Francisco Jos¨¦ Ayala: ¡°Se discute la teor¨ªa de la evoluci¨®n por ignorancia¡±
El genetista ha sido asesor de Bill Clinton y presidente de la American Association for the Advancement of Science, la agrupaci¨®n cient¨ªfica m¨¢s prestigiosa del mundo Esta es la primera entrega de conversaciones con l¨ªderes globales de ¨¢mbitos tan diversos como la investigaci¨®n o las artes. Y todos con un denominador com¨²n: el idioma espa?ol
Licenciado en Teolog¨ªa y en F¨ªsica, tras colgar el h¨¢bito se march¨® en 1961 a Estados Unidos para estudiar con Theodosius Dobzhansky, uno de los genetistas m¨¢s relevantes de la ¨¦poca y del que fue ¨ªntimo amigo ¨C¡°muri¨® en mi coche, camino del hospital¡±¨C. Hoy, Francisco Jos¨¦ Ayala dirige el departamento de Biolog¨ªa Evolutiva de la Universidad de California (Irvine). Y sus contribuciones han sido clave, entre otras cosas, para entender el llamado reloj molecular, el mecanismo biol¨®gico que permite comprobar lo alejadas que est¨¢n dos especies.
Usted curs¨® el bachillerato en el Madrid de los a?os cuarenta, en el colegio de los escolapios, y decidi¨® estudiar Teolog¨ªa con los dominicos en Salamanca. ?C¨®mo se llega desde ah¨ª hasta la F¨ªsica? En realidad no llego de una a otra, las hice al mismo tiempo. Ten¨ªa inter¨¦s en la religi¨®n, as¨ª que entr¨¦ en los dominicos, en Salamanca, pero al mismo tiempo estaba matriculado por libre en F¨ªsicas en la Complutense.
Pero termin¨® como bi¨®logo. Entonces ocurri¨® una cosa interesante y decisiva en mi vida: en primero de carrera ten¨ªa una asignatura de Biolog¨ªa y hab¨ªa que hacer pr¨¢cticas. Encontr¨¦ en Salamanca a un profesor de Gen¨¦tica, Fernando Gal¨¢n, que estaba dispuesto a que yo hiciera las pr¨¢cticas en su laboratorio. Y all¨ª, investigando con la Drosophila [la mosca del vinagre], me aficion¨¦ a la gen¨¦tica. Tambi¨¦n por entonces le¨ª a Teilhard de Chardin, con lo que me interes¨¦ en la evoluci¨®n, aunque hoy creo que aquello, m¨¢s que ciencia, era poes¨ªa, literatura.
Y entonces abandon¨® la orden. S¨ª, lo hab¨ªa decidido antes, pero me convencieron para que terminara la licenciatura en Teolog¨ªa, me ordenara sacerdote y luego ya ver¨ªamos. Supongo que pensaban que me quedar¨ªa, pero, tras licenciarme y ordenarme, me fui. Hab¨ªa decidido que quer¨ªa hacer un doctorado en Biolog¨ªa.
?Es impertinente preguntar si cree o no en Dios? No, no lo es, pero no respondo nunca. Si dijera que s¨ª, algunos dir¨ªan: ¡°Claro, por eso dice lo que dice¡±. Si respondo que no, lo mismo, as¨ª que prefiero no responder.
?C¨®mo lleg¨® a estudiar con Theodosius Dobzhansky, el genetista m¨¢s influyente del mundo en ese momento? Gracias a Fernando Gal¨¢n, el profesor que me hab¨ªa dejado hacer experimentos en su laboratorio, y a su maestro, Antonio de Zulueta, que me convencieron de que saliera de Espa?a para hacer el doctorado. Zulueta, el genetista m¨¢s importante de Espa?a en los a?os treinta, hab¨ªa estudiado en California con Thomas H. Morgan, que era entonces el m¨¢s reconocido del mundo, y en su laboratorio hab¨ªa coincidido con Dobzhansky y se hab¨ªan hecho amigos. Zulueta le escribi¨® para que me aceptara como estudiante de doctorado y acept¨® incluso antes de saber el tema. Se fiaba mucho de Zulueta. As¨ª llegu¨¦ a Estados Unidos en 1961.
