Higiene es salud para la mujer india
Las condiciones de vida de la poblaci¨®n femenina de zonas rurales deterioran su estado f¨ªsico El agua, el saneamiento y h¨¢bitos de limpieza personal adecuados reducen sus males
Sanjama se ducha al aire libre y entre escombros, oculta de la vista de sus vecinos por un par de s¨¢banas colgadas de un palo de madera. Laskshmama defeca en un descampado a un kil¨®metro de su casa. Cuando pasan hombres, se levanta, y cuando se alejan vuelve a agacharse. A sus 65 a?os ya le pesa esta labor. Nagamma, de 38, no se queja por realizar todas las tareas dom¨¦sticas, pero le resulta insoportable construir carreteras porque acaba tan cansada que hasta le da fiebre. Y Mashtanama ya no puede trabajar por el dolor que siente en sus piernas y sus brazos, fruto del exceso de fl¨²or en el agua que consume. Estamos en India, en el Estado de Andhra Pradesh, al que pertenecen casi 85 millones de habitantes de los 1.200 millones que tiene el pa¨ªs. En esta tierra inh¨®spita y bald¨ªa donde la sequ¨ªa es un mal cr¨®nico, un 9,2% de sus moradores vive por debajo del umbral de la pobreza, la mitad de la poblaci¨®n no tiene acceso a letrinas y se registran algunos de los porcentajes m¨¢s altos del pa¨ªs en enfermedades de transmisi¨®n h¨ªdrica, como la diarrea. Estas cuatro mujeres viven en pueblos distintos y no se conocen entre ellas, pero comparten padecimientos: son pobres y de castas bajas, trabajan en el campo y en el hogar y no saben lo que es el agua limpia, los v¨¢teres o la higiene personal.
Las mujeres en la India constituyen el 48% de la poblaci¨®n pero, en un pa¨ªs que las considera menos desde incluso antes de nacer, se llevan la peor parte. ¡°Desde el momento en que una chica nace, no se la considera que pertenezca a la familia sino a la del hombre con la que se casar¨¢, as¨ª que no se invierte en ella¡±, describe Doreen Reddy, directora del ¨¢rea de mujer de la Fundaci¨®n Vicente Ferrer (FVF), una organizaci¨®n espa?ola que lleva 40 a?os en este Estado luchando por erradicar la pobreza utilizando como herramientas la educaci¨®n y el fortalecimiento de la mujer y de las castas m¨¢s bajas.
La mujer india es responsable de todas las tareas dom¨¦sticas y de su familia. Su vida es dura, especialmente en el entorno rural. ¡°Trabajan unas 16 horas al d¨ªa en su casa y en el campo pero, si tienen beb¨¦s, se tienen que levantar por la noche para alimentarlos o cambiarles el pa?al. Si nun miembro de la familia enferma, deben atenderlo. Al final solo consiguen dormir cuatro horas como mucho, pues al alba tienen que levantarse para trabajar. Viven al d¨ªa, si no trabajan uno, no reciben el jornal y no pueden comprar comida¡±, describe Reddy.
A esta excesiva carga de trabajo se une un deterioro de la salud debido a enfermedades sobrevenidas por una mala higiene y por usar agua contaminada. ¡°Las mujeres, en concreto, no se cuidan, no se limpian, no comen bien¡¡± afirma Sirapa, director del ¨¢rea de Salud de la Fundaci¨®n. ¡°Y, de todas esas dolencias, hasta un 60% podr¨ªan evitarse si tuvieran acceso a agua segura seg¨²n la estimaciones del coordinador m¨¦dico del distrito de Anantapur¡±, a?ade. ¡°Para limpiarse despu¨¦s de defecar solo usan un jarro de agua que se llevan con ellas. No se lavan las manos y luego manejan los alimentos que posteriormente comen todos en casa, y as¨ª enferman¡±, completa Shiva Shankar, coordinador de la FVF en Alluru, una de las regiones de Andhra Pradesh.
Junto con la falta de higiene, la otra causa de este deterioro de la salud de la mujer es la mala alimentaci¨®n. ¡°La nutrici¨®n es la clave, pues previene la anemia y te mantiene fuerte y con las defensas altas¡±, asegura Sirapa. Pero, en Andhra Pradesh, el 33,5% de las mujeres est¨¢ por debajo de su peso y el 63% de las solteras entre 15 y 49 a?os padece anemia, igual que el 56,4% de las embarazadas, cifras muy superiores a las de los hombres, que rondan el 20%, seg¨²n el ¨²ltimo informe disponible sobre salud p¨²blica del Gobierno indio, de 2013.
