hombre. Gaucher y Aaron deb¨ªan simular la compra de una empresa. Su interlocutor era una pantalla de varios metros cuadrados que reproduc¨ªa por escrito sus palabras y ofrec¨ªa los datos que le eran requeridos: un sistema cognitivo. M¨¢quina y hombres se comunicaron con la palabra.
Gaucher, Aaron y cientos de cient¨ªficos e ingenieros de IBM trabajan en el nuevo gran paso de la computaci¨®n, lo que muchos consideran una nueva era del conocimiento. Son los sistemas cognitivos, ordenadores que aprenden. El fen¨®meno tiene un nombre de pila: Watson, en honor al fundador e hist¨®rico presidente de IBM, Thomas J. Watson.
Se trata del gran proyecto de la compa?¨ªa para convertir la informaci¨®n masiva de nuestro mundo, el big data, en un nuevo recurso, como el gas o el petr¨®leo, en una nueva fuente de energ¨ªa con la que interactuar como nunca hasta ahora, en un camino que promete cambiar la vida de las personas. Watson es tambi¨¦n, c¨®mo no, un gran negocio con el que IBM conf¨ªa en ingresar miles de millones de d¨®lares.
Si las m¨¢quinas y la tecnolog¨ªa lograron que el hombre transformara el mundo m¨¢s all¨¢ de lo que sus m¨²sculos le permit¨ªan, Watson es el primer paso para llevarle a un estadio que las dimensiones de su cerebro no le permiten alcanzar. Dar¨ªo Gil, ingeniero espa?ol formado en el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Boston que dirige el centro de investigaci¨®n de sistemas simbi¨®tico-cognitivos de IBM, lo expone as¨ª: ¡°La revoluci¨®n industrial nos dio fuerza donde terminaba el m¨²sculo. La revoluci¨®n cognitiva nos ampl¨ªa los conocimientos donde termina el cerebro. Expande nuestra capacidad mental. Es una tecnolog¨ªa con un tremendo potencial transformador. Tendremos superpoderes cognitivos¡±.
Gil advierte de que no se trata de sustituir al hombre, sino de complementarlo: ¡°El trabajo con un sistema cognitivo es un di¨¢logo, una relaci¨®n simbi¨®tica. ?Qu¨¦ aportamos los humanos? Los problemas, nuestros conocimientos, nuestro sentido com¨²n, nuestra intuici¨®n y nuestros valores en la toma de decisiones. El sistema cognitivo aporta su capacidad de an¨¢lisis y de descubrimiento, su capacidad para encontrar conexiones en todo el conocimiento digital disponible. De esta manera es como Watson trabaja, por ejemplo, con algunos de los principales onc¨®logos del mundo¡±.
El cient¨ªfico espa?ol asegura que la compu?taci¨®n cognitiva nos permite mitigar nuestros prejuicios en la toma de decisiones. ¡°Una cocinera, un abogado o un m¨¦dico toman decisiones, cada uno con un lenguaje distinto, con sus presiones externas, en un entorno determinado¡ A veces son decisiones equivocadas. Los errores m¨¦dicos son la tercera causa de muerte en EE UU. Watson ha le¨ªdo 23 millones de art¨ªculos m¨¦dicos. No tiene que sustituir al m¨¦dico, pero puede colaborar con ¨¦l. Inteligencia artificial, no; colaboraci¨®n, s¨ª¡±.
