Las joyas dulces de Natalia Granada
La artista pl¨¢stica abre una nueva v¨ªa y realiza ocho colecciones de ¡°abalorios¡± textiles
Tras dos d¨¦cadas haciendo po¨¦tica de la sexualidad femenina, primero en lienzos y papeles y, con el cambio de siglo, a trav¨¦s de sus objetos e instalaciones, Natalia Granada se ha adentrado en el mundo del dise?o. La artista, nacida en Bogot¨¢ (Colombia) en 1967 y residente en Espa?a desde 1985, ha creado una colecci¨®n de joyas textiles a partir de elementos tan sugerentes como los que pueblan su universo pl¨¢stico. Jaulas que encierran los deseos de la mujer, alas truncadas que le impiden desarrollarse, ojos cegados por tachones, cadenas, cordones, partes del cuerpo seccionadas¡ Im¨¢genes tan potentes como l¨ªricas que hacen pensar en la obra de Louise Bourgeois, aunque formalmente sean distintas.
Sedas, diminutas cuentas japonesas, redes de titanio, fieltros, lanas, botones antiguos, piedras semipreciosas¡ componen la nueva paleta de Granada creada hace un a?o, que ha sustituido el lienzo por el cuerpo de la mujer. La artista, que en 2014 abri¨® su taller del madrile?o barrio de Tetu¨¢n al p¨²blico (calle Reyes Aizquibel, 34), ha dise?ado ya ocho colecciones y una serie de bolsos inspirados en el trabajo de reclusas colombianas que trenzaban papeles de caramelos para hacer peque?as carteras.
¡°Mi trabajo es muy po¨¦tico, pero es duro y cuando se tiene una obra que no es muy comercial tienes que abrir nuevos caminos; por eso pens¨¦ en hacer otra cosa, que tambi¨¦n fuera algo creativo, pero distinto, un poco m¨¢s dulce¡±, explica Granada, quien a partir de la exposici¨®n ?Cuidado con el perro! que present¨® en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid en 2001 incorpor¨® objetos e instalaciones. ¡°Esa muestra para m¨ª fue un rompimiento, porque hasta entonces me hab¨ªa centrado en la pintura y el dibujo y esa muestra me sirvi¨® para dar un paso hacia las tres dimensiones¡±, comenta la artista, hija del pintor Carlos Granada, uno de los creadores colombianos m¨¢s comprometidos con la lucha contra las injusticias sociales que falleci¨® el pasado febrero.
¡°Mis abalorios est¨¢n pensados para un p¨²blico concreto, mujeres con personalidad que saben lo que les gusta y no se dejan llevar por la moda del a?o. Son piezas que tienen que ver conmigo y, en cierta medida, tambi¨¦n son obras de arte porque todo est¨¢ hecho a mano y cada joya es ¨²nica¡±, afirma la dise?adora, quien en 2011 realiz¨® una gran exposici¨®n, El ed¨¦n despreciado, en el Museo del Chopo de Ciudad de M¨¦xico. Aunque enmarcada por la cr¨ªtica dentro del feminismo, Granada prefiere hablar de su producci¨®n como ¡°femenina¡± porque habla del claustrof¨®bico universo de sentimientos y deberes en el que se encuentran recluidas muchas mujeres.
La seda de India es la materia prima de las gargantillas de la serie Flor salvaje formadas por cordones cosidos a mano y rematados con botones antiguos. Las olas inspiran las formas de las pulseras Espuma de mar, creadas a partir de una red de titanio en la que se ensamblan telas, cuentas o piedras; mientras que la serie Flor de invierno son collares en los que se han ensartado piezas de lana, cuero, fieltro o ante, un gui?o a la est¨¦tica de los setenta y los ochenta. Joyas textiles cuyos precios oscilan entre los 30 y los 170 euros.
Pero, sin duda, la estrella de las colecciones de Granada es el peyote, una t¨¦cnica japonesa en la que las peque?as cuentas de colores de resina, miyuki, se cosen a mano formando atractivos bordados. ¡°En Latinoam¨¦rica tambi¨¦n se hacen bordados con cuentas, pero las piezas son mayores y all¨ª se tejen con telares; no son cosidas a mano como en el peyote¡±, concluye, dispuesta a tanto a mimar a las de su g¨¦nero con una parte de su producci¨®n, como a zarandearlas para que despierten de su letargo de siglos y tomen el control de sus vidas.
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