Innovadores de ¨¦xito sin t¨ªtulo universitario
Marck Zuckerberg aprovech¨® bien su breve paso por la universidad. En 2003 inici¨® sus estudios en Psicolog¨ªa e Inform¨¢tica. En segundo a?o de carrera, inspirado por lo que observ¨® en aquel entorno, ya hab¨ªa lanzado tres proyectos propios. Program¨® una herramienta, CourseMatch, que ayudaba a los alumnos a elegir asignaturas a partir de las recomendaciones de otros estudiantes. Cre¨® una p¨¢gina, Facemash.com, para elegir a los chicos y chicas m¨¢s guapos de Harvard. Un a?o m¨¢s tarde, en 2004, dej¨® los estudios para dedicarse por completo al tercer proyecto: Facebook.
Zuckerberg no acab¨® la carrera. En 2015 es el decimoquinto hombre m¨¢s rico del mundo y la quinta parte de la humanidad consume su producto. Seguramente su ¨¦xito no es consecuencia de la primera afirmaci¨®n, pero es obvio que tampoco fue un impedimento.
Sacar conclusiones a partir del caso Zuckerberg ¨Ccomo del tambi¨¦n recurrente en conversaciones de sal¨®n caso Amancio Ortega¨C es tan oportunista como demag¨®gico. La historia del joven emprendedor digital ¨Ccomo la del revolucionario industrial textil¨C es un caso extremo en cuanto a ¨¦xito en los negocios e impacto global; trasciende incluso, por irrepetible, el calificativo de ejemplar. Pero provoca reflexiones interesantes.
Sacar conclusiones a partir del caso Zuckerberg ¨Ccomo del tambi¨¦n recurrente en conversaciones de sal¨®n 'caso Amancio Ortega'¨C es tan oportunista como demag¨®gico"
?Es excepcional tener ¨¦xito al margen de la educaci¨®n superior?, ?qu¨¦ parte de las innovaciones en la econom¨ªa digital son fruto del ingenio de personas que no terminan sus estudios universitarios o ni siquiera los empiezan?, ?por qu¨¦ no completaron sus estudios?, ?entonces, c¨®mo se formaron?, ?cu¨¢ntos emprendedores acceden a la universidad despu¨¦s de triunfar en los negocios ¨Caunque sea para recibir un Honoris Causa-?, ?cu¨¢l es su visi¨®n del actual modelo educativo y del sistema de innovaci¨®n?, ?qu¨¦ podemos aprender de ellos? Sobre todo nos interesa esto ¨²ltimo.
La ciencia de frontera siempre es necesaria para innovar en entornos y herramientas digitales. Sus avances nutren a la postre a los nuevos modelos de negocio en la red. Y este conocimiento b¨¢sico se genera en gran medida en nuestras universidades y centros de I+D, de donde sale asimismo buena parte de la mano de obra que hace funcionar a las compa?¨ªas m¨¢s innovadoras. Ning¨²n l¨ªder en ning¨²n sector se permite el lujo de ignorar a las universidades, tampoco lo hace Facebook, que cuenta con multitud de licenciados y doctores entre sus m¨¢s de 10.000 empleados. No obstante, pensar que las innovaciones disruptivas en servicios (los futuros Google, Facebook, Spotify o Uber) solo saldr¨¢n de los laboratorios y universidades, por el mero hecho de que emplean metodolog¨ªas y herramientas ex¨®ticas para muchos de nosotros es, como m¨ªnimo, arriesgado.
Una parte nada despreciable de la revoluci¨®n econ¨®mica basada en las empresas digitales est¨¢ desarroll¨¢ndose en entornos y por cauces al margen de la estructura cl¨¢sica del sistema de ciencia, tecnolog¨ªa y universidad"
Muchos j¨®venes se desenvuelven hoy d¨ªa con total naturalidad en el nuevo h¨¢bitat digital. Son autodidactas hasta el punto de que emprenden e innovan en ¨¦l sin ser conscientes de la novedad que protagonizan desde una perspectiva hist¨®rica. De hecho, las nuevas formas de relacionarse y de hacer negocios solo son disruptivas para quienes crecimos con el modelo anterior -que inclu¨ªa una formaci¨®n mucho m¨¢s ortodoxa- y seguimos recibiendo con asombro cada novedad tecnol¨®gica, por frecuentes que ya sean. Enfrente tenemos a esa juventud que ha perdido la capacidad de asombro, que no se fascina ni acompleja por nada, que apenas utiliza el concepto de nuevo -aunque se divierte con la tecnolog¨ªa vintage-.
El concepto de empresa tecnol¨®gica, referido a compa?¨ªas que basan su modelo de negocio en soportes on-line, es adem¨¢s equ¨ªvoco ¨Cy antiguo-, y est¨¢ abocado a una r¨¢pida obsolescencia. De hecho, en sentido estricto, Facebook no es hoy una compa?¨ªa m¨¢s tecnol¨®gica que muchas del Ibex 35 ¨CZara no es menos tecnol¨®gica que Facebook-. Todas las empresas se sirven de m¨²ltiples tecnolog¨ªas ¨Cm¨¢quinas, programas, procesos...¨C para lograr sus fines. Las m¨¢s innovadoras en cada sector, adem¨¢s de usarlas, las desarrollan, pero la tecnolog¨ªa para la mayor¨ªa de estas empresas es una herramienta, no un objetivo. La tecnolog¨ªa forma una parte indisoluble de su actividad comercial del mismo modo en que lo hace en nuestra vida diaria, sin que se nos ocurra definirnos por ello como profesionales tecnol¨®gicos.
Facebook no es hoy una compa?¨ªa m¨¢s tecnol¨®gica que muchas del Ibex 35"
Todo lo anterior nos conduce a una intuici¨®n: una parte nada despreciable de la revoluci¨®n econ¨®mica basada en las empresas digitales est¨¢ desarroll¨¢ndose en entornos y por cauces al margen de la estructura cl¨¢sica del sistema de ciencia, tecnolog¨ªa y universidad.
Partiendo de esta intuici¨®n, la Fundaci¨®n Cotec acometer¨¢ en los pr¨®ximos meses un estudio preliminar para conocer c¨®mo son esos j¨®venes innovadores digitales no universitarios. Lo haremos desde la neutralidad, sin prejuicios ni hip¨®tesis a validar, sin aspirar a hacer juicios de valor o apolog¨ªas. Simplemente queremos entender la dimensi¨®n y la din¨¢mica del supuesto fen¨®meno, alimentar el debate sobre la educaci¨®n del futuro, ayudar a dise?ar incentivos y herramientas espec¨ªficas que impulsen los nuevos modelos de innovaci¨®n. No debemos especular con el caso Zuckerberg, pero estamos obligados a saber qu¨¦ pasar¨ªa si apareciera alguien as¨ª en nuestro pa¨ªs. ?De verdad lo sabemos? Estamos abiertos a cualquier sugerencia.
Jorge Barrero Fonticoba es director general de la Fundaci¨®n Cotec
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