Los internados del miedo
Golpes, insultos, palizas¡ Una despersonalizaci¨®n programada para que sintieran que eran menos que nada
A ratos parece una pel¨ªcula irlandesa.
Unas viejas im¨¢genes de un noticiario en blanco y negro, muchas ni?as peque?as, limpias, vestidas de blanco y con grandes lazos en la cabeza, que juegan, y r¨ªen, y escriben en sus cuadernos, y comen en las mesitas redondas de una gran sala acristalada, inundada de luz, bajo la maternal mirada de unas monjas con aparatosas tocas aladas, tan n¨ªveas, tan bellas y absurdas como si las hubieran dise?ado para el vestuario de una ¨®pera. Una voz en off cuenta la vida de estas ni?as en un privilegiado paraje de monta?a, entre pinares inmensos y praderas de helechos.
A ratos parece una pel¨ªcula irlandesa porque luego aparecen ellas tal y como son ahora, mujeres maduras, conscientes de su propia infancia, del significado de los ritos y las reglas a las que fueron sometidas en aquel internado. Todas lo cuentan con serenidad, incluso aqu¨¦lla que tuvo que preparar la Primera Comuni¨®n a solas con un sacerdote que, mientras se bajaba la cremallera de los pantalones, le dec¨ªa que ten¨ªa que hacerle un favor a Dios, y despu¨¦s que, si contaba lo que hab¨ªa pasado, Dios se iba a enfadar y a lo mejor se mor¨ªan sus padres.
A ratos parece una pel¨ªcula norteamericana.
M¨¢s im¨¢genes en blanco y negro, j¨®venes trabajando en talleres, cavando huertos, haciendo gimnasia, jugando al f¨²tbol, sanos, fuertes, sonrientes, posando en grupo alrededor de alg¨²n cura joven y atl¨¦tico que, de lejos, hasta se parece a Spencer Tracy, im¨¢genes de bromas, de risas, la sana camarader¨ªa y el inmejorable ambiente de la vida al aire libre que relata otra voz en off, tan antigua como si alguno de estos chicos fuera de verdad Mickey Rooney y montara una banda de jazz en sus ratos libres.
Aparecen ellas tal y como son ahora, mujeres maduras, conscientes de su infancia, del significado de los ritos y las reglas a las que fueron sometidas en aquel internado
A veces parece una pel¨ªcula norteamericana, porque despu¨¦s aparecen ellos tal y como son ahora, hombres maduros, tan conscientes de su experiencia como las ni?as de la falsa pel¨ªcula irlandesa, que cuentan su vida con la misma serenidad. Golpes, insultos, palizas, una despersonalizaci¨®n meticulosamente programada para que sintieran que no eran nada, menos que nada, basura, un desecho inservible. Con uno de ellos tuvieron tanto ¨¦xito que durante d¨¦cadas su principal objetivo fue hacerse invisible, no llamar la atenci¨®n de nadie, pasar tan desapercibido como un mueble. Por eso, cuando su hija le dijo que iba a casarse, se apunt¨® a una academia de baile. El gran logro de su vida ha sido bailar un vals con su hija, sin sufrir por estar en el centro de un sal¨®n, en la fiesta de su boda
A veces parece una pel¨ªcula alemana.
Otras im¨¢genes en blanco y negro, un consultorio m¨¦dico, batas blancas, aparatos de rayos X, probetas, camillas, ni?os, ni?as, manos acariciando cabezas, alegres sonrisas infantiles y la proverbial voz en off que alaba las excelencias del trato que reciben.
A veces parece una pel¨ªcula alemana porque luego aparecen ellos, una mujer, un hombre, que eran dos ni?os perfectamente sanos cuando las respectivas direcciones de los centros a los que estaban adscritos los pusieron a disposici¨®n de ciertos prestigiosos investigadores m¨¦dicos de la ¨¦poca. Ella todav¨ªa tiene 12 bolas de pl¨¢stico alojadas en los pulmones, donde se las instalaron entonces para ver qu¨¦ pasaba. ?l no ha encontrado despu¨¦s un solo m¨¦dico que entienda lo que hicieron con ¨¦l. Ante la c¨¢mara, se desnuda despacio, se quita la chaqueta, la camisa, exhibe los escalofriantes costurones de su espalda. Despu¨¦s, otras dos mujeres mayores relatan su experiencia en el hospital psiqui¨¢trico donde las ingresaron cuando no eran m¨¢s que dos adolescentes sanas y cuerdas, pero dif¨ªciles de domar.
No es una pel¨ªcula irlandesa. No es una pel¨ªcul?a norteamericana. No es una pel¨ªcula alemana. Se titula Los internados del miedo (Els internats de la por) y es un documental dirigido por Montse Armengou y Ricard Belis, y producido por TV3.
El escenario irland¨¦s es en realidad el Preventorio Infantil Antituberculoso de Guadarrama, situado a poco m¨¢s de 40 kil¨®metros de la Puerta del Sol. Los centros donde nunca rod¨® Spencer Tracy son los Hogares Mundet, de Barcelona, y el Colegio San Fernando, de Madrid. El hospital psiqui¨¢trico estaba en la provincia de Barcelona. Las fechas de los testimonios que se recogen oscilan entre los a?os cuarenta y los ochenta del siglo XX, desde el principio de la dictadura franquista hasta bien entrada la democracia. Los motivos por los que todos estos ni?os fueron recluidos durante un periodo variable de tiempo, que a menudo s¨®lo concluy¨® con su mayor¨ªa de edad, son variados. Muchos eran hijos de presos pol¨ªticos. Otros, de madres solteras, o de mujeres que, al separarse de sus maridos, perdieron su custodia. O simplemente pobres, hijos de padres pobres a quienes el Estado franquista arrebat¨® su tutela.
Los internados del miedo es una pel¨ªcula espa?ola. Por eso da tanta verg¨¹enza verla.
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