John E. Kelly, vicepresidente de investigaci¨®n de IBM, afirma en su libro Smart Machines (M¨¢quinas inteligentes): ¡°Los cambios que se avecinan en las pr¨®ximas dos d¨¦cadas transformar¨¢n la forma en que vivimos y trabajamos de la misma manera en que la compu?taci¨®n transform¨® el paisaje humano en los ¨²ltimos 50 a?os¡±. Lo que defienden Kelly y sus colaboradores es que la era de los sistemas cognitivos ha sucedido a la era de la tabulaci¨®n (hasta los a?os cuarenta del pasado siglo), en la que ¨¢bacos mec¨¢nicos hac¨ªan b¨¢sicamente cuentas, y a la de la computaci¨®n (desde los a?os cuarenta hasta nuestros d¨ªas), la de las m¨¢quinas programables. Mientras que los ordenadores tradicionales deben ser programados para determinadas tareas, los sistemas cognitivos aprenden de sus interacciones con los seres humanos a trav¨¦s de un lenguaje natural y por medio de algoritmos. Las dos primeras fases de la computaci¨®n ¨Cla est¨¢tica y la din¨¢mica¨C han dado paso a una tercera: la aut¨®noma.
¡°Hasta ahora, muchos ordenadores se han basado en el paradigma de c¨¢lculo. Hoy podemos construir una nueva clase de sistemas que pueden aprender, encontrar correlaciones, crear hip¨®tesis a partir de esas correlaciones, y sugerir y medir acciones¡±, afirma Gil.
Stephen Baker, experto en computaci¨®n y autor del superventas The Numerati, explica al respecto: ¡°Lo diferente de Watson es el lenguaje. Comprende lo que escribimos. Watson descifra las relaciones estad¨ªsticas entre las palabras y hace un simulacro de comprensi¨®n. Se puede decir que aprende. El ordenador puede sugerirnos cosas y tiene una mente abierta a todas las posibilidades. Nosotros tenemos recursos muy limitados¡±.
Para Baker, Watson no pretende ser una r¨¦plica del cerebro humano, algo que no tendr¨ªa sentido. ¡°Ya tenemos 7.000 millones de cerebros humanos, y son maravillosos. Pero Watson, con sus algoritmos, se lo pregunta todo. Y al hacerlo encuentra cosas que nosotros no encontramos. Puede encontrar pepitas de oro de inteligencia, de conocimiento que no pod¨ªamos ni imaginar que exist¨ªan¡±.
¡°Lo revolucionario de Watson es que no sabe nada¡±, a?ade el autor. ¡°No tiene una respuesta a nuestras preguntas. ?l hace una pesquisa con cada pregunta y, como nunca puede estar seguro de que ha comprendido esa pregunta, hace un estudio de probabilidades. Y regresa con respuestas y ofrece un porcentaje de fiabilidad en cada una. Watson dir¨ªa que Obama es el presidente de Estados Unidos con un 98% de confianza¡±.
Gil destaca la coincidencia de tres elementos clave del momento actual: ¡°Se est¨¢ digitalizando una enorme cantidad de conocimiento; se han desarrollado nuevos algoritmos muy potentes capaces de aprender a trav¨¦s de ejemplos, y se sigue duplicando la potencia de los ordenadores cada 18 meses¡±.
La inteligencia artificial fracas¨® porque intent¨® sustituir al hombre. Ahora es diferente, se trata de ayudarnos¡±
Rick Lawrence, responsable de Watson Debater, una de las ¨¢reas de investigaci¨®n del proyecto y compa?ero de Gil en Yorktown, comparte el an¨¢lisis: ¡°La inteligencia artificial fracas¨® porque intent¨® sustituir al hombre. Ahora es diferente, se trata de ayudarnos¡±. Pavan Murali, desarrollador de Chef Watson, el ¨¢rea del superordenador dedicada a la gastronom¨ªa, va m¨¢s all¨¢: ¡°Queremos romper las barreras de la computaci¨®n¡±.
Para lograr esa disrupci¨®n, los dise?adores de los sistemas cognitivos cuentan con un nuevo recurso. La realidad digital crece el 60% cada a?o. El almacenamiento de datos de forma masiva, el big data, est¨¢ creando un universo nuevo. Es una realidad en avance continuo e imparable. La informaci¨®n que procede de los distintos tipos de sensores que se utilizan de forma masiva en el mundo debido a su bajo coste crecer¨¢ del 11% en 2005 al 42% en 2020. V¨ªdeos, fotograf¨ªas y audios se extienden en Internet. Setenta y dos horas de v¨ªdeo son descargadas de YouTube cada minuto. Solo en un a?o se publican 50.000 estudios sobre neurociencia. ?Qui¨¦n puede asimilar tanto contenido? Watson.
