Netanyahu se equivoca

El pacto que impedir¨¢ a Ir¨¢n durante unos a?os conseguir la bomba at¨®mica ha venido a cambiar la din¨¢mica pol¨ªtica de Oriente Pr¨®ximo y creado una tensi¨®n sin precedentes entre Washington e Israel, su indiscutible aliado regional. La g¨¦lida reuni¨®n entre el primer ministro israel¨ª y el titular de Defensa estadounidense, Ashton Carter, lo ha manifestado. Jerusal¨¦n no oculta que su objetivo inmediato es intentar la liquidaci¨®n del acuerdo por el Congreso de EE UU.

Israel ha sido la punta de lanza contra las ambiciones nucleares iran¨ªes. Ha insistido en mayores sanciones, amenazado con represalias militares y arriesgado sus relaciones privilegiadas con Washington. Frente a la posici¨®n de Obama, Netanyahu cree que Ir¨¢n volver¨¢ a mentir y que el acuerdo refuerza al ala m¨¢s extremista de los ayatol¨¢s, y con ello acent¨²a la vulnerabilidad israel¨ª.

Netanyahu se equivoca. Con sus lagunas e incertidumbres, el pacto con Ir¨¢n contribuye a la seguridad de Israel. Durante la pr¨®xima d¨¦cada Jerusal¨¦n no vivir¨¢ bajo la amenaza de la bomba at¨®mica. Para un pa¨ªs en estado permanente de guerra se trata de un logro muy importante, que le permitir¨¢ asignar recursos a otros objetivos econ¨®micos y militares. El fracaso de las negociaciones de Viena s¨ª que habr¨ªa supuesto un riesgo inmediato para un Israel aislado regionalmente y con su gran valedor americano debilitado.

El contencioso nuclear con Ir¨¢n no ha sido resuelto, solo pospuesto; pero, como consecuencia, Obama es hoy m¨¢s garante de la seguridad israel¨ª. En vez de pretender una improbable liquidaci¨®n del acuerdo por el Congreso, el mercurial Netanyahu har¨ªa mejor en cultivar la excepcional alianza de su pa¨ªs con EE UU, tan provechosa hist¨®ricamente para la salvaguarda de los intereses israel¨ªes en todos los terrenos. Por debilitada que parezca, la necesita ahora y la necesitar¨¢ para tratar con Ir¨¢n en el futuro.