El oro dulce
Costa de Marfil es el primer productor mundial de cacao, pero la industria carece de transparencia y los peque?os productores se enfrentan a los precios bajos, el cambio clim¨¢tico o las plagas
El campesino con la camiseta nacional de f¨²tbol, de un color calabaza encendido, abre la vaina dorada de cacao de un machetazo y muestra su interior pulposo y blanco. A continuaci¨®n, lo vac¨ªa en un peque?o artefacto casero en forma de uve, montado con troncos de platanera. All¨ª se extrae el jugo de la fruta, que se decanta en un recipiente met¨¢lico. Lo ofrece a los visitantes para que prueben el dulce zumo.
La plantaci¨®n huele como a levadura, a cosas fermentadas y a hojarasca putrefacta. Bajo las copas de los ¨¢rboles de cacao, mezclados con papayeros y plataneras, la atm¨®sfera es quieta, h¨²meda y pesada. Una carretera de tierra rojiza la atraviesa. Llega cruzando una selva en franca retirada, donde los parches arrancados a la naturaleza a fuerza de fuegos y talas se anegan y repueblan con arroz. La transita alguna moto, alg¨²n agricultor armado con un machete o una peque?a azada, alg¨²n perro. Estamos en Petit Bonduku, en el ¨¢rea de Subr¨¦, la primera regi¨®n productora de cacao del mundo. Seg¨²n las autoridades marfile?as, esta zona concreta de Costa de Marfil supera la producci¨®n completa de Ghana ella sola, con unas 300.000 toneladas anuales. Ghana es el segundo productor mundial de cacao. A pesar de que procede originariamente de Latinoam¨¦rica, Costa de Marfil es el primer productor del planeta, con una cuota del 40% de la producci¨®n mundial. ¡°El 10 % del cacao de cada chocolate que alguien se lleva a la boca en todo el mundo procede de Costa de Marfil, a menos que se especifique lo contrario¡±, explica orgullosamente el chico que dirige la visita guiada a la plantaci¨®n.
El cacao ha rebasado los l¨ªmites de la agricultura y la industria y ahora tambi¨¦n deviene el centro de una nueva actividad econ¨®mica: el agroturismo.
La idea es mostrar, tanto al turista local como al que viene de fuera, el procedimiento de producci¨®n y gesti¨®n del cacao hasta que entra en f¨¢brica. Pasearlo bajo las copas de los ¨¢rboles en las que amarillean las habas pegadas al tronco, entre las mesas en las que se expone la fruta ya limpia, puesta a secar durante seis d¨ªas al sol, y por las entra?as de los almacenes en los que el cacao seco se empaca en sacos de rafia, listos para el viaje hacia el puerto de San Pedro, los almacenes de las grandes compa?¨ªas chocolateras o las f¨¢bricas donde se transforma el cacao en el propio pa¨ªs.
En la plantaci¨®n cohabitan, en aparente promiscuidad, ¨¢rboles normales, gen¨¦ticamente modificados e injertados para aumentar su productividad. La vida ¨²til del ¨¢rbol, la cantidad de fruta producida y la velocidad a la que se suceden las cosechas depende precisamente de la carrera tecnol¨®gica para ¡°mejorar¡± la obra de la naturaleza. Una carrera en la que Costa de Marfil ha optado decididamente por apoyarse en los cultivos transg¨¦nicos.
Normalmente, un ¨¢rbol del cacao empieza a producir a los cinco o seis a?os de vida. Pero aqu¨ª crece una variedad modificada a base de injertos, la mercedes, desarrollada por la Agencia Nacional de Investigaci¨®n Agron¨®mica y con la que las cosechas pueden adelantarse al primer a?o o los 18 meses de vida del ¨¢rbol. Una hect¨¢rea de ¨¢rboles de cacao puede dar unos 300 kilos de fruta al a?o en dos cosechas, pero las nuevas variedades pueden triplicar esta capacidad y alcanzar la tonelada en media hect¨¢rea. Normalmente, hablamos de ¨¢rboles con una vida ¨²til de unos 25 a?os.