?Fue ya con la idea de quedarse o de volver? Yo ten¨ªa intenci¨®n de hacer el doctorado y volver, pero Dobzhansky me ofreci¨®, al terminar el doctorado en la Universidad de Columbia, en 1964, que me fuera con ¨¦l a la Universidad Rockefeller, donde acababan de darle un puesto. La Universidad Rockefeller ten¨ªa entonces 250 profesores, entre ellos 12 premios Nobel, y 50 alumnos. No era comparable con Espa?a, era de una distinci¨®n fabulosa. Primero me ofrecieron un contrato como posdoctoral y luego me buscaron una plaza de profesor ayudante.
Y de ah¨ª march¨® a la Universidad Davis, en California. S¨ª, en 1970. Para entonces ya me hab¨ªa casado, ten¨ªa un hijo y esper¨¢bamos otro, y buscamos un sitio mejor para educarlos, porque en aquella parte de Nueva York ¨Cyo viv¨ªa en la calle 59, junto a Central Park¨C no hab¨ªa colegios adecuados. Entonces me ofrecieron, sin pedirlo ¨Cen eso he tenido mucha suerte, siempre me han llegado las cosas sin buscarlas¨C, un laboratorio en Davis, donde estaban montando un gran centro de gen¨¦tica de poblaciones, algo que me interesaba mucho. Davis era el sitio ideal para vivir con los ni?os, as¨ª que nos trasladamos. Era una ciudad muy aburrida, lo sigue siendo; ten¨ªamos que ir a San Francisco para ir a cenar a un buen restaurante o a la ¨®pera.
Y all¨ª tambi¨¦n se fue con Dobzhansky. Justo entonces Dobzhansky se jubilaba, porque era obligatorio hacerlo a los 70, afortunadamente ya no, as¨ª que dije que muy bien, que iba, pero que llevaba de adjunto a Dobzhansky, de quien para entonces era muy amigo. Nunca me ha querido nadie en el mundo tanto como all¨ª cuando dije eso, que llevaba a la persona m¨¢s distinguida en el campo de gen¨¦tica de la evoluci¨®n. Cinco a?os despu¨¦s Dobzhansky muri¨® en mi coche, mientras le llevaba al hospital tras un ataque al coraz¨®n.
Adem¨¢s de investigar y publicar mucho, usted ha formado parte de muchos comit¨¦s, incluso ha presidido la Asociaci¨®n Americana para el Avance de la Ciencia, la uni¨®n de cient¨ªficos m¨¢s importante del mundo. Tambi¨¦n empec¨¦ en eso con Dobzhansky, que odiaba la burocracia y los papeles, mientras que a m¨ª tambi¨¦n me ha interesado la administraci¨®n de la investigaci¨®n. Relativamente joven, a los cuarenta y pocos, me eligieron para formar parte de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, cuando all¨ª no hab¨ªa muchos expertos en evoluci¨®n. Cuando los chicos ya se fueron a otras universidades, nos mudamos a la de Irvine, en California, donde sigo en la actualidad, porque me atra¨ªa la gesti¨®n y la idea de crear un departamento desde cero.
Nunca se podr¨¢ clonar a personas. Siempre ser¨¢ alguien distinto¡±
Desde la Academia de Ciencias particip¨® en el comienzo del Proyecto Genoma Humano. M¨¢s o menos entonces me hab¨ªan elegido miembro de la Academia Nacional de Ciencias, con unos 45 a?os, muy joven para lo habitual, probablemente porque no hab¨ªa muchos evolucionistas. Yo empec¨¦ a desempe?ar un papel importante al ser el director de la secci¨®n de Biolog¨ªa. La Academia hace muchos informes por encargo del Gobierno, de quien es asesor desde los tiempos en que se cre¨®, con Lincoln. Cada a?o se publican entre 150 y 200 estudios, y son de todo tipo. Una de las cosas que se plantearon fue secuenciar el genoma, pero no sab¨ªamos c¨®mo hacerlo. A mediados de los ochenta empez¨® a haber m¨¦todos de secuenciaci¨®n y se pens¨® en hacerlo, y se pregunt¨® a la Academia si se deb¨ªa hacer, y nuestro comit¨¦ dijo que s¨ª, que se hiciera. Se calcul¨® que se tardar¨ªan 15 a?os y que costar¨ªa unos 3.000 millones de d¨®lares. Luego se termin¨® dos a?os antes y con menor coste.