¡°Con los sistemas cognitivos se podr¨¢ conocer mejor qu¨¦ hay tras las toneladas de datos que ya poseemos, qu¨¦ vetas de oro de conocimiento, de realidades nuevas, se ocultan en ellos¡±, afirma Kelly en su libro. ¡°A partir de ah¨ª podremos manejar mejor situaciones complejas, hacer predicciones m¨¢s ajustadas y, por tanto, anticiparnos mejor a los efectos inesperados de nuestras acciones¡±.
Pero ?qu¨¦ es Watson? Todo empez¨® en 2004. Charles Lickel, jefe de software de IBM Research, acudi¨® a un restaurante con un grupo de ingenieros de la compa?¨ªa. All¨ª vio c¨®mo todo el mundo dejaba de comer para ver a Ken ?Jennings defender su t¨ªtulo de campe¨®n del programa Jeopardy! Lickel no pod¨ªa creer lo que ve¨ªa. En esos a?os, la compa?¨ªa quer¨ªa asumir grandes retos p¨²blicos, como en su d¨ªa lo fue Deep Blue, el superordenador que derrot¨® a Gary Kasp¨¢rov jugando a ajedrez. Un buen desaf¨ªo ser¨ªa, sin duda, ganar Jeopardy!, un concurso de preguntas complejas que deben ser respondidas a gran velocidad.
La aventura no era sencilla. Se trataba de colocar a Watson junto a dos humanos, Ken Jennings y Brad Rutter, los mejores concursantes de la historia. Y utilizando un lenguaje natural. El cerebro artificial de aquel Watson le permit¨ªa analizar el equivalente a un mill¨®n de libros en poco m¨¢s de un par de segundos. ?Watson gan¨®.
Jugar bien al ajedrez estaba bien, pero Watson pod¨ªa ir m¨¢s all¨¢ y actuar sobre las variadas necesidades del mundo. Incluido el mundo de los negocios. IBM introdujo millones de documentos en la memoria de Watson para abarcar un gran n¨²mero de disciplinas. ¡°Quer¨ªamos crear algo que pudiera utilizarse en cualquier industria, desde el transporte hasta los bancos, cualquier sitio en el que el tiempo es cr¨ªtico y es necesario tener ventaja a la hora de tomar decisiones¡±, afirma John Kelly, vicepresidente de investigaci¨®n de IBM.
IBM Research posee 3.000 cient¨ªficos e ingenieros en 12 laboratorios de 10 pa¨ªses. La compa?¨ªa cre¨® una divisi¨®n nueva con el nombre de Watson, dando as¨ª al proyecto una dimensi¨®n in¨¦dita. Lo dot¨® con 1.000 millones de d¨®lares de presupuesto (894 millones de euros) y una nueva sede en el Silicon Alley de Manhattan. El nuevo edificio de Astor Place es el escaparate ideal. La compa?¨ªa elev¨® recientemente su previsi¨®n de ingresos en el negocio de an¨¢lisis de datos a 20.000 millones para los pr¨®ximos cinco a?os. Asimismo, planea abrir cinco nuevas oficinas bajo esta marca en Dubl¨ªn, Londres, Melbourne, S?o Paulo y Singapur. Watson se utiliza ya en 25 pa¨ªses, entre los que se incluyen Australia, Reino Unido, Tailandia, Canad¨¢ y Espa?a.
En la era del big data, las empresas, grandes y peque?as, buscan su hito, el veh¨ªculo que lleve al mundo de los negocios, o a cualquier otro ¨¢mbito, los m¨¢s modernos an¨¢lisis de datos y predicci¨®n. IBM cuenta con Watson Analytics, herramienta con la que la compa?¨ªa de software est¨¢ ingresando mucho dinero.