Donde no hay retretes, no hay salud
Uno de los datos m¨¢s pregonados sobre India en todo el mundo es la ausencia de retretes: casi la mitad de la poblaci¨®n, unos 597 millones de personas, defeca al aire libre, una cifra que equivale a la mitad de todas las personas en el mundo en esta situaci¨®n. ¡°Llevamos 30 a?os promocionando el uso de aseos pero hasta hace poco no tuvimos ¨¦xito, no se entend¨ªa su importancia para prevenir enfermedades y la gente no quer¨ªa letrinas en sus casas porque les parec¨ªa sucio. Aunque nosotros las construimos, ellos las usaban como alacenas o hasta cocinas¡±, explica Sirapa.
As¨ª ocurre en la aldea de Hattie Belgal, donde viven 1.000 personas con algo en com¨²n: no poseen letrinas. ¡°Hasta hace poco no sab¨ªamos de su existencia¡±, corrobora Rangama Kathigera, de 34 a?os, que es ama de casa y trabajadora sanitaria del Gobierno en esta localidad. All¨ª los vecinos se han organizado para hacer sus necesidades en un descampado dividido por una vereda que empieza donde el pueblo termina. A la izquierda van las mujeres y, a la derecha, los hombres.
Lo m¨¢s inc¨®modo es el miedo constante a ser vista. Por eso aguantan las ganas todo lo que pueden durante el d¨ªa y van de noche, pero para ellas es especialmente peligroso, pues corren el riesgo de ser atacadas sexualmente aprovechando que no hay luz y que est¨¢n solas en lugares retirados. ¡°El mejor momento es entre las cuatro y las cinco de la madrugada porque ya hay luz para no tropezar pero todav¨ªa no hay tanta para que te vean¡±, explican dos ancianas. Y luego, est¨¢n los escorpiones y serpientes, hacia los que el miedo no entiende de sexo: hombres y mujeres temen ser picados, y sus razones tienen pues, solo en este Estado, 24.836 personas sufrieron mordeduras de serpiente entre enero y noviembre de 2013. De ellas, 104 fueron mortales.
Para acabar con esta lacra, el primer ministro indio, Narendra Modi, incluy¨® un ambicioso programa en el paquete de medidas anunciado en agosto de 2014, tres meses despu¨¦s de ganar las elecciones: el Swachh Bharat Abhiyan (Misi¨®n Limpiar India) con el que pretende que en 2019 110 millones de personas m¨¢s tengan un v¨¢ter. En Andhra Pradesh, la FVF ha iniciado la construcci¨®n de los retretes gracias a un acuerdo alcanzado con el Gobierno del Estado para ayudar a todas las familias que no pueden adelantar el dinero de la obra, una condici¨®n impuesta a todos los beneficiarios.
En la aldea de Kuruvalli ya est¨¢n empezando a notar las ventajas de tener un retrete en casa. Un paseo por el pueblo, igual de pobre y austero que los dem¨¢s, da una idea de que el cambio ha comenzado: aqu¨ª y all¨¢ proliferan espacios en obras protagonizados por unos profundos hoyos -las fosas- en torno a peque?as casetas cercanas a las viviendas. Son las letrinas, de las que ya gozan la mitad de los vecinos. ¡°Ahora es muy f¨¢cil¡±, dice someramente Parvati. Frente a ella, Sujatha, de 21 a?os, y Saravsfati, de 18, escuchan con envidia, pues sus familias a¨²n no han construido la suya. Ambas pertenecen a la primera generaci¨®n de mujeres de su pueblo que est¨¢n cursando educaci¨®n preuniversitaria. Cuando llegaron a su residencia de estudiantes el primer d¨ªa, en la ciudad de Anantapur, no ten¨ªan ni idea de qu¨¦ era un v¨¢ter. ¡°Me puse nerviosa porque no sab¨ªa c¨®mo se utilizaba, pero mis compa?eras me ense?aron¡±, cuenta Sujatha. De vuelta a casa, les resulta insoportable defecar en el campo. ¡°Es inc¨®modo, pasa gente todo el tiempo¡±, completa Saravsfati.
La higiene ¨ªntima, otro frente abierto
Inc¨®modos problemas que con un poco de limpieza ser¨ªan inexistentes, en India suponen el d¨ªa a d¨ªa de las mujeres. No se trata solo de tener una letrina o de lavarse las manos. La falta de costumbre y de recursos para comprar compresas o tampones cuando viene el periodo es otro caballo de batalla. ¡°Solo las menores de 30 a?os usan compresas modernas; las mayores usan la misma tela siempre y no la lavan bien, y tampoco se cambian mucho las faldas, quiz¨¢ cada 15 o 20 d¨ªas¡±, se?ala Bahrhamma, alumna de la escuela de trabajadoras sanitarias de la FVF en Madakasira. En este centro, 50 mujeres reciben formaci¨®n para ser las futuras enfermeras de sus comunidades. Son la cuarta promoci¨®n y han sido seleccionadas porque viven en pueblos donde no hay hospitales, ni ambulatorios, ni farmacias, ni transporte a mano para ir al centro de salud m¨¢s cercano. Durante los cursos, que comenzaron en 2011 y duran un mes, aprenden a atender enfermedades leves y embarazos y partos con el fin de reducir la mortalidad materna (110 v¨ªctimas por cada mil embarazadas) e infantil (39 v¨ªctimas por cada mil nacidos vivos).
