La factor¨ªa mundial de velocistas
Jamaica, una peque?a isla caribe?a, alberga a 3.000 atletas de ¨¦lite y a un nutrido ej¨¦rcito de aspirantes a velocistas entre sus casi tres millones de habitantes
"?Donkey!¡±. A uno de los m¨¢s firmes candidatos a convertirse en el nuevo Usain Bolt le llaman ¡°el burro¡±. Javon Donkey Francis, de 20 a?os, tiene unas piernas negras, alargadas y fibrosas. El a?o pasado estableci¨® un nuevo r¨¦cord nacional de los 400 metros lisos en 45 segundos, 35 cent¨¦simas por debajo de la marca registrada por Bolt en 2003 durante los campeonatos jamaicanos de Secundaria, conocidos como Boys & Girls Champs, que se celebran desde 1910 y constituyen el mayor espect¨¢culo anual del pa¨ªs. ¡°Corri¨® como ning¨²n otro en la historia de los Champs¡±, proclamaron los medios locales. ¡°Soy como un le¨®n y como un burro, ambos son fuertes¡±, respondi¨® el aludido tras su espectacular actuaci¨®n en el estadio nacional de Kingston. Al llegar a la meta, imit¨® el mismo gesto del rayo con el que Bolt celebra las victorias. Tambi¨¦n atesora una medalla de plata en la prueba de 4¡Á400, conquistada en el Campeonato Mundial de Atletismo de Mosc¨² 2013. Para su entrenador, Michael Clarke, este muchacho es simplemente un prodigio. ¡°?Let¡¯s go, Donkey!¡±.
Como cada tarde durante los d¨ªas laborables, el se?or Clarke suelta ¨®rdenes al pupilo y al resto de su equipo en una pista aleda?a al estadio nacional de Kingston, capital de esta peque?a isla caribe?a de las Grandes Antillas. Con la camisa abierta hasta el abdomen para hacer frente al sofocante bochorno, el veterano entrenador con 30 a?os de experiencia, responsable del reputado Calabar High School Team, permanece sentado en una sillita de jard¨ªn al borde de la pista. Bajo un cielo plomizo, j¨®venes corredores de ambos sexos con anatom¨ªas de purasangre salen zumbando en formaci¨®n al ritmo que marca la voz grave e implacable del se?or Clarke. ¡°En sus marcas¡ ?Corran! Bien, bien, bien. ?Tiempo?¡±. La luz del sol comienza a apagarse mientras Javon Donkey Francis espera tendido sobre una camilla a que un fisioterapeuta termine de estirar sus extremidades para incorporarse a las explosivas series de velocidad de sus compa?eros de equipo. ¡°Desde peque?o quise convertirme en sprinter, no en futbolista¡±, dice Donkey. ¡°Y ser uno de los mejores. He enfocado mi vida hacia ese objetivo. Pienso lograrlo. La disciplina es la clave. Quiero ser como Usain Bolt¡±.
Hijo de un guardia de seguridad y una ni?era, Donkey proviene de una familia humilde de cinco hermanos que sigue viviendo en Bull Bay, cerca de la capital. Michael Clarke le ech¨® el anzuelo durante su paso por el Calabar High School y desde entonces se ha empe?ado en pulir a este diamante en bruto. Hoy estudia mec¨¢nica y milita como corredor profesional en las filas del club Akan bajo la supervisi¨®n del se?or Clarke. Viste camiseta azul sin mangas, pantalones cortos ce?idos y zapatillas deportivas, todas de la misma firma. ¡°Estoy camino de afianzarme como profesional y no s¨¦ qui¨¦n me paga realmente, ese asunto est¨¢ en manos de mi entrenador y de mis padres¡±.
