Ni tragedia, ni griega
La soluci¨®n es que Bruselas deje de comportarse como El Se?or del Frac y Atenas como un tah¨²r posturero
Una verdadera tragedia es una pelea inevitable, en la que los dos adversarios tienen raz¨®n. La relaci¨®n entre padres e hijos, por ejemplo: el padre tiene raz¨®n al querer proteger al hijo, pero el hijo tambi¨¦n tiene raz¨®n al rechazar la protecci¨®n del padre, al querer emanciparse de ¨¦l, al desear simb¨®licamente (por resignarnos a la simbolog¨ªa freudiana) matarlo. M¨¢s comunes son las falsas tragedias, tragedias que parecen inevitables aunque no lo son: el eterno conflicto entre palestinos e israel¨ªes. De hecho, al menos en pol¨ªtica las tragedias m¨¢s comunes son las falsas e innecesarias, porque son obra de la estupidez, la obcecaci¨®n y la maldad de los hombres: las dos guerras mundiales, nuestra guerra civil.
Los griegos pecaron de prepotentes, negociaron con deslealtad y artima?as de trilero
Todo indica que la tragedia que est¨¢n viviendo los griegos pertenece a esta ¨²ltima categor¨ªa. No hay acuerdo acerca de cu¨¢ndo y c¨®mo empez¨®. Para algunos lo hizo en 1981, cuando Grecia ingres¨®, cinco a?os antes que Espa?a, en la CEE, antecedente de la UE, sin que su econom¨ªa estuviera preparada para hacerlo, por razones geoestrat¨¦gicas y simb¨®licas o culturales, a pesar de que la relaci¨®n entre los griegos de la actualidad y los de la ¨¦poca de Pericles es tan estrecha como la de los espa?oles actuales y los de la ¨¦poca de Viriato, pastor lusitano. Para otros, todo empez¨® en 2001, cuando Grecia, que segu¨ªa siendo en casi todos los sentidos un pa¨ªs balc¨¢nico, adopt¨® el euro y cedi¨® su autonom¨ªa monetaria, perdiendo gran parte de su capacidad de maniobra econ¨®mica.
Para otros la tragedia empez¨® en cuanto los griegos empezaron a dejarse gobernar por una recua de s¨¢trapas que ha falsificado por sistema las cuentas y convertido la democracia en cleptocracia mientras las autoridades europeas silbaban canciones tirolesas viendo pasar las nubes. Lo cierto es que este verano, a la altura del refer¨¦ndum griego, muchos sintieron que la negociaci¨®n entre Bruselas y Atenas era una tragedia genuina: los griegos pecaron de prepotentes, negociaron con deslealtad y artima?as de trilero, atizaron el siniestro orgullo nacional, mintieron a sus conciudadanos con la pamema de que el principal responsable de sus males eran los alemanes o los europeos y no ellos mismos y acabaron enred¨¢ndoles en un refer¨¦ndum irresponsable y tramposo; por su parte, los negociadores europeos se comportaron de forma indigna, como acreedores feroces empe?ados en recuperar, a costa de indecibles sufrimientos ajenos, un dinero irrecuperable. Cuando escribo estas l¨ªneas, el Gobierno de Tsipras acaba de aceptar un acuerdo con la UE a¨²n m¨¢s duro que el que sus conciudadanos rechazaron en refer¨¦ndum; podr¨ªa haber sido peor, pero los griegos ¨Csobre todo los que han apoyado de buena fe a su Gobierno¨C tienen raz¨®n al sentirse enga?ados por ¨¦l.
Es s¨®lo un problema y es de todos. Y si no lo solucionamos es porque no queremos
?Era todo esto obligado? ?Es la tragedia griega una tragedia aut¨¦ntica, inevitable o incluso necesaria, una pelea en la que los dos adversarios tienen raz¨®n? Hay gente muy inteligente que piensa que s¨ª; yo debo de ser muy tonto, porque pienso que no. Lo que en realidad se dirime en este asunto lo ha resumido muy bien Joaqu¨ªn Estefan¨ªa: ¡°C¨®mo se gestiona la tensi¨®n entre una democracia nacional y la pertenencia a un club supranacional¡±. En un aut¨¦ntico club supranacional, como EE UU, cuando hay un problema en Florida el problema no es de Florida sino de EE UU, y Washington interviene para solucionarlo; en un club supranacional de boquilla, como la UE, cuando hay un problema en Grecia el problema no es de la UE sino de Grecia, y ni la UE quiere arreglar el problema ¨Cs¨®lo quiere cobrar¨C ni Grecia quiere la intervenci¨®n de la UE ¨Cs¨®lo quiere no pagar¨C.
As¨ª que la soluci¨®n salta a la vista: la soluci¨®n es que Bruselas deje de comportarse como El Se?or del Frac y Atenas como un tah¨²r posturero, que la UE se tome en serio a s¨ª misma, que se convierta de veras en un solo Estado democr¨¢tico, que las naciones se disuelvan pol¨ªticamente en ¨¦l, que se metan donde les quepa su pestilente orgullo nacional y que el Estado com¨²n se ocupe de cada una de ellas como el cuerpo se ocupa de cada uno de sus miembros, de forma que lo particular sea s¨®lo una parte de lo general. No: ni esto es una tragedia de verdad, ni es de verdad griega. Es s¨®lo un problema y es de todos. Y si no lo solucionamos es porque no queremos.
elpaissemanal@elpais.es
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