Las alumnas se aplican en el aprendizaje y entre todas describen cu¨¢les son las patolog¨ªas que las mujeres de sus aldeas sufren m¨¢s a menudo: enfermedad inflamatoria p¨¦lvica, hongos e infecciones vaginales y enfermedades de transmisi¨®n sexual. Seg¨²n datos del Gobierno, Andhra Pradesh es el Estado con mayor incidencia de gonorrea y la s¨ªfilis. De la primera, se diagnosticaron 59.557 casos de los 98.000 que hubo en 2013; de la segunda, fueron 22.272 de los 35.000 de todo el pa¨ªs. ¡°Se duchan, pero no se lavan la vagina, por eso enferman¡±, lamenta Davamani, coordinadora de salud de la FVF en Madakasira.
Agua que arrastra enfermedades
El acceso a agua limpia es otro de los grandes problemas en Andhra Pradesh, donde casi nunca llueve y la sequ¨ªa es una constante en la vida de sus ciudadanos. Ramesh Babu es m¨¦dico de la Fundaci¨®n y se?ala que las enfermedades de transmisi¨®n h¨ªdrica m¨¢s corrientes son el tifus, los v¨®mitos, las lombrices estomacales y las diarreas. Su impresi¨®n coincide con los datos ofrecidos por el Ministerio de Salud: Andhra Pradesh es el segundo Estado de India con mayor incidencia de enfermedades diarreicas; en 2013 se produjeron 1.721.050 casos, m¨¢s de la mitad en mujeres, y cien muertes. ¡°La incidencia aproximada es que, de 20 pacientes, cuatro o cinco vengan con alguna dolencia relacionada con este problema. Y durante el monz¨®n hay m¨¢s casos porque el agua arrastra todos los excrementos a zonas donde hay agua para el consumo y esta se contamina¡±, apunta el doctor.
En Hattie Belgal, el pueblo sin letrinas, tampoco hay agua potable a diario. Los vecinos disponen de un tanque de 1.000 litros que funciona gracias a una bomba el¨¦ctrica situada en otro pueblo. Solo disponen de agua cada cuatro d¨ªas durante cuatro horas, el tiempo que tienen las 80 familias de esta comunidad para recoger cuantas c¨¢ntaras puedan. ¡°El dep¨®sito es insuficiente, se construy¨® hace 20 a?os, cuando la poblaci¨®n era la mitad¡±, se queja Rangamma. En el sal¨®n de su inmaculada vivienda almacena ocho tinajas peque?as cubiertas por un amplio sari para que no entren bichos. En la cocina guarda m¨¢s agua en otros dos bidones: uno para cocinar y otro para beber. En el exterior, dos m¨¢s, de unos 100 litros, para lavar la ropa y asearse. Cuando no hay electricidad, algo habitual sobre todo en ¨¦poca de monz¨®n, tampoco funciona la bomba, as¨ª que deben irse a otra aldea a cuatro kil¨®metros de distancia para beber.
En la escuela de Veekajinipalli, un pueblito de 1080 habitantes, se ha reunido un grupo de 50 vecinas para explicar sus problemas con el agua. Ante la pregunta: ?cu¨¢ntas han sufrido alguna vez una enfermedad por beber agua sucia?, todas levantan la mano. Y van m¨¢s all¨¢ de una diarrea: Mashtanama, de 55 a?os, se queja de dolor de huesos y asegura que en el hospital le han dicho que es por culpa del agua que beben de una presa cercana. Sus vecinas asienten porque todas ellas tienen algo en com¨²n m¨¢s palpable que ese dolor invisible que arrastran: sus dientes est¨¢n marrones y carcomidos. ¡°Es por la fluorosis¡±, explica Sirapa, de la FVF. Efectivamente, el agua que llega a muchas comunidades de Andhra Pradesh contiene exceso de fluoruro y su consumo provoca a largo plazo problemas como rigidez y dolor en las articulaciones, p¨¦rdida de masa muscular, problemas neurol¨®gicos y el consabido deterioro del esmalte de los dientes.