El verdadero Usain Bolt entrena a pocos kil¨®metros de aqu¨ª, en la emblem¨¢tica pista de color azul en el UWI Mona Stadium. Bolt se machaca tres horas cada tarde durante 11 meses al a?o en esta sede del Racers Track Club en el campus de la Universidad de Indias Occidentales (UWI, en sus siglas en ingl¨¦s). Mientras que la marca de accesorios deportivos Puma le paga las zapatillas y las camisetas a Javon Donkey Francis, esta misma firma reporta a Bolt por su patrocinio 10 millones de d¨®lares (nueve millones de euros) anuales hasta 2017, seg¨²n Forbes. Como muchos otros grandes atletas jamaicanos, ambos comparten or¨ªgenes humildes. La estrella de talla mundial estudi¨® en el William Knibb Memorial High School de Falmouth, en su Trelawny natal, donde 1.400 chicos con uniformes color caqui y chicas con babi azul acuden a las clases en barracones en penumbra, y donde hay una pista de deporte en la que a media ma?ana puede verse pastar a las cabras. Usain Bolt dio la vuelta a su destino corriendo a toda mecha. Javon Donkey Francis est¨¢ a¨²n camino de conseguirlo.
Un par de horas antes de que Donkey reciba unos masajes de estiramiento en el menos rutilante complejo aleda?o al estadio nacional de Kingston, el hombre m¨¢s r¨¢pido del planeta yace sobre otra camilla a unos metros de la pista azul del Racers Track Club. Bajo la sombra de un gran ¨¢rbol, un fisioterapeuta separa, como quien se apoya sobre una columna de ¨¦bano, las monumentales piernas de Bolt (mide 1,95 metros). Yohan Blake, la otra gran estrella del Racers Track Club que dirige el afamado entrenador GlenMills, llega derrapando con su Chrysler rojo y los altavoces escupiendo m¨²sica dancehall. Tras aparcar al borde de la pista azul y despu¨¦s de una breve sesi¨®n de estiramiento, Blake cubre sus ojos con unas aerodin¨¢micas gafas de sol y se arranca a galopar como un potro salvaje agitando contra el viento sus ?herc¨²leos brazos. Un letrero junto a la garita de seguridad advierte de que este es ¡°el terreno donde entrenan las leyendas¡±.
Seis veces campe¨®n ol¨ªmpico y ocho veces campe¨®n mundial entre 2008 y 2013, Bolt no atraviesa precisamente ahora el mejor momento de su mete¨®rica trayectoria. A los 28 a?os, se ve a s¨ª mismo en la edad media de un velocista. Los Campeonatos del Mundo del pr¨®ximo agosto en Pek¨ªn y la cita ol¨ªmpica de R¨ªo 2016 podr¨ªan convertirse en sus ¨²ltimas grandes actuaciones. Tras un 2014 anodino, este a?o no ha bajado ni de los 10 ni de los 20 segundos en las pruebas de 100 y 200 metros, respectivamente. Bolt gan¨® en junio la prueba de 200 metros en el Adidas Grand Prix de Nueva York, pero con dificultades. Lo hizo en 20,29 segundos, marca demasiado lenta para el hombre que bati¨® en Berl¨ªn 2009 el r¨¦cord mundial con 19,19 segundos. Bolt tambi¨¦n ha confirmado su ausencia a principios de julio en las reuniones de Par¨ªs y Lausana de la Diamond League de la Asociaci¨®n Internacional de Federaciones de Atletas (IAAF, en sus siglas en ingl¨¦s) por las molestias con su pierna izquierda, lesi¨®n que llevaba al terreno del suspense su participaci¨®n en el Mundial de Pek¨ªn.
Usain Bolt no vive su mejor momento. Jamaica busca sucesor
entre sus cachorros
Mientras tanto, desde la potencia hist¨®ricamente rival, Estados Unidos, Justin Gatlin, de 33 a?os y con dos implicaciones en casos de dopaje a sus espaldas, ya amenaza con hacer sombra al Rayo Bolt. Gatlin conquist¨® el pasado 28 de junio los campeonatos estadounidenses de Eugene corriendo los 200 metros en 19,57 segundos, a¨²n lejos, eso s¨ª, del r¨¦cord mundial de Bolt (19,19). Y con ¨¦l a la cabeza, el equipo estadounidense se impuso en los 4¡Á100 metros del Campeonato Mundial de relevos de mayo en Bahamas. El sprinter supremo mira de reojo a Gatlin, pero no tiene intenci¨®n de perder su gloria. Ni mucho menos de llegar a ver alg¨²n d¨ªa c¨®mo le pasan por delante los m¨¢s j¨®venes de entre sus compatriotas. Jamaica busca ya sucesores para la leyenda. Tendr¨¢ f¨¢cil encontrarlos entre sus cachorros.