Pilar econ¨®mico
El cacao ocupa un lugar central en la econom¨ªa marfile?a, con un 10% del PIB y una media de 1,2 millones de toneladas producidas al a?o. Precisamente, a la variedad mercedes se le responsabiliza del r¨¦cord de 1,7 millones de toneladas alcanzado en 2014, que puede repetirse o superarse este a?o. Principal fuente de divisas del pa¨ªs, atrae un 45% de los ingresos de las exportaciones, lo que viene a significar unos 2.100 millones de euros anuales. El periodista marfile?o Ange Aboa habla de ocho millones de empleos relacionados directa o indirectamente con el cacao en un pa¨ªs de 23 millones de habitantes.
Aboa firma sobre el terreno cr¨®nicas que diseccionan la econom¨ªa del cacao para Reuters y responde a un cuestionario v¨ªa correo electr¨®nico desde Abiy¨¢n. Asegura que cada vez m¨¢s gente quiere regresar a los pueblos para dedicarse al cultivo del cacao, ya que el precio es mejor y m¨¢s estable. En el lado negativo, se?ala que la carest¨ªa de tierra arable dificulta este ¨¦xodo.
Lo cierto es que, en la actualidad, tanto el control cient¨ªfico y de calidad como el laboral del sector del cacao parecen mucho m¨¢s firmes que en el pasado. Adem¨¢s, el negocio tambi¨¦n se est¨¢ diversificando.
Costa de Marfil se limitaba a la exportaci¨®n de cacao bruto en el pasado, pero se puso por delante de los Pa¨ªses Bajos en su transformaci¨®n en el a?o 2010, ocupando la primera posici¨®n mundial del sector. En el a?o 2012, siempre seg¨²n datos del gobierno marfile?o, se transform¨® el 33% de la producci¨®n local en el mismo pa¨ªs. Las autoridades tienen como objetivo elevar este porcentaje al 50% este a?o.
Una esclavitud del siglo XXI
"La interpol acaba de anunciar que ha rescatado a 48 ni?os v¨ªctimas de tr¨¢fico a principios de este mes en San Pedro, en Costa de Marfil", se?ala desde Copenhague y v¨ªa telef¨®nica el periodista dan¨¦s Miki Mistrati. "Hershey, uno de los gigantes de la industria chocolatera, anunci¨® hace nada la creaci¨®n de trece escuelas en el pa¨ªs. Pero, ?qu¨¦ son trece escuelas frente a 200.000 ni?os trabajando seg¨²n UNICEF y 30.000 traficados?".
En mayo tambi¨¦n se anunci¨® la pionera apertura de una f¨¢brica de chocolate en Abiy¨¢n. Seg¨²n la agencia France Presse, se trataba de la primera en Costa de Marfil: una apuesta del grupo industrial franc¨¦s C¨¦moi con la intenci¨®n declarada de facturar chocolate africano accesible para el mercado marfile?o y, por extensi¨®n, para todo ?frica occidental.
Dejando a un lado el hecho de que los marfile?os pod¨ªan comer chocolate producido localmente ya en los setenta y que C¨¦moi ha tenido, al menos, dos antecesoras en el pa¨ªs, s¨ª que es cierto que se trata de un lujo prohibitivo y ex¨®tico para gran parte de los marfile?os. El chocolate no est¨¢ tan presente en la mesa marfile?a como se podr¨ªa suponer y, de hecho, el beneficio real del cacao va directo a las arcas de multinacionales extranjeras: las 10 superventas del sector chocolatero acumulan ganancias en torno a los 785.000 millones de euros. Esas multinacionales son, por orden de volumen de ventas, Mars (Estados Unidos), Mondelez (Estados Unidos), Ferrero (Italia), Nestl¨¦ (Suiza), Meiji Co (Jap¨®n), Hershey (Estados Unidos), Lindt y Sprungli (Suiza), Arcor (Argentina), Ezaki Glico (Jap¨®n) y August Storck (Alemania). Todas se sit¨²an en pa¨ªses en los que no se cultiva el cacao, pero que resultan ser los que verdaderamente se enriquecen con ¨¦l.
¡°El cacao es el oro negro¡±, apostilla por tel¨¦fono el periodista dan¨¦s Miki Mistrati. ¡°Procede originalmente de Latinoam¨¦rica, as¨ª que no existe tradici¨®n relativa al cacao entre los africanos. Simplemente se vende. No se usa para nada m¨¢s. Muchos agricultores no saben d¨®nde acaba su cacao ni lo que es el chocolate. No saben que es oro negro¡±.