En octubre de 2014, IBM lleg¨® a un acuerdo con la red social Twitter para analizar las toneladas de informaci¨®n que esta compa?¨ªa alberga y son susceptibles de ser utilizadas comercialmente. La alianza est¨¢ orientada en una primera fase a los departamentos de ventas, marketing y servicio al cliente, pero ambas firmas tambi¨¦n desarrollar¨¢n servicios para la banca, productos de consumo y de transporte. Con este acuerdo, y con otro suscrito previamente con Apple, IBM trata de revitalizar sus ventas. El an¨¢lisis de datos y la computaci¨®n en la nube se han convertido en una necesidad vital para IBM, que en 2014 ingres¨® 16.000 millones por estos conceptos.
Twitter es solo uno de los clientes de IBM y de sus sistemas cognitivos. Repsol y La Caixa son otros dos. La compa?¨ªa petrolera espa?ola busca sistemas que le permitan reducir la incertidumbre de las prospecciones que realizan en diversas partes del mundo. El banco pretende que Watson aprenda espa?ol, con un ambicioso proyecto que permita utilizar con la m¨¢quina una de las lenguas francas del mundo. IBM ha llegado a un acuerdo similar en Jap¨®n con Softbank Telecom.
Con Repsol, IBM ha trazado dos aplicaciones iniciales enfocadas a optimizar su estrategia para la perforaci¨®n de pozos en los cinco continentes. Santiago Quesada, director de tecnolog¨ªa de producci¨®n y exploraci¨®n del Centro de Tecnolog¨ªa de M¨®stoles, recuerda que la relaci¨®n con IBM viene de lejos: ¡°Queremos optimizar nuestras decisiones y reducir la incertidumbre que siempre tiene el subsuelo¡±.
Pero para que la relaci¨®n entre las m¨¢quinas y los ingenieros funcione, Watson debe aprender: ¡°Hemos ido aterrizando corpus de ciencia de nuestra industria a trav¨¦s de un equipo mixto IBM-Repsol en Nueva York y Madrid. Desarrollamos las primeras aplicaciones¡±. Quesada concluye: ¡°Reduciremos el riesgo en la toma de decisiones, optimizaremos los campos, mejoraremos la seguridad y el respeto al medio ambiente. Esta tecnolog¨ªa tendr¨¢ efectos en la vida cotidiana. No sustituye a los ingenieros ni al comit¨¦ de direcci¨®n. Pero ser¨¢ algo disruptivo, como el ordenador personal o el autom¨®vil¡±.
Las l¨ªneas de aplicaci¨®n de Watson son variadas. Las m¨¢s interesantes tienen que ver con sus aplicaciones m¨¦dicas. El New York Genome Center (NYGC) e IBM colaboran en el an¨¢lisis de informaci¨®n gen¨¦tica en el camino hacia tratamientos personalizados de uno de los tumores cerebrales m¨¢s mortales: el glioblastoma. El sistema, que se desplegar¨¢ en la nube, combinar¨¢ bases de datos integrales de literatura biom¨¦dica y la capacidad cognitiva de Watson para trazar nuevos tratamientos adaptados a las caracter¨ªsticas de cada paciente.
En el caso del Cleveland Clinic Lerner College of Medicine, IBM desarrolla los proyectos Watson Paths y Watson EMR Assistant. Ambos tienen como objetivo ayudar a los m¨¦dicos a un mejor diagn¨®stico y tratamiento de sus pacientes. Una colaboraci¨®n similar es la que IBM desarrolla con el prestigioso centro de Nueva York Memorial Sloan-Kettering. Otro cliente de Watson es el Ayuntamiento de R¨ªo de Janeiro, acuciado por las recurrentes inundaciones. El municipio e IBM han creado modelos de tormentas y sus consecuencias a partir de datos geol¨®gicos y topogr¨¢ficos, lo que les permite reducir da?os en las zonas afectadas.
