Wimbledon: el hito de Garbi?e Muguruza
La tenista de 20 a?os que ayer derrot¨® a la polaca Radwanska se clasifica para la gran final
El deporte, como no pudo prever Clausewitz, es, cada d¨ªa m¨¢s, la continuaci¨®n de la pol¨ªtica por otros medios. Y el tenis no pod¨ªa ser una excepci¨®n, cuando la jugadora hispano-vasco-venezolana, Garbi?e Muguruza, se clasificaba para la final de Wimbledon, la catedral de la hierba que no sirve de pasto.
La tenista de 20 a?os, que ayer derrot¨® con suficiencia, aunque la pugna se prolongara hasta el tercer set, a la polaca Radwanska, naci¨® en Venezuela de padre vasco y madre del pa¨ªs. En Venezuela pas¨® parte de sus a?os formativos, pero con el privilegio de la doble nacionalidad ¡ªla vasca no existe, por el momento¡ª, y cuando el mundo se apercibi¨® de que hab¨ªa en la raqueta de aquella jovencita grandes trofeos en ciernes, comenz¨® un comprensible forcejeo para ver quien de sus diferentes or¨ªgenes le sacaba mayor provecho a un palmar¨¦s que se promet¨ªa jugoso.
El asunto se dirim¨ªa simplemente dejando que la interesada decidiera por qu¨¦ pa¨ªs iba a defender su internacionalidad. Es vana especulaci¨®n discutir si Muguruza prefiere este o aquel, porque la cabeza ten¨ªa que decirle que sus posibilidades de leg¨ªtimo medro en la elite del tenis mundial eran mayores con Espa?a, y por sus colores se decant¨®.
Los establecimientos period¨ªsticos de ambos pa¨ªses, Venezuela y Espa?a, se han comportado siempre con la mayor correcci¨®n, puesto que tanto a uno y otro lado del Atl¨¢ntico siempre la presentan como ¡°la tenista hispano-venezolana¡±, dejando mayormente a la l¨®gica del discurso ling¨¹¨ªstico la precedencia de pa¨ªs. Pero eso no niega que la Venezuela de Nicol¨¢s Maduro, zarandeada por dificultades econ¨®micas de todo tipo, habr¨ªa hecho buen acopio de patriotismo con una Garbi?e que fuera exclusivamente de casa. Y tampoco es tan diferente el caso de Espa?a, cuyas representantes no llegaban a una final de Wimbledon desde que Conchita Mart¨ªnez alz¨® el trofeo en 1994.
Dejemos para los especialistas una especulaci¨®n sobrevenida; la de si los eventuales triunfos de Garbi?e llenar¨¢n alg¨²n vac¨ªo, que ya es apreciable en el tenis espa?ol. Ma?ana, s¨¢bado, se juega la final y es relativamente irrelevante quien acabe ganando porque el hito deportivo ya est¨¢ conseguido, as¨ª como es razonable pensar que puede ser el principio de algo grande.
Su carrera puede aportarle a Garbi?e Muguruza ¨¦xitos personales, una considerable renta, la adulaci¨®n/adoraci¨®n de propios y extra?os, pero a la bandera con la que circule por el mundo le corresponden igualmente unos dividendos intangibles. Y que nadie se rasgue las vestiduras. El aficionado espa?ol al tenis sabe perfectamente bien que Garbi?e fue antes venezolana y en alguna medida vasca ¡ªsu padre, de Eibar¡ª que espa?ola.
Aqu¨ª hay para todos; y que la prensa venezolana y espa?ola exulten de sus futuros triunfos. Tanto monta, monta tanto Caracas como Madrid.
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