Pr¨¢cticas tan sencillas como hervir el agua para evitar beberla contaminada o lavarse las manos despu¨¦s de ir al ba?o -o al descampado- no se llevan a cabo pese a la largu¨ªsima labor de sensibilizaci¨®n de la FVF y de otras ONG. ¡°Insistimos en que hiervan, pero no ponen en pr¨¢ctica estos consejos hasta que enferman. Entonces lo hacen bien pero, cuando mejoran, lo dejan¡±, lamenta Sirapa. ¡°Sabemos que hay que hacerlo pero no tenemos tiempo¡±, cloquean al un¨ªsono varias vecinas de Veekajinipalli donde, adem¨¢s, tampoco existen los retretes. La pregunta ha causado debate y algunas vecinas reconocen que saben que beber agua sucia provoca enfermedades, pero advierten que tienen mucho trabajo.¡±En casa s¨ª, pero cuando vamos al campo no podemos hervirla, as¨ª que es mejor acostumbrarse¡±, sentencia Nagamma. ¡°Y luego hay otro problema a?adido -advierte Sirapa- y es que no limpian los tanques de agua. Deber¨ªan hacerlo cada 15 d¨ªas pero solo echan cloro de vez en cuando sin medir las proporciones¡±. Por si no fuera suficiente, ni siquiera una medida como hervir el agua es una soluci¨®n definitiva. Hacerlo elimina la contaminaci¨®n microbiol¨®gica que provoca diarreas, pero no el exceso de sustancias inorg¨¢nicas como el fl¨²or o el ars¨¦nico.
Soluciones definitivas
Para solucionar estos problema se han llevado a cabo iniciativas de ¨¦xito durante los ¨²ltimos a?os. Una de ellas se ha realizado en la localidad de Chippagiri, un pueblo que antes ten¨ªa problemas de escasez y de exceso de fl¨²or en el agua. Ahora, sus 10.000 habitantes est¨¢n libres de cualquier enfermedad gracias a una planta purificadora que la FVF construy¨® y que los vecinos mantienen. El agua pasa por dos filtros y por un proceso de osmosis invertida que mantienen los par¨¢metros en valores correctos; luego, se vende tanto a particulares como a escuelas, comisar¨ªas de polic¨ªa u organismos p¨²blicos a raz¨®n de cinco rupias (unos siete c¨¦ntimos de euro) por tinaja. El dinero recaudado se ingresa en el banco y con ¨¦l se mantiene la infraestructura y se paga a un t¨¦cnico para que se encargue del mantenimiento.
Otra iniciativa con la que se est¨¢n obteniendo buenos resultados son las colonias integradas que la FVF est¨¢ construyendo para quienes tienen menos recursos. Una de ellas es la de Vadrahattie, que est¨¢ a punto de ser ocupada por 77 familias que antes viv¨ªan en chozas y ahora tienen viviendas de cemento de dos habitaciones, porche y, lo m¨¢s importante: una letrina mejorada. En la comunidad, adem¨¢s, se han habilitado electricidad, un pozo de agua limpia, carreteras y una escuela de educaci¨®n primaria. Los vecinos se unieron en una cooperativa y compraron el terreno al Gobierno. Luego, la Fundaci¨®n se encarg¨® de construir las infraestructuras y las viviendas.
Bheemappa, de 55 a?os, y su esposa Jaymma, de 35, son dos de los nuevos inquilinos de Vadrahattie. Al tiempo que muestra su vivienda antigua, de la que no han terminado de mudarse, el cabeza de familia explica que cada vez que llueve se les moja todo porque el techo, fabricado con ramas de palmera y con pinta de desmoronarse de un momento a otro, filtra el agua. ¡°Pero en la colonia no tendremos que preocuparnos m¨¢s por esto¡±, asevera. Igual de contentos est¨¢n Gowaramma, de 35 a?os, y Gopal, su mujer, de 25, que tambi¨¦n se encuentran en pleno traslado. Posa Gopal con su hijo Vinu, de un a?o, en la puerta de su reci¨¦n estrenada letrina, y todo son buenas palabras hacia la vida que comienzan desde ahora: ¡°Tenemos una casa bonita, entra mucha luz, est¨¢ limpia y hay espacio para que nuestro ni?o juegue. Y aqu¨ª el agua est¨¢ m¨¢s cerca¡±. A la altura de su cabeza, unas letras en telugu adornan la fachada principal de su nuevo hogar. La pintada indica que ella, la mujer, es la propietaria de la vivienda, una condici¨®n impuesta por la Fundaci¨®n para que posean algo en caso de quedar viudas. A su marido, Gowaramma, no le molesta en absoluto. ¡°Mi mujer y yo vivimos juntos, ?qu¨¦ m¨¢s da a quien pertenezca? Somos una familia¡±.
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