Dos significados en uno: "empleo"
La palabra abarca tanto al trabajador fijo con sus derechos laborales intactos como al contratado por una semana
Supongamos que pedimos a varias personas de distinta procedencia que piensen en un ¨¢rbol. Sin remedio, cada una imaginar¨¢ un ejemplar concreto, casi con seguridad el m¨¢s habitual en su entorno: un ¨¢rbol de copa redondeada y frondosa, o tal vez un puntiagudo cipr¨¦s, o un sauce con los brazos ca¨ªdos. El cerebro act¨²a bajo la ley del m¨ªnimo esfuerzo, y siempre que debe proyectar un contexto sobre una palabra toma como referencia el m¨¢s cercano, mientras no se le induzca a hacer otra cosa.
Las palabras grandes en las cuales caben otras m¨¢s peque?as se llaman hiper¨®nimos. Y las contenidas en aqu¨¦llas reciben el nombre de hip¨®nimos. As¨ª, ¡°¨¢rbol¡± es el hiper¨®nimo de ¡°endrino¡±, ¡°secuoya¡±, ¡°pino¡±, ¡°roble¡± o ¡°¨¢lamo¡±; y estas variedades son hip¨®nimos de ¡°¨¢rbol¡±, y ¨¢rboles tambi¨¦n.
Si alguien dijera ¡°mi hermano es pintor¡± , entender¨ªamos enseguida que debe aclararnos algo
Pero a veces no existe un hip¨®nimo preciso, y no bastar¨¢ la palabra gen¨¦rica si deseamos expresarnos con rigor. El t¨¦rmino ¡°pintor¡±, por ejemplo, cobija tanto al que da otra mano a la pared como al que vende sus cuadros por millones de euros. La palabra ¡°portero¡± nos habla del empleado de la finca urbana y tambi¨¦n de Iker Casillas. Y si buscamos mayor precisi¨®n en ambos casos, necesitaremos decir ¡°pintor de cuadros¡± o ¡°pintor de paredes¡±; y ¡°el portero de mi casa¡± o ¡°el portero del Oporto¡± (maldita sea, por cierto). De otro modo, se dar¨ªa un problema de comunicaci¨®n.
Si alguien dijera, sin m¨¢s contexto ni precisi¨®n, ¡°mi hermano es pintor¡± o ¡°los porteros espa?oles son los mejor pagados de Europa¡±, entender¨ªamos enseguida que el emisor del mensaje debe aclararnos algo. Cuando los individuos alojados en un nombre colectivo son tan dispares, el uso de un hiper¨®nimo puede suponer la falsedad del aserto general.
As¨ª sucede cada vez que las autoridades informan sobre los datos del empleo. La palabra ¡°empleo¡± abarca tanto al trabajador fijo con sus derechos laborales intactos como al contratado por una semana. Y su inclusi¨®n en el mismo saco sem¨¢ntico permite equiparaciones como ¨¦sta: ¡°Espa?a ha recuperado m¨¢s de 1,1 millones de empleos de los m¨¢s de 3,5 millones que se perdieron en la crisis¡± (F¨¢tima B¨¢?ez, ministra de Trabajo, el mi¨¦rcoles pasado).
De tal modo, el t¨¦rmino ¡°empleo¡± iguala injustamente a quien antes manten¨ªa con holgura a sus hijos y a quien ahora no gana ni lo justo para pagarse el sustento propio. Ambos ¡°empleados¡± son cabezas diminutas si se ven desde el sobrevuelo estad¨ªstico. Y s¨ª: un n¨²mero sustituye a otro. Pero el ¡°empleo¡± que se creaba en 2005 y se destru¨ªa en 2011 difiere mucho del que crece ahora, aunque ambos se llamen ¡°empleo¡±; una palabra grande que, con la omisi¨®n intencionada de todo matiz adicional, manipula el pensamiento inocente.
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