Riesgos del ¡®crash¡¯ chino

Aunque por el momento predominan los pron¨®sticos moderados sobre el hundimiento de la Bolsa china, es dif¨ªcil creer que una ca¨ªda del 30% en la cotizaci¨®n de los ¨ªndices representativos (el Shangh¨¢i y el Shenzhen) y una p¨¦rdida real de valor de las acciones de casi tres billones de euros durante las ¨²ltimas tres semanas no tenga consecuencias. El crash (esta es su naturaleza y sus potenciales consecuencias) va a da?ar la credibilidad de la econom¨ªa gestionada desde Pek¨ªn. Demuestra que no basta con acumular activos financieros internacionales y disponer de reservas monetarias para gestionar con temple un mercado te¨®ricamente abierto sin que aflore el riesgo de una burbuja financiera.

La Bolsa se ha desplomado debido a la correcci¨®n de una burbuja, causada por la irrupci¨®n de unos 90 millones de peque?os ahorradores confiados ¡ªuna distorsi¨®n propia de toda burbuja¡ª en que el precio subir¨ªa sin cesar y sin l¨ªmite. En un a?o, la euforia dispar¨® las cotizaciones el 150%; pero en las ¨²ltimas tres semanas el d¨¦ficit de liquidez ha minado la confianza y los ¨ªndices han entrado en ca¨ªda libre. Los intentos oficiales de parar el hundimiento ¡ªplan de compra de acciones, impedir que el Fondo de Reserva del Estado venda t¨ªtulos y prohibir la salida de empresas al mercado¡ª se han quedado cortos. Las empresas han entrado en fase de p¨¢nico; m¨¢s de la mitad de un total de 2.800 han dejado voluntariamente de cotizar.

La hemorragia de valores no se detendr¨¢ hasta que no se depure el exceso de valor de las acciones. Mientras, hay dos peligros reales que conjurar. El primero es el contagio del crash a la econom¨ªa real; diga lo que diga la versi¨®n oficial, resulta probable. Una desaceleraci¨®n del PIB chino significar¨ªa colapso social y, quiz¨¢, tensiones pol¨ªticas. El segundo, que el miedo se extienda al resto del mundo. Las Bolsas asi¨¢ticas ya caen en cascada y afectaron (con fallo t¨¦cnico incluido) a Wall Street.