Ofensiva plebiscitaria
Rajoy limita la campa?a de la reelecci¨®n a escoger entre ¨¦l o el caos
La voluntad de ir a la confrontaci¨®n con los independentistas catalanes y la ausencia de cualquier gesto hacia los dem¨¢s partidos defensores de la Constituci¨®n son las ¨²nicas novedades contenidas en la conferencia de prensa del presidente del Gobierno, celebrada ayer en La Moncloa. Las ¨²nicas, porque el resto de los argumentos utilizados por Mariano Rajoy responden al esquema ya empleado en comparecencias similares de principios de agosto de 2014 y finales de 2013. Rajoy construy¨® ambas en el pasado ¡ªy ayer lo repiti¨® de nuevo¡ª en torno a la recuperaci¨®n econ¨®mica y la elusi¨®n de explicaciones sobre la corrupci¨®n.
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Que haya corregido y aumentado el mensaje de triunfalismo econ¨®mico tiene l¨®gica, dado el ritmo de crecimiento alcanzado y sin entrar en detalles sobre las razones por las que ese mensaje cala tan lentamente. Por lo dem¨¢s, resulta incomprensible la supuesta astucia de dedicar una conferencia de prensa a eludir toda pregunta sobre si dispone de un plan concreto para impedir que las elecciones auton¨®micas catalanas se conviertan en plebiscitarias; si prev¨¦ utilizar el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n para impedir derivas ilegales; cu¨¢l podr¨ªa ser su pol¨ªtica de alianzas o qu¨¦ piensa de la reforma de la Constituci¨®n.
El aparente desinter¨¦s expresado en este ¨²ltimo punto evidencia lo poco que cree en esa reforma. Al parecer, todo es cuesti¨®n de dinero, como dio a entender al resaltar la mejora de la financiaci¨®n auton¨®mica (unos 10.000 millones de euros) o los gestos hacia sectores de posibles votantes, desde el t¨ªmido aumento de los salarios de los funcionarios hasta la consideraci¨®n de los pensionistas como colectivo prioritario.
De alg¨²n modo, el mismo presidente que niega car¨¢cter plebiscitario a las elecciones auton¨®micas de Catalu?a env¨ªa el mensaje de que busca un plebiscito en torno a su persona en las generales. No hay nada que discutir sobre ¡°el pasado¡±, basta con mantenerle a ¨¦l al tim¨®n. Seg¨²n su juicio, solo deben tenerse en cuenta los riesgos pol¨ªticos que afronta la recuperaci¨®n econ¨®mica: el desaf¨ªo rupturista en Catalu?a, la repetici¨®n de pactos para la gobernaci¨®n de Espa?a similares a los que han quitado poder al Partido Popular en autonom¨ªas y municipios, y la situaci¨®n de Grecia.
Es evidente que la presencia de partidos emergentes y la recuperaci¨®n del PSOE han astillado un escenario caracterizado por la mayor¨ªa absoluta del PP, lo cual resalta la necesidad de acuerdos o coaliciones. Pero Rajoy prefiere reservarse sus planes pol¨ªticos y su visi¨®n del futuro de Espa?a. Da igual que se le pregunte por la hipot¨¦tica gran coalici¨®n con el PSOE, que se le interrogue sobre Ciudadanos o que se intente averiguar si piensa llamar a los l¨ªderes de otros partidos para abordar conjuntamente el reto de los independentistas catalanes. S¨ªganme a m¨ª y no se arriesguen al caos, viene a ser su mensaje.
Su actitud es explicable en un jefe de partido, pero resulta claramente insuficiente para un hombre de Estado que se enfrenta a los desaf¨ªos que ¨¦l mismo diagnostica.
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