Las otras ¡®misses¡¯ de Venezuela
Las mujeres han despertado la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica internacional sobre la falta de libertades que viven sus maridos y su pa¨ªs
Ya hab¨ªa estado en Venezuela hac¨ªa bastantes a?os, pero de mochilero, recorriendo el pa¨ªs a ras de suelo. Con esa perspectiva que te da el viajar con lo justo y la necesidad y oportunidad de convivir con quienes de un sitio a otro te van acogiendo. Qu¨¦ gran pa¨ªs, de norte a sur, de este a oeste. Sin embargo, cuando hace unas semanas se gest¨® la Delegaci¨®n de Senadores del Intergrupo de Derechos Humanos del Senado de Espa?a de la que he formado parte, fuimos invitados por la Mesa de la Unidad Venezolana, que engloba a un amplio espectro de partidos, incluidos de izquierdas y centro izquierda ¡ªaunque por aqu¨ª no se sepa mucho sobre esto¡ª, para comprobar con nuestros propios ojos la situaci¨®n que vive el pa¨ªs. No me imaginaba lo que me iba a encontrar esta vez.
All¨ª fuimos Dionisio Garc¨ªa, del Partido Popular; I?aki Anasagasti, del PNV; Josep Maldonado, de CIU; y yo mismo, del PSOE, llegando a Caracas el 22 de julio. El viernes se uni¨® el parlamentario uruguayo Pablo Mieres, del Partido Independiente.
Puedo asegurar que durante esos poco m¨¢s de dos d¨ªas no existieron las siglas partidistas porque todos est¨¢bamos en la misma trinchera pol¨ªtica: la defensa de la democracia, los derechos humanos y la libertad. Para empezar, por la libertad de los 75 presos pol¨ªticos que actualmente sufren la privaci¨®n de libertad en Venezuela en procesos absolutamente arbitrarios, tal y como establecen las propias Naciones Unidas o Amnistia Internacional. En pos de este objetivo, intentamos visitar al dirigente opositor Leopoldo L¨®pez, preso en la c¨¢rcel militar de Ramo Verde desde febrero del a?o pasado, y al exalcalde Daniel Ceballos, preso desde hace m¨¢s de un a?o, pero las autoridades venezolanas nos lo impidieron, no dieron nunca respuesta a nuestras formales y respetuosas solicitudes.
Suscribimos, sin embargo, la llamada Declaraci¨®n de Caracas en la que acordamos constituir la figura Parlamentarios del mundo por la Democracia en Venezuela para trabajar, desde este preciso momento, en el futuro pr¨®ximo por la democracia en el pa¨ªs. Durante esas poco m¨¢s de 48 horas, la palabra que se me ven¨ªa una y otra vez a la cabeza era esa que nos ha perseguido a todos los espa?oles en los ¨²ltimos a?os: crisis. Pero una crisis que all¨ª se palpa desde el aire hasta el tu¨¦tano, que se puede cortar con un cuchillo, porque adem¨¢s de afectar muy severamente a los bolsillos y a la nevera de los venezolanos, es una crisis pol¨ªtica, social, econ¨®mica, e incluso moral.
?C¨®mo es posible que el pa¨ªs con las reservas de petr¨®leo m¨¢s grandes del mundo tenga las mismas cifras de pobreza hoy que cuando Hugo Ch¨¢vez lleg¨® al Gobierno?
Vimos las colas para adquirir bienes b¨¢sicos debido a la escasez de alimentos y medicinas, un alto coste de la vida que alcanza el 74% de inflaci¨®n y que hay quien sit¨²a en el 200% al finalizar este a?o. Vimos c¨®mo un profesor universitario cobra 30 euros al mes y me surg¨ªa la pregunta: ?y c¨®mo es posible que el pa¨ªs con las reservas de petr¨®leo m¨¢s grandes del mundo tenga las mismas cifras de pobreza hoy que cuando Hugo Ch¨¢vez lleg¨® al Gobierno?
Vimos la inseguridad que hace que cada 20 minutos sea asesinado un venezolano, con una tasa de homicidios de 62 por cada 100.000 habitantes - 82 por cada 100.000 seg¨²n algunas organizaciones-. C¨®mo el Estado de Derecho no existe o es tremendamente d¨¦bil en muchos lugares, unido al temor de ciudadanos de a pie a ser delatados por una parte de la poblaci¨®n por el simple hecho de opinar. O la alarmante amenaza a la libertad informativa, pues el a?o pasado dejaron de circular 12 peri¨®dicos por falta de papel y contra 21 directivos de medios de comunicaci¨®n se dictaron medidas prohibi¨¦ndoles salir del pa¨ªs.
Le vimos, en definitiva, la aut¨¦ntica cara a un sistema cada vez menos democr¨¢tico, donde la l¨ªnea divisoria entre poderes se desdibuja alarmantemente, con una deriva clara hacia el autoritarismo y que, adem¨¢s, es decadente, incapaz y corrupto, habiendo fracasado en lo econ¨®mico y en lo social. Una pr¨¢ctica de Gobierno que ha provocado la ruptura de la convivencia y una divisi¨®n social insostenible. Sin ir m¨¢s lejos, hace unos d¨ªas International Crisis Group (ICG), organizaci¨®n especializada en prevenir conflictos, public¨® un informe en el que se?alaba que "a la gran mayor¨ªa de los venezolanos les resulta hoy imposible obtener suficientes alimentos o garantizar su salud". Se le une una grave "erosi¨®n" de la democracia, la bajada del precio del petr¨®leo, la recesi¨®n, una elevada inflaci¨®n y un fuerte endeudamiento con acuciantes compromisos de pago.
Con unas elecciones en diciembre repletas de incertidumbres respecto a su limpieza y ante las que observamos con preocupaci¨®n la necesidad del env¨ªo de una misi¨®n de observaci¨®n cualificada de la UE, vamos a presentar una iniciativa conjunta en el Senado para pedir a la UE esta misi¨®n.
Y un presidente, el se?or Maduro, que se comporta como el jefe de un bando y no como el presidente de todos los venezolanos y las venezolanas con palabras gruesas que no merecen mayor comentario hacia nuestra visita. Nos las pod¨ªa haber dicho en persona, ya que solicitamos desde el principio entrevistarnos con estamentos del Gobierno e incluso con el propio presidente de la Asamblea Nacional. Desde la humildad del que sabe que viene de fuera, con el m¨¢ximo respeto hacia las instituciones venezolanas pero con la firmeza de los dem¨®cratas por delante de nuestras siglas y visiones, quer¨ªamos hablar con todo el mundo. No pudo ser.
Presentaremos una iniciativa conjunta en el Senado para pedir a la UE una misi¨®n de observaci¨®n en las pr¨®ximas elecciones del pais
En medio de este panorama sobresalen los ciudadanos de a pie. Los venezolanos son gente abierta y orgullosa pero, sobre todo, sobresalen con una fuerza y una capacidad de lucha descomunal las mujeres; las esposas y las madres de los presos pol¨ªticos, de las v¨ªctimas convertidas, ahora, en la adversidad, en aut¨¦nticas l¨ªderes y activistas en pro de la libertad de sus maridos e hijos encarcelados, y que es tambi¨¦n la libertad de todo el pa¨ªs.
Cuando uno piensa en las mujeres de Venezuela piensa en misses que ganan una y otra vez concursos de belleza, pero yo en estos dos d¨ªas me he encontrado otras virtudes m¨¢s importantes: las toneladas de dignidad, la lucha por los Derechos Humanos y la defensa de la Democracia. Lo he encontrado en la esposa del alcalde mayor de Caracas Antonio Ledezma, Mitzi Capriles, con quien s¨ª pudimos entrevistarnos en su arresto domiciliario; y en la esposa del dirigente opositor Leopoldo L¨®pez, Lilian Tintori, entre otras. En todas ellas, he encontrado una fuerza sin fronteras para luchar por sus seres queridos, por su pa¨ªs.
Porque son las mujeres de Venezuela las que han despertado la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica internacional sobre la situaci¨®n que viven sus maridos y su pa¨ªs. Son las mujeres de Venezuela las que no se arrugan ante las presiones y las amenazas que atenazan a muchos ciudadanos por la defensa de los Derechos Humanos. Y son las mujeres, las otras misses de Venezuela, las que estoy seguro, pronto van a protagonizar en la pasarela de la dignidad y el coraje, la llegada de la libertad, de la democracia y de la prosperidad en su tierra.
Nunca ser¨¢ lo mismo, pero me gustar¨ªa volver all¨ª alg¨²n d¨ªa y encontrarme con algunas de las sensaciones parecidas a las que sent¨ª cuando fui de mochilero y descubr¨ª un pa¨ªs y unos ciudadanos que apostaban por un futuro pr¨®spero en un horizonte de libertad.
Ander Gil es senador (PSOE) electo por la provincia de Burgos y portavoz de Asuntos Iberoamericanos.
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