De eso est¨¢ convencido Maurice Wilson, seleccionador del equipo ol¨ªmpico de la isla y jefe de entrenadores del GC Foster College of Physical Education, una de las m¨¢s relevantes instituciones p¨²blicas que trabaja con la cantera y ha formado a la mayor¨ªa de entrenadores diseminados por los centros educativos de Secundaria en busca de potenciales promesas. Para el se?or Wilson, la ecuaci¨®n es sencilla: ¡°Hay cerca de 3.000 atletas de alto nivel en una poblaci¨®n que apenas llega a los tres millones de habitantes. Haga usted mismo las cuentas sobre nuestro talento competitivo¡±.
Como dice Edward Shakes, el director del GC Foster College, ¡°lo que hemos hecho en este pa¨ªs es tomarnos la educaci¨®n f¨ªsica en serio¡±. Y aclara: ¡°Nuestro centro para la formaci¨®n de profesores de instituto en la materia depende del Ministerio de Educaci¨®n. Los atletas susceptibles de convertirse en profesionales pueden acceder a un programa estatal de becas que, en coordinaci¨®n con los centros universitarios, les permite desarrollar su carrera en Jamaica. As¨ª hemos evitado la fuga de talento que en d¨¦cadas anteriores se derivaba hacia otras universidades de Estados Unidos e Inglaterra. Las grandes estrellas viven hoy aqu¨ª. El sistema establecido desde las escuelas primarias, prolongado hasta la Universidad, es la clave de nuestro ¨¦xito en este deporte. Reclutamos el talento para brindarle una educaci¨®n, a lo que cabe a?adir que los chicos solo necesitan un par de zapatillas y a correr. Casi todos los que llegan lejos provienen de familias muy humildes. Los acomodados piensan m¨¢s en practicar otros deportes, como el golf o el tenis¡±.
Casi todos los que llegan lejos en este deporte son de familias muy humildes¡±
Junto con el turismo, la m¨²sica y la comercializaci¨®n de az¨²car y bauxita, la g¨¦nesis de velocistases uno de los motores principales de esta naci¨®n donde la esperanza de vida supera los 70 a?os, la renta per capita ronda los 3.800 euros y se convive con un ¨ªndice de pobreza que afecta entre altos niveles de criminalidad al 17% de la poblaci¨®n, compuesta en un 80% de negros y mulatos. El equipo ol¨ªmpico cosech¨® 12 medallas en las pruebas de atletismo en pista, cuatro de ellas de oro, durante la ¨²ltima cita de Londres 2012. Los velocistas acapararon los cuatro t¨ªtulos en liza de la especialidad durante los Juegos de Pek¨ªn 2008 y siete medallas de oro en el Mundial de Berl¨ªn 2009. Una estela de ¨¦xitos que ha brillado con mayor fuerza durante el ¨²ltimo decenio y que se remonta hasta las gestas de pioneros locales del sprint como Arthur Wint (primer oro ol¨ªmpico de Jamaica, conquistado en la prueba de 400 metros en los Juegos de Londres 1948), Herb McKenley (cuatro oros en dos Juegos: 1948 y 1952), Don Quarrie (cuatro medallas ol¨ªmpicas; entre ellas, el oro en los 200 metros en Montreal 1976) o Merlene Ottey (nueve veces podio ol¨ªmpico entre 1980 y 2000).¡±?Quiere usted saber cu¨¢l es nuestro secreto?¡±, dice con sorna el entrenador jefe del GC Foster College, Maurice ?Wilson. ¡°Mire dentro de esa bolsa¡±.
El se?or Wilson, cabeza calva y redonda como una bola de billar y casi dos metros de altura enfundados en una camiseta del GC Foster College, escruta el entrenamiento de los integrantes de su equipo en el extremo opuesto de la pista aleda?a al estadio nacional de Kingston donde Michael Clarke reparte ¨®rdenes a Javon Donkey Francis sentado en una sillita de jard¨ªn. Aunque la sede del GC Foster College est¨¢ en Spanish Town, una veintena de kil¨®metros al oeste de la capital, sus atletas tambi¨¦n hacen uso de estas instalaciones. Los muchachos del GC Foster College culminan la jornada antes de la puesta de sol. Se acercan sudorosos y jadeantes a un banco donde el se?or Wilson custodia la enigm¨¢tica bolsa con unas simples barras de ca?a de az¨²car natural que los j¨®venes atletas mordisquean antes de marcharse a casa.
