To?o Angulo: ¡°Creo que en Madrid hay m¨¢s dinero, al menos de privados¡±

El escritor, periodista y editor peruano To?o Angulo Daneri (Lima, 1970) vive en Espa?a desde 2005, primero en Barcelona y ahora en Madrid. Es redactor jefe de la revista El Estado Mental y

profesor en el M¨¢ster de Periodismo de la Universidad Complutense. En esta entrevista habla sobre el atractivo de Catalu?a para los escritores latinoamericanos, en medio del debate independentista.

?Por qu¨¦ dej¨® Barcelona, que, con el antecedente del boom, parecer¨ªa un destino tan deseable para un escritor?

Han pasado siete a?os desde entonces y supongo que las cosas deben de haber cambiado, pero mi mudanza no se debi¨® a la falta de oportunidades en Barcelona. Mientras viv¨ª all¨ª nunca necesit¨¦ el catal¨¢n (idioma que aprend¨ª), quiz¨¢ justamente por trabajar en proyectos creados desde la iniciativa privada y a una distancia prudencial de las instituciones, y tal vez tambi¨¦n porque era una ¨¦poca pol¨ªticamente menos polarizada. M¨¢s que escritor me considero periodista y editor, y en ese sentido, para bien y para mal, vivo del esp¨ªritu de aventura que tiene el lanzarse a fundar editoriales y publicaciones que no dependen de un ayuntamiento, comunidad ni del Estado central para existir.

Una editorial madrile?a me ofreci¨® trabajo. Me despidieron en dos a?os porque hab¨ªa empezado la crisis¡±

Hace diez a?os, participar en lecturas o conferencias estaba bien remunerado. Ahora mismo se est¨¢ convirtiendo en costumbre que no te ofrezcan nada de nada o te pidan que te conformes con un almuerzo o una copa de vino. Espa?a, en general, se ha empobrecido de una manera dram¨¢tica, y reducir todo al eje bipolar Madrid-Barcelona es no querer abordar el problema de fondo. Solo hace falta ver la cantidad de curr¨ªculos y ofertas de colaboraci¨®n que ves circulando por ah¨ª, de gente muy preparada, autores con premios literarios importantes o periodistas con 20 o 30 a?os de experiencia en medios de comunicaci¨®n de referencia, para darte cuenta de que la ra¨ªz del problema hay que buscarla en otra parte.

?Por qu¨¦ eligi¨® Madrid para establecerse y desarrollar su trabajo all¨ª?

En realidad, no eleg¨ª Madrid. En todo caso, mi elecci¨®n fue Barcelona, adonde llegu¨¦ en 2005 y donde viv¨ª por m¨¢s de tres a?os. Al principio era editor general de la revista peruana Etiqueta Negra. Vine a buscar socios para lanzar una edici¨®n espa?ola, que no encontr¨¦ en Barcelona ni Madrid. Creo que en ese entonces un proyecto de esta naturaleza no era tan atractivo. Como un sueldo peruano no alcanzaba para vivir aqu¨ª, busqu¨¦ trabajo y, entre otras cosas, fui el primer director de la revista Ling. Tambi¨¦n empec¨¦ a colaborar en El Peri¨®dico de Catalunya, en el Cultura/s de La Vanguardia y a dar clases como profesor invitado en la Universitat de Barcelona y la Universitat Aut¨°noma de Barcelona.

Viv¨ªa bien dentro de mis expectativas y no ten¨ªa intenciones de moverme, hasta que una editorial madrile?a me ofreci¨® hacerme cargo de las cuatro revistas culturales que publicaba. As¨ª fue como me mud¨¦ a Madrid, con mi primer contrato de trabajo formal. Pero no pasaron dos a?os antes de me despidieran argumentando que hab¨ªa empezado la crisis. Me qued¨¦ porque ya para entonces hab¨ªa conocido a la que hoy es mi mujer y ambos pensamos que nuestra vida en com¨²n estaba en Madrid.

?Cu¨¢les son las ventajas de ser escritor, periodista o editor en esta ciudad?

Creo que es obvio que en Madrid hay m¨¢s dinero, al menos de manos privadas o, mejor dicho, para poner en marcha iniciativas privadas en los ¨¢mbitos de la cultura, que es donde yo siempre me he movido. El mejor ejemplo de esto es que hace aproximadamente dos a?os y medio me llamaron para dirigir y fundar el peri¨®dico digital The Objective. Los dos socios fundadores, siendo catalanes y viviendo en Barcelona, y siendo uno de ellos un experimentado y exitoso hombre de negocios, decidieron abrir la empresa en Madrid. O para decirlo de otro modo: montaron las oficinas en la madrile?a Plaza Santa Ana y no en el Passeig de Gr¨¤cia.