Los extraordinarios beneficios del chocolate tienen poco que ver con la vida del agricultor medio que se dedica al cultivo del cacao en el oeste de ?frica.
Agricultores en dificultad
Las plagas, el envejecimiento de los ¨¢rboles y los irrisorios precios de venta del cacao convierten la subsistencia de los agricultores m¨¢s humildes en una cuesti¨®n cada vez m¨¢s complicada. Las peque?as plantaciones familiares, de entre cuatro y siete hect¨¢reas, son la base del negocio del cacao en Costa de Marfil y el reparto de la riqueza que origina este recurso es muy desigual.
¡°Los cultivadores de cacao concentran el 50% de los pobres en Costa de Marfil seg¨²n el Banco Mundial y la tasa aumenta anualmente¡±, precisa Ange Aboa. ¡°Aparte del precio fijo garantizado, ni el gobierno ni el Consejo Caf¨¦-Cacao (CCC) hacen nada para mejorar sus vidas. El abono es caro, los productos fitosanitarios, tambi¨¦n, y ambos son esenciales para mantener las plantaciones y aumentar la productividad. Los campesinos invierten el 80% de sus ingresos en la conservaci¨®n de sus plantaciones, la educaci¨®n de sus hijos, la comida y la sanidad¡±, aduce.
La regi¨®n productora de cacao se sit¨²a en el centro del pa¨ªs y tambi¨¦n a lo largo de las fronteras con Liberia y Ghana. Se vio seriamente tocada durante la ¨²ltima crisis marfile?a y no se ha recobrado por completo de la experiencia. Mucha mano de obra joven abandon¨® la zona y se asent¨® en otros lugares como la capital econ¨®mica del pa¨ªs, Abiy¨¢n. No s¨®lo los ¨¢rboles envejecen: una vez llegado el tiempo de la paz, pero enfrentados a ingresos estancados o en ca¨ªda libre, los agricultores m¨¢s j¨®venes est¨¢n abandonando las plantaciones para dedicarse a otras actividades econ¨®micas m¨¢s rentables. La edad media de los productores de cacao de la regi¨®n es de m¨¢s de 50 a?os, seg¨²n la Fundaci¨®n de Comercio Justo. ¡°El ¨¦xodo rural debido al poco dinero que ganan los campesinos es una realidad que se debe solucionar¡±, advierte el periodista e historiador marfile?o Jean-Ars¨¨ne Yao, por correo electr¨®nico, desde Madrid.
Las guerras del cacao
¡°El cacao ha jugado un papel importante, un papel dir¨ªa que esencial en Costa de Marfil¡±, indica el periodista e historiador Jean-Ars¨¨ne Yao, v¨ªa correo electr¨®nico, desde Madrid. ¡°A nivel pol¨ªtico, ha alimentado un sistema clientelista en el cual los ingresos han beneficiado a gran parte de la poblaci¨®n, al representar la base del llamado ?milagro marfile?o? de los veinte primeros a?os de la independencia del pa¨ªs. Adem¨¢s de financiar las principales infraestructuras econ¨®micas del pa¨ªs, el dinero del cacao se reparte ampliamente seg¨²n reglas t¨¢citas de equilibrio pol¨ªtico, regional y ¨¦tnico. Se utiliza para recompensar a los seguidores del partido en el poder y para sobornar a los opositores. A nivel de la inmigraci¨®n, sabido es que el cultivo del cacao trajo a Costa de Marfil grandes contingentes de mano de obra, esencialmente de Burkina Faso. Estos ¨²ltimos terminaron convirti¨¦ndose en propietarios de plantaciones en la parte occidental del pa¨ªs y tambi¨¦n en aliados pol¨ªticos, como se ha visto en el caso de Amad¨¦ Ou¨¦r¨¦mi y sus hombres, que formaron parte de las fuerzas auxiliares de los Fuerzas Republicanas de Costa de Marfil (FRCI) que llevaron a Alassane Dramane Ouattara al poder en 2011¡±.