?Hubo exceso de optimismo con el proyecto pensando que servir¨ªa para curar todo? S¨ª, cierta ingenuidad. Se dec¨ªa que, al tener el genoma secuenciado, sabr¨ªamos lo que somos. Yo ya lo criticaba, la persona es m¨¢s que eso. Hemos aprendido algunos p¨¢rrafos aqu¨ª o all¨ª, alguna palabra. Tenemos 500 vol¨²menes del tama?o del Quijote, pero no entendemos el idioma aunque conozcamos las letras.
De hecho se anunci¨® con gran bombo que se hab¨ªa descifrado y no sab¨ªamos cu¨¢ntos genes hab¨ªa. Y no lo sabemos todav¨ªa.
?No hubo un exceso de operaci¨®n de relaciones p¨²blicas, lo que gener¨® demasiadas expectativas? S¨ª, lo hubo, y en cierto sentido no es malo, permite generar fondos y puestos de investigaci¨®n. Y quiz¨¢ en ciertos niveles s¨ª se generaron esas expectativas excesivas, pero se cumplieron en otros.
El premio Nobel James Watson, quien junto a Crick propuso en 1953 la estructura de doble h¨¦lice para la mol¨¦cula del ADN, alentaba esas expectativas. Yo escrib¨ª tambi¨¦n entonces contra Watson y otros optimistas, aunque ten¨ªan menos imagen p¨²blica. Lo que pas¨® como resultado de la investigaci¨®n del genoma, que ni yo ni nadie anticipamos, es que contribuy¨® a generar unas tecnolog¨ªas que ahora nos permiten manipular el ADN y hacer muchas otras cosas. Hoy d¨ªa podemos secuenciar el genoma de un individuo en una semana por unos 10.000 d¨®lares.
?Tiene alguna utilidad esa secuenciaci¨®n? Creo que se hace mayoritariamente por vanidad, por decir ¡°tengo mi genoma secuenciado¡±. A veces s¨ª es ¨²til para buscar alg¨²n defecto hereditario serio, pero para eso no hace falta secuenciar todo el genoma, solo la zona en la que se sabe que estar¨ªan esos genes.
?C¨®mo van los avances en terapia? La terapia es otra cosa, pero para algunas enfermedades ya hay, como para la corea de Huntington [una enfermedad neurol¨®gica grave], que no se manifiesta hasta los 40 o 45 a?os, pero que se puede conocer y tratar de antemano. Otras enfermedades, como la fenilcetonuria, tambi¨¦n se tratan bien, aunque con terapias convencionales. Y hay un caso interesante, la anemia falciforme, que afecta a los gl¨®bulos rojos y puede ser letal si la tienen los dos progenitores y se hereda de ambos, pero que protege contra la malaria si se tiene solo uno de los genes. Se puede tratar extrayendo c¨¦lulas madre de la espina dorsal e introduciendo en ellas el gen sano con la tecnolog¨ªa que ahora tenemos y reimplant¨¢ndolas en el individuo. Conseguimos ¨¦xito en suficientes c¨¦lulas como para que muchos gl¨®bulos rojos sean normales y el individuo pueda sobrevivir.
?Y la curaci¨®n en c¨¦lulas germinales? Eso ser¨ªa lo ideal, corregir el problema en las c¨¦lulas germinales, en los ¨®vulos y en el esperma. Si se corrige ah¨ª, lo engendrado no tiene el defecto, pero no tenemos la t¨¦cnica todav¨ªa. Se tendr¨¢ en 4, 10, 20 a?os¡, no se sabe cu¨¢ndo, pero llegar¨¢.
