Europa s¨ª funciona
La crisis griega ha demostrado que la Uni¨®n Europea siempre ha encontrado una soluci¨®n basada en el compromiso, que los populismos conducen a un callej¨®n sin salida y que Alemania ha dado su primer paso en falso de gravedad
Entre el ultim¨¢tum del FMI conminando a la reestructuraci¨®n de la deuda y los embarazosos desmentidos de Alexis Tsipras asegurando que no orden¨® preparar un plan secreto para volver al dracma, est¨¢ claro que el culebr¨®n griego no ha terminado. Sin embargo, el acuerdo sobre el nuevo plan de ayuda por parte de Europa merece que nos detengamos en ¨¦l para desmentir algunos clich¨¦s.
Primera lecci¨®n: Europa funciona. Aunque, pase lo que pase, la tendencia mayoritaria de los medios de comunicaci¨®n sea explicarnos que la Uni¨®n Europea se va a pique, esta ha demostrado una vez m¨¢s su formidable resistencia. Sean cuales sean los obst¨¢culos, los vence y sigue adelante. Todos los avances europeos, todos los debates que han marcado su jovenc¨ªsima historia, jalonada de crisis de lo m¨¢s variopintas, han tenido el mismo inevitable desenlace: unas veces entre 19 (la eurozona), otras entre 28 (el conjunto de la UE), los obst¨¢culos se han superado llegando a compromisos; sin duda laboriosos, a menudo a costa de grandes esfuerzos, pero siempre portadores de soluciones.
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Y, durante la elaboraci¨®n de estos compromisos, siempre se ha dado el necesario acuerdo franco-alem¨¢n. El Banco Central, ¨²nica instituci¨®n federal, no solo funciona, sino que acaba de demostrar una vez m¨¢s su capacidad para hacer que prevalezca el inter¨¦s general europeo. La presidencia del Consejo (Donald Tusk) desempe?a su papel, e incluso oblig¨® a Angela Merkel y a Alexis Tsipras a proseguir las negociaciones el 13 de julio. La Comisi¨®n, en el marco que le conceden los Gobiernos, aporta su contribuci¨®n, y los jefes de Estado y de Gobierno se comprometen a buscar compromisos. Finalmente, los Parlamentos nacionales son consultados: ya va siendo hora de dejar de repetir que Europa no es ¡°democr¨¢tica¡±, cuando unos Gobiernos elegidos democr¨¢ticamente deciden, bajo el control de sus Parlamentos, y los tratados europeos han sido objeto, desde los or¨ªgenes, de no menos de 53 refer¨¦ndums.
Pero la verdadera lecci¨®n la ha extra¨ªdo Mario Draghi: la uni¨®n monetaria es ¡°imperfecta ¡ªha dicho¡ª, y al ser imperfecta es fr¨¢gil¡±. Por lo tanto, hay que consolidarla. Las propuestas de Fran?ois Hollande para la instauraci¨®n de un ¡°gobierno econ¨®mico¡± de la eurozona van en el sentido adecuado.
La segunda lecci¨®n, palmaria y tan poco explotada por los partidos tradicionales, es el callej¨®n sin salida de los populismos. Hemos podido comprobar con nuestros propios ojos, y en tiempo real, que cuando el populismo llega al poder conduce al pueblo a un callej¨®n sin salida. O, si hay salida, se paga a un precio mucho m¨¢s elevado que si el pa¨ªs hubiera sido objeto de una gesti¨®n equilibrada. ?Hay que recordar que en apenas unos meses el Gobierno de Tsipras ha conseguido dejar la econom¨ªa griega en punto muerto? Sus falsas y vanas promesas han destruido de forma duradera no solo la confianza de sus socios, sino tambi¨¦n la de los propios griegos. Unas promesas hechas en nombre de la reconquista de la ¡°soberan¨ªa¡±: no hay argumento m¨¢s falaz, pues el obst¨¢culo a toda soberan¨ªa es el peso de la deuda. Y Grecia recuperar¨¢ su parte de soberan¨ªa gracias a Europa.
El obst¨¢culo a toda soberan¨ªa es el peso de la deuda; Grecia recuperar¨¢ la suya gracias a Bruselas
Colas delante de los bancos y una econom¨ªa estancada: eso es en cualquier caso lo que hay al final del camino de las pol¨ªticas populistas. Pero Syriza no ha surgido de la nada. Se aglutin¨® en torno a una protesta contra una cura demasiado severa, demasiado brutal, que los m¨¢s d¨¦biles han pagado al precio m¨¢s alto, mientras que las verdaderas potencias econ¨®micas griegas han sido preