Postal desde Oklahoma
En el lago un labrador espera la se?al de su amo. De adentro del bote, el hombre toma una piedra lisa y redonda
Manejar hacia el interior de Estados Unidos es como quedarse dormido e ir cayendo en capas cada vez m¨¢s profundas de un subconsciente atormentado. Estacionamos el coche frente al lago, junto a otros dos coches. Arrellanado en un bote inflable de color verde, a la orilla del lago, un hombre toma cerveza en lata. Cuando se la termina, la alza al aire, y su mujer, sentada en una toalla a unos metros del bote, saca otra de una hielera y se la intercambia por la vac¨ªa.
Pero la tortuga era en realidad una serpiente¡
En el lago un labrador espera la se?al de su amo. De adentro del bote, el hombre toma una piedra lisa y redonda. La lanza al lago; la piedra cae y se hunde. El labrador, ¨¢vido, corre, nada, se sumerge y regresa nadando hacia su amo con la piedra en el hocico. Estamos frente a un perro que recoge piedras. Adentro del lago est¨¢n los tres hijos de la pareja: dos ni?as con risas casi sat¨¢nicas que persiguen a una tortuga y un ni?o m¨¢s chico, con notable sobrepeso, flotando como una boya inservible en su flotador naranja. Cada tanto el ni?o grita desde el agua: ¡°?Br¨®coli!¡±, ¡°?br¨®coli!¡±. La mam¨¢ responde: ¡°S¨ª, mi amor, en casa te damos br¨®coli¡±.
En eso, algunos notamos que lo que persiguen las ni?as sat¨¢nicas no es la cabecita amable y centenaria de una tortuga, sino la de una serpiente. Una mujer sentada en una silla plegable a la orilla del lago es quien entrega la noticia. Lo hace con el dramatismo impostado de quien comenta un documental de animales: ¡°Pero la tortuga era en realidad una serpiente¡¡±.
Mientras el padre de las ni?as empieza a dirigir las piedras hacia la serpiente, confundiendo al pobre labrador, una se?ora se baja de su coche, con dos perritos enanos y un padre anciano, quiz¨¢ senil. Uno de los perritos se tropieza con una rama. ¡°?Est¨¢s bien, bomb¨®n?¡±, le pregunta la se?ora al perro. Este, predeciblemente, no contesta. Pero s¨ª responde el padre anciano: ¡°S¨ª, hija, estamos todos muy bien aqu¨ª¡±. Tal vez tenga raz¨®n el viejo: estamos todos muy bien.
elpaissemanal@elpais.es
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