En una conferencia reciente celebrada en Berl¨ªn, el ingeniero de IBM Dar¨ªo Gil dio su visi¨®n del futuro: ¡°En el futuro, la inform¨¢tica tendr¨¢ una capa cognitiva ambiental, siempre funcionando, siempre disponible. Tendremos acceso a esa capa cognitiva a trav¨¦s del lenguaje, de los gestos y del tacto. Y nos ayudar¨¢ a mantener un di¨¢logo entre nosotros y el sistema en muchos espacios f¨ªsicos distintos¡±. Gil no los cit¨®, pero se refer¨ªa a las cogs, unidades de soft?ware en las que trabaja su equipo que permitir¨¢n construir entornos cognitivos interactivos. ¡°Cada cog est¨¢ dise?ado para hacer una peque?a tarea concreta: uno puede estar comprobando los datos que mencionamos mientras hablamos, otro se dedica a realizar reconocimiento facial para entender nuestras expresiones, otro nos puede ayudar a razonar para entender una tabla de decisi¨®n¡±, explica. En su reciente conferencia en Berl¨ªn, Gil no pudo evitar referirse a los temores que suscitan m¨¢quinas capaces de aprender y cada vez m¨¢s necesarias; m¨¢quinas, en definitiva, con m¨¢s poder.
Para Gil, el debate suele dividirse entre los que abrazan los avances tecnol¨®gicos, como el ut¨®pico viaje hacia un para¨ªso en el que las m¨¢quinas har¨¢n todo el trabajo, y los dist¨®picos, que temen poderes que no podremos controlar. ¡°El ordenador es una herramienta. No podr¨ªamos construir casas ni coches sin herramientas. Watson no tiene consciencia de su existencia, no puede crear teor¨ªas ni elegir qu¨¦ problemas debemos resolver en el mundo, todo eso nos sigue correspondiendo a nosotros¡±.
?Debemos tener miedo de esto? Sin duda, es motivo de debate. El experto Steve Baker analiza la cuesti¨®n con prevenci¨®n. ¡°El avance de la m¨¢quina es inexorable. Las m¨¢quinas se van a meter m¨¢s y m¨¢s en nuestras vidas. Cada a?o se fabrican chips m¨¢s peque?os, m¨¢s poderosos, m¨¢s baratos¡ Nos guste o no, vamos a estar rodeados por sensores, por ordenadores¡ Es inevitable¡ Tarde o temprano, tendremos m¨¢quinas en la cabeza¡±.
Para Baker, la cuesti¨®n que aqu¨ª se ventila es una elecci¨®n: seguridad con menos libertad, o libertad sin seguridad. ¡°Todos queremos seguridad f¨ªsica, un ambiente m¨¢s limpio, ahorrar dinero y m¨¢s oportunidades econ¨®micas. Las m¨¢quinas pueden ofrecernos estas cosas. Es muy dif¨ªcil decir que prefiero la libertad sucia e insegura a un Estado de control y eficacia. Y eso supone m¨¢s control. Son los ingenieros los que cada vez tienen m¨¢s el control de la humanidad. Ahora se meten en la educaci¨®n, en el medio ambiente, en las conversaciones, en todo¡ Control por parte de empresas y Gobiernos. En Europa se ha intentado frenar eso, pero al final hay que competir con EE UU y China¡±.
Baker recuerda que no solo Watson est¨¢ en la carrera por la gesti¨®n del big data. Google es otro actor muy importante. Y concluye: ¡°La competencia va a ser cu¨¢l nos da el mejor servicio en respuestas ¨²tiles. Google tiene ventaja sobre IBM porque tienes datos de los ciudadanos. Google y Facebook saben mucho m¨¢s de lo que hace el mundo. Es una revoluci¨®n¡±.
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