En Espa?a buscan el talento en el f¨²tbol; nosotros, en los velocistas¡±
Se ha hablado mucho sobre la influencia de la herencia gen¨¦tica en esta especialidad¡±, dice el se?or Wilson. ¡°La mayor¨ªa de los jamaicanos provenimos del ?frica Occidental y contamos con un clima h¨²medo, no demasiado fr¨ªo, que ayuda a adaptarse para las competiciones. La comida fresca que consumimos es otro factor esencial. Pero lo m¨¢s importante es la estructura de b¨²squeda y desarrollo del talento que opera desde la etapa j¨²nior hasta la etapa s¨¦nior. Muchos de nuestros j¨®venes se implican desde el colegio en el atletismo en pista. Hay competiciones casi cada fin de semana. Y este pa¨ªs ha ganado medallas ol¨ªmpicas desde 1948. En cada nueva d¨¦cada hemos contado con alg¨²n gran sprinter. As¨ª como Espa?a tiene bien desarrollada la b¨²squeda de talento futbol¨ªstico en la infancia, nosotros hemos creado un sistema para la b¨²squeda de talento velocista¡±.
Rasheed Dwyer tiene 26 a?os y es fruto de esa selecci¨®n natural. Medalla de oro en los Juegos Universitarios Mundiales de China 2011 en la prueba de los 200 metros lisos y reciente ganador del 4¡Á200 en el Mundial de relevos de Bahamas, creci¨® en la zona rural de Saint Mary junto a ocho hermanos. ¡°El se?or Wilson me ha convertido en lo que soy¡±, asegura. ¡°En mi familia no hab¨ªa antecedentes. Fue una suerte que me descubrieran en la escuela y me llevaran al GC Foster School. Mi sue?o es convertirme en alguien que recuerdes¡±. Muy cerca escucha sus palabras Anastasia Le-Roy, de 27 a?os y otra de las promesas del GC Foster College. Especialista en la prueba de 400 metros, es hija de granjeros y tiene siete hermanos. ¡°Iba a dejar la escuela cuando el se?or Wilson me fich¨®. Empec¨¦ a entrenar con ¨¦l y consegu¨ª una beca de estudios. No tengo novio. Solo tengo tiempo para pensar en ir a los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo¡±.
Tomando notas junto al se?or Wilson, un grupo de profesores de la Universidad del Deporte de Pek¨ªn ha presenciado los entrenamientos de Anastasia, Rasheed y el resto de atletas del GC Foster College. Yingbo Zhang, de 52 a?os, explica que est¨¢n aqu¨ª ¡°aprendiendo sobre el terreno los m¨¦todos jamaicanos de entrenamiento de atletismo de velocidad¡±. Y a?ade: ¡°Obviamente, estos deportistas cuentan con un factor esencial gen¨¦tico. Pero nos interesa conocer la informaci¨®n que sobre ellos manejan los entrenadores, as¨ª como el m¨¦todo de regeneraci¨®n del trabajo tras el esfuerzo: su sistema de optimizaci¨®n nos parece a veces agresivo, pero siempre seguro¡±. La visita de los profesores de la Universidad del Deporte de Pek¨ªn es fruto de los muchos acuerdos internacionales y de patrocinio con presencia en la isla. Las grandes marcas tambi¨¦n pelean aqu¨ª por su trozo del pastel. Si Puma surte a equipos como el Racers Track Club de Usain Bolt, Adidas proporciona material al GC Foster College y Nike es la firma de cabecera del MVP Track & Field Club, la otra gran instituci¨®n de sprinterslocales donde milita, entre otros, la mujer m¨¢s r¨¢pida del planeta: Shelly-Ann Fraser-Pryce.