Desde hace bastante, la evoluci¨®n es una teor¨ªa m¨¢s all¨¢ de toda duda. ?Por qu¨¦ sigue siendo tan discutida? Por prejuicios e ignorancia. Hay estad¨ªsticas chocantes que dicen que si se coge a un grupo de una iglesia y se les pregunta si aceptan la evoluci¨®n, el 70% u 80% dicen que no; y si se hace la prueba de decirles que hay evidencia cient¨ªfica contundente de que es un hecho, todav¨ªa un 50% responde que no, porque creen que va contra su fe religiosa. Y no tiene por qu¨¦ ir.
?Fue una cura de humildad saber que solo tenemos 20.000 genes, poco m¨¢s del doble que un gusano? Eso fue una sorpresa para mucha gente. Primero se pens¨® que ten¨ªamos millones de genes; luego, que unos 50.000, y ahora se cree que unos 20.000. Sabemos que hay parte de genoma que desempe?a un papel en la herencia aunque no est¨¦ codificando prote¨ªnas. Si se quiere llamar humildad, puede ser. Ahora entendemos que es m¨¢s complejo de lo que se pensaba.
?Qu¨¦ nos falta por saber? M¨¢s de lo que nos faltaba hace 50 a?os. El conocimiento cient¨ªfico es como una isla y ah¨ª est¨¢ todo lo que sabemos. El oc¨¦ano es lo que no sabemos; y no podemos preguntarle al oc¨¦ano, solo podemos investigar en la orilla, en los bordes de la isla. Si aumenta el per¨ªmetro de la isla, aumenta el conocimiento, pero tambi¨¦n lo que no sabemos. Podemos hacer m¨¢s preguntas, as¨ª que hay m¨¢s cosas que no sabemos.
Francisco Jos¨¦ Ayala
Francisco Jos¨¦ Ayala (Madrid, 1934) primero fue f¨ªsico y te¨®logo; luego, bi¨®logo; m¨¢s tarde, evolucionista, genetista, investigador de par¨¢sitos protozoarios, gestor cient¨ªfico, acad¨¦mico, presidente de los investigadores de Estados Unidos y asesor del Gobierno Clinton; adem¨¢s, como procede de una familia de comerciantes, posee vi?edos en California cuya uva vende a prestigiosas bodegas. Siempre le ha interesado la filosof¨ªa y ha procurado compatibilizar el mundo de la investigaci¨®n y el espiritual, por lo que le concedieron en el a?o 2010 el prestigioso Premio Templeton. Considera que ciencia y religi¨®n son ventanas distintas al mundo, por lo que muestran aspectos distintos de ¨¦l. ¡°No tiene por qu¨¦ haber contradicciones entre ellas, a no ser que alguna cruce los l¨ªmites y se entrometa indebidamente en los asuntos de la otra.¡±
Usted atribuye un papel importante en la evoluci¨®n humana de la inteligencia a la ovulaci¨®n cr¨ªptica, es decir, a que no sea evidente cu¨¢ndo las mujeres son f¨¦rtiles. ?Por qu¨¦? Creo que la formaci¨®n de sociedades complejas se debe, a mi juicio, adem¨¢s de a otros factores, a la ovulaci¨®n cr¨ªptica. Cuando una chimpanc¨¦ o una gorila tienen el estro, los ¨®rganos genitales se hinchan y adquieren un color vivo, anuncia ¡°soy f¨¦rtil¡±. Entonces el macho se aparea y luego se va a buscar a otra hembra, porque es lo mejor desde el punto de vista evolutivo. Si no se sabe cu¨¢ndo se produce la ovulaci¨®n, eso da lugar a la familia nuclear, en la que el macho se queda porque no est¨¢ seguro de haber fertilizado con sus genes a la hembra, y es el origen de la vida social. Estructuras sociales m¨¢s y m¨¢s complejas que requieren tambi¨¦n m¨¢s inteligencia.