Por otro lado, la casi totalidad del cacao de ?frica occidental es de secano y excepcionalmente vulnerable a las condiciones clim¨¢ticas cambiantes. La regi¨®n ha experimentado en la ¨²ltima d¨¦cada una mayor incidencia de fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, como los diluvios que arrancan a finales de mayo y anegan, sobre todo, el sur de Costa de Marfil. Las complicaciones derivadas de esas condiciones meteorol¨®gicas extremas socavan la viabilidad de los cultivos comerciales y alimentarios. Como la mayor¨ªa de los peque?os productores dependen de su propia producci¨®n de alimentos b¨¢sicos para sobrevivir y mantener a sus familias, la sostenibilidad del cacao est¨¢ ligada a la fr¨¢gil sostenibilidad de todo el sector de la agricultura.
Como en el caso de otros recursos en el continente africano, el cacao ha resultado ser un regalo envenenado para el pa¨ªs. Centro de conflictos originados por la propiedad de tierra y recursos, habr¨ªa que sumar a su historial menos alegre los casos de corrupci¨®n ligados al control del sector por los sucesivos gobiernos. Sin embargo, el desv¨ªo de fondos del cacao a cuentas privadas del gobierno anterior, encabezado por Laurent Gbagbo (actualmente en el Tribunal Penal Internacional, en La Haya), se empeque?ece al lado de acusaciones m¨¢s graves que enturbian la reputaci¨®n del sector, como la desaparici¨®n y m¨¢s que probable muerte de dos periodistas de investigaci¨®n franceses: Guy-Andr¨¦ Kieffer y Jean H¨¦l¨¨ne.
¡°El sector del cacao en Costa de Marfil carece de transparencia a todos los niveles: en la gesti¨®n de recursos, en la toma de decisiones¡±, coincide Ange Aboa. ¡°Existe favoritismo, existe nepotismo. Siempre hay mucha corrupci¨®n, aunque es m¨¢s discreta y sutil que entre los a?os 2000 y 2010. Sin embargo, se trata de las mismas pr¨¢cticas del pasado. A corto y medio plazo, no veo cambios o mejora a nivel de la transparencia y de la buena gesti¨®n, porque el sector es primordial para la econom¨ªa y las personalidades que lo gestionan son gente pr¨®xima al r¨¦gimen, que se beneficia de su protecci¨®n y no se preocupa en caso de problemas. Sin sanci¨®n, sin control, no se puede mejorar la gesti¨®n, la transparencia¡±.
Para finalizar, la presencia de ni?os en las plantaciones se ha convertido en otro factor que ha perjudicado la reputaci¨®n del cacao marfile?o. Documentales como The Dark Side of Chocolate, de Miki Mistrati, devuelven a la actualidad informativa las denuncias de trabajo infantil que incluyen esclavitud y tr¨¢fico de ni?os por toda la regi¨®n, desde Burkina, Mali y Togo hacia Ghana y Costa de Marfil.
Las peque?as plantaciones que constituyen el grueso de la producci¨®n mundial del cacao sobreviven perdidas en rincones remotos de selva africana reconvertida en tierra cultivable. Muchas quedan lejos de la organizada y limpia eficiencia de Petit Bonduku, con su certificaci¨®n pintada orgullosamente en las paredes, sus carteles que niegan el trabajo infantil y toneladas de cacao seco ya apilado en sacos, dispuesto ordenadamente en almacenes espaciosos y bien ventilados.
Los turistas que visitan Petit Bonduku fotograf¨ªan cada esquina del pueblo, maravillados al observar el aspecto del cacao y relacionarlo con el placer de los bombones y pralin¨¦s. El chocolate, ese dulce placer culpable, que asociamos a endorfinas y kilos extra, muestra su lado menos amable y, a veces, tr¨¢gico en esta parte del mundo.
En las entra?as del cultivo
El periodista marfile?o Ange Aboa recalca que hay tres intermediarios entre el agricultor y la exportaci¨®n o la f¨¢brica: el ojeador que compra las vainas directamente sobre el terreno, el tratante que se encuentra en la ciudad y emplea al ojeador y las cooperativas formadas por agricultores. ¡°En el primer caso, el ojeador es un intermediario que recibe el dinero del tratante y opera armado con un cami¨®n con el que recoge una media de entre 3 y 5 toneladas de cacao por viaje¡±, explica. ¡°El tratante es un gran comprador que emplea a varios ojeadores y est¨¢ en contacto directo con los exportadores, a los que hace llegar una media de entre 32 y 100 toneladas de cacao a la semana. Las cooperativas son la manera que los cultivadores han encontrado para intentar hacer o¨ªr su voz y defender sus intereses ante los compradores¡±.
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