La sede del MVP Track & Field Club est¨¢ a las afueras de Kingston, en el campus de la Universidad Tecnol¨®gica de Jamaica (m¨¢s conocida por sus siglas, UTECH). En su c¨¦lebre pista de hierba de 300 metros, desde donde se divisan las exuberantes colinas de Jack¡¯s Hill, entrenan los hombres y mujeres que ganaron m¨¢s medallas en los Juegos de Pek¨ªn (ocho) que varias docenas de pa¨ªses en toda aquella cita ol¨ªmpica de 2008. Las siglas del club, MVP, atienden al lema ¡°M¨¢xima velocidad y poder¡±.
El l¨ªder del MVP es un veterano entrenador con prominente barriga y voz de ogro llamado Stephen Francis. Junto a su hermano Paul, el se?or Francis fund¨® este club en 1999, bajo el auspicio de la UTECH, para proporcionar a los atletas jamaicanos un lugar donde seguir desarrollando una carrera profesional tras el instituto. Cada nuevo curso cuentan con m¨¢s de cien afiliados que combinan sus estudios becados en la UTECH con la preparaci¨®n f¨ªsica de alto rendimiento. En ¨¦pocas previas a la competici¨®n, los hermanos Francis se centran en el medio centenar de m¨¢ximos exponentes del MVP, combinando las pr¨¢cticas en la pista de hierba por las tardes con las jornadas a primer¨ªsima hora en la pista aleda?a al estadio nacional de Kingston. En este ¨²ltimo enclave es f¨¢cil encontrar a las seis de la ma?ana a Shelly-Ann Fraser-Pryce, la mujer m¨¢s r¨¢pida sobre la Tierra.
Al menos a estas horas, a Shelly-Ann no le hacen mucha gracia los gritos de Stephen Francis. La doble campeona ol¨ªmpica, especialista en los 100 metros lisos, tiene 28 a?os, mide apenas metro y medio y pesa 57 kilos. Su marido viene a recogerla al terminar el entrenamiento con el resto de estrellas del MVP. ¡°Desde que soy peque?a me recuerdo corriendo¡±, dice antes de marcharse. ¡°Mi madre tambi¨¦n fue atleta y siempre odi¨® perder. Eso lo he heredado de ella. Y es algo innato en nuestro ADN, al menos en los suburbios donde pas¨¦ mi infancia. Nuestros padres llevan la cultura del esfuerzo en la sangre. Mi caso es raro, pues la mayor¨ªa de los atletas de ¨¦lite vienen de localidades del campo. Yo soy de Kingston. Estudi¨¦ en el Wolmer¡¯s High School, donde empec¨¦ a competir. Stephen y Paul Francis me ofrecieron una matr¨ªcula en la UTECH a trav¨¦s del MVP y acept¨¦. Gracias al atletismo, soy la primera persona de mi familia con t¨ªtulo universitario. Me licenci¨¦ en Psicolog¨ªa estudiando entre las citas ol¨ªmpicas de 2008 y 2012. No tengo hijos. Mi sue?o es convertirme en la primera mujer en conseguir tres medallas de oro ol¨ªmpicas consecutivas en la prueba de 100 metros¡±.
El se?or Francis est¨¢ convencido de que Shelly-Ann puede lograrlo. Y de que el relevo generacional tambi¨¦n est¨¢ garantizado. ¡°Hoy tenemos portentos como Shelly- Ann, Yohan Blake o Usain Bolt. No s¨¦ cu¨¢ndo volveremos a contar con gente como ellos. Pero si ese talento aflora, nuestro sistema har¨¢ por encontrarlos. Los Boys & Girls Champs, por el que los j¨²niores vienen a competir desde todos los rincones, preparan a los j¨®venes para representar a Jamaica en la alta competici¨®n¡±.
¨COtro gran campe¨®n, Asafa Powell, que estuvo implicado en un esc¨¢ndalo de dopaje, ya no forma parte de su club. ?Sabe algo de ¨¦l?
¨CSolo s¨¦ que su abandono del MVP no tuvo nada que ver con aquel esc¨¢ndalo. Fue su car¨¢cter el que me hizo no querer seguir teni¨¦ndolo bajo mi supervisi¨®n.
¨C?Intenta usted controlar el dopaje?