?Qu¨¦ opina de las teor¨ªas del primat¨®logo Frans de Waal y otros sobre la moralidad como una caracter¨ªstica biol¨®gica anterior y com¨²n en los primates? De Waal no se cree mucho de lo que dice, me parece. Sus experimentos no est¨¢n bien hechos, y otros experimentos parecidos han dado otros resultados. No hay moral animal, porque para que haya moral, uno tiene que anticipar las consecuencias de los actos. Ser moral es juzgar una acci¨®n como buena o mala, y eso solo se puede hacer en funci¨®n de las consecuencias. Apretar el gatillo es una acci¨®n moral solo si s¨¦ que la bala matar¨¢ a mi enemigo. No hay moralidad animal, en esto soy muy extremo, como tampoco creo que los animales tengan conciencia de que existen como individuos.
?Qu¨¦ opina de la clonaci¨®n humana? No se podr¨¢ nunca clonar a personas. Se pueden clonar los genes, pero siempre ser¨¢ una persona distinta; para que saliera Francisco Ayala de nuevo habr¨ªa que poner los genes en un ¨®vulo fecundado en el seno de mi madre y tendr¨ªa que tener las mismas experiencias, amigos, colegios y todo igual que yo. La persona es la consecuencia de todas las experiencias, no solo los genes. Pero el antideterminismo extremo, decir que los genes no hacen nada, tambi¨¦n es err¨®neo.
Usted ve Espa?a desde lejos y desde cerca. ?Qu¨¦ opina de la pol¨ªtica cient¨ªfica que se hace en nuestro pa¨ªs? La pol¨ªtica cient¨ªfica actual en Espa?a es un desastre. La ciencia, cuando yo era estudiante, estaba muy mal y cambi¨® mucho tras el Gobierno socialista, lo digo porque fue como fue: la manera de pensar de ese Gobierno era m¨¢s procient¨ªfica. La producci¨®n cient¨ªfica aument¨® en la d¨¦cada de los ochenta: en revistas de primera categor¨ªa, por un factor de cinco, y el n¨²mero de citas en art¨ªculos, un 17%. Parte de lo que pas¨® es que la inversi¨®n entonces creci¨® del 0,45% a cerca del 1% para el a?o 1989. En ese momento se pretend¨ªa llegar al 2%, pero luego hay una crisis econ¨®mica, un cambio de Gobierno, y Espa?a se queda en el 1%. Subi¨® al 1,4% y ha bajado de nuevo, as¨ª que estamos donde est¨¢bamos en 1989 y muy por debajo de la media europea y de los pa¨ªses m¨¢s avanzados.
?C¨®mo podemos cambiar el paso para hacer cierto eso del cambio de modelo??No hay convicci¨®n ni en el p¨²blico ni en las personas de gobierno, los legisladores. No hay convicci¨®n de que la ciencia paga. Cuando George W. Bush quiso cortar el presupuesto de ciencia, los de su partido le dijeron que no. Se sabe que el 50% del aumento econ¨®mico de Estados Unidos desde la guerra mundial se debe a descubrimientos cient¨ªficos hechos tras la guerra. Eso all¨ª se entiende y aqu¨ª no.
Este a?o ya ha publicado dos nuevos libros en Espa?a. ?Qu¨¦ importancia le concede al papel de los investigadores como divulgadores? Hay tres m¨¢s en camino. Unos cient¨ªficos tienen que hacer ciencia; otros, ense?ar en las escuelas, y otros, trabajar en divulgaci¨®n. Pero en este sentido los periodistas son m¨¢s importantes porque pueden desempe?ar el papel clave. La prensa espa?ola publica muy poco sobre ciencia.
Se ha levantado en Espa?a una pol¨¦mica a causa de un ni?o enfermo de difteria al que sus padres no quisieron vacunar y finalmente ha fallecido. ?Qu¨¦ le parece? Tan anticient¨ªfico como ir contra la evoluci¨®n por creer en Ad¨¢n y Eva. Una barbaridad. Si se empieza a dejar de aplicar vacunas, habr¨¢ tremendas epidemias. Si no hubiera vacunas, las personas vivir¨ªan en promedio 30 a?os menos. La prueba de las vacunas es tan convincente y definitiva que es absurdo que haya gente inteligente que lo niegue, y los que lo niegan es porque no se han tomado la molestia de saber qu¨¦ son.
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