Las medallas cosechadas en los ¨²ltimos a?os generan una presi¨®n a?adida¡±
¨CEs dif¨ªcil. En Internet y las redes sociales hay gente que aconseja tomar esto y lo otro. Yo trato de asegurarme de que los m¨ªos se aparten de las sustancias prohibidas. Hasta ah¨ª llega mi responsabilidad. Tambi¨¦n est¨¢n los que se creen mejores de lo que realmente son y toman decisiones equivocadas. Sin olvidar la indudable presi¨®n a?adida por las medallas cosechadas en los ¨²ltimos tiempos.
¡°No vamos a permitir que todo lo que hemos conseguido se vaya por tierra¡±, proclama la ministra de Deportes, Natalie Neita Headley, en su despacho enclavado en el mismo edificio de la oficina de la primera ministra socialdem¨®crata, Portia Simpson Miller. La sempiterna sonrisa de la ministra desaparece al mentar los casos de dopaje protagonizados por Asafa Powell y Sherone Simpson, ambos sancionados a 18 meses de inhabilitaci¨®n ¨Ccumplieron seis¨C por positivo en oxilofrina (un estimulante cardiovascular), que han puesto en duda la honorabilidad de los ¨¦xitos internacionales conquistados por la armada de sprinters y colocaron a la isla en el punto de mira de la Agencia Mundial Antidopaje a finales de 2013.
¡°A¨²n somos beb¨¦s en esta materia¡±, responde la ministra. ¡°El control antidopaje funciona aqu¨ª desde hace solo cinco a?os. Pero hoy nuestros atletas son los m¨¢s testados y vigilados del mundo. Nuestra implicaci¨®n gubernamental es total. Estamos hablando de una industria que ha hecho mucho por el desarrollo de la econom¨ªa local y de nuestra imagen en el mundo. En cuanto al dinero del presupuesto del Gobierno que va destinado a la promoci¨®n de este deporte, la partida se conforma b¨¢sicamente con la recaudaci¨®n del impuesto de la loter¨ªa, destinada a un fondo que se comparte con Salud y Educaci¨®n. El deporte, entendido de manera gen¨¦rica, se lleva el 40% de dicha recaudaci¨®n. Existen 42 instituciones deportivas a nivel nacional y hay un fondo de tres millones de d¨®lares para el desarrollo federativo a trav¨¦s de dichas asociaciones, del atletismo al cr¨ªquet, el golf¡¡±.
La ministra prefiere dejar de lado el dinero e insistir en la implicaci¨®n de las ayudas p¨²blicas en la expansi¨®n de profesores de educaci¨®n f¨ªsica altamente cualificados que se reparten por los institutos de todo el pa¨ªs. Es el caso de Orville Brown, de 48 a?os y jefe del equipo de atletismo en pista del Jamaica College, centro p¨²blico donde entre sus 1.800 alumnos ha brotado el mete¨®rico velocista Waseem Williams. A sus 18 a?os, tiene su mejor marca de los 100 metros en 10,33 segundos. ¡°Trabajo para ser el nuevo Usain Bolt, el nuevo Nesta Carter¡±, dice este muchacho humilde, alto, fuerte y guapo que tambi¨¦n quiere convertirse en abogado y a quien le falta tiempo para agradecer la oportunidad que le han dado en su centro educativo de aspirar a competir como atleta de ¨¦lite. No hay m¨¢s que verle para certificar que la gen¨¦tica debe haber tenido algo que ver.
Este ¨²ltimo aspecto constituye un debate candente. En el libro El gen deportivo (Indicios), David Epstein analiza el estudio que desde la Universidad de Glasgow promovi¨® Yannis Pitsiladis en colaboraci¨®n con Errol Morrison, presidente hasta el a?o pasado de la UTECH, sobre el ADN de los velocistas jamaicanos. Basado en muestras de sangre que corroboran la constante presencia del ACTN3, ¡°gen que codifica la velocidad¡±, y la huella de la herencia gen¨¦tica de los esclavos tra¨ªdos de ?frica Occidental durante la colonizaci¨®n brit¨¢nica que acabaron huyendo a las agrestes zonas monta?osas del noroeste y se convirtieron en temibles guerreros, las teor¨ªas del profesor Pitsiladis sugieren que ¡°los sprinters ol¨ªmpicos actuales proceden de aquel aislado reservorio gen¨¦tico de guerreros¡±. Pero, como escribe David Epstein, la presencia o ausencia del gen ACTN3 ¡°todo lo que nos puede decir es qui¨¦n no estar¨¢ compitiendo en la final de los 100 metros de los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo de Janeiro¡±. Y como dice Pitsiladis, ¡°eche un vistazo por ah¨ª e intente decirme qu¨¦ es un jamaicano¡±, refiri¨¦ndose a que el ADN de esta poblaci¨®n hace honor al lema nacional: ¡°De muchos, un pueblo¡±. ?Epstein concluye: ¡°Es el sistema de b¨²squeda de talentos en toda la isla, por el que todos los ni?os est¨¢n preparados para probar la velocidad en alg¨²n momento, al que Pitsiladis atribuye este ¨¦xito. Lo que no quiere decir que los genes no tengan importancia¡±.
Si hay una leyenda considerada como el arquitecto de ese sistema de entrenamiento de atletas es Dennis Johnson. El se?or ?Johnson igual¨® el antiguo r¨¦cord mundial de 100 metros en 9,3 segundos y recibi¨® formaci¨®n en la Universidad estadounidense de San Jos¨¦ (California). Se aprendi¨® bien la lecci¨®n para ponerla en pr¨¢ctica de vuelta a casa, convirti¨¦ndose en impulsor de la afamada pista de hierba que a¨²n se utiliza para entrenar en el campus de la UTECH y transmitiendo despu¨¦s sus conocimientos a los dos entrenadores estrella del pa¨ªs: Stephen Francis, del MVP, al que representan puntales como Shelly-Ann Fraser-Pryce o Nesta Carter, y Glen Mills, del Racers Track Club, donde militan los todopoderosos Usain Bolt y Yohan Blake.
A sus 76 a?os, el se?or Johnson se?ala con orgullo la pista de hierba de la UTECH y reflexiona: ¡°En 1971 no ten¨ªamos presupuesto para materiales sint¨¦ticos y optamos por el c¨¦sped. Hoy se sigue usando tal cual porque es m¨¢s suave para las piernas. Esprintar no es lo mismo que correr r¨¢pido, requiere el conocimiento de una t¨¦cnica que parte de la energ¨ªa como fuente. Hay que aprender a maximizar la mec¨¢nica y a la vez saber relajarla. Cuando busco a un velocista, siempre opto por el m¨¢s perezoso, porque ser¨¢ quien mejor sepa dosificar el esfuerzo y explosionarlo cuando llega la hora de la verdad. Balancear es la clave. Y el desarrollo cardiovascular, pues esta especialidad emplea todos los m¨²sculos del cuerpo. Mi legado es haber contribuido a unificar un sistema global que implica a los estamentos deportivos y educativos. Creo que tenemos garantizados sprinters durante al menos el pr¨®ximo medio siglo¡±.
En el podio de las estrellas de fama planetaria no habr¨¢ sitio para todos. Estas mismas instalaciones de la UTECH albergan a j¨®venes conscientes de que no alcanzar¨¢n esa meta y que, a pesar de todo, siguen intentando correr cada d¨ªa m¨¢s r¨¢pido. Es el caso de Adolphus Nevers, de 25 a?os. ¡°Fui compa?ero de clase de Yohan Blake. ?l ha llegado a lo m¨¢s alto. Yo me di cuenta en el colegio de que no lo conseguir¨ªa. No tengo potencial para ser un n¨²mero uno, pero s¨ª para vivir confortable gracias al atletismo y a mis estudios de direcci¨®n deportiva. Quiz¨¢ llegue un d¨ªa a ser entrenador y pueda ense?ar lo que s¨¦ a otros chicos¡±.
La tarde cae sobre la pista de la UTECH, oscureciendo los tonos verdes del c¨¦sped. ?Algunos corredores toman el fresco tras machacarse durante horas. Un par de ni?os peque?os, hijos de uno de los atletas, corretean por la hierba y se revuelcan sobre ella como si sus extremidades fueran de goma, ajenos a lo que el destino les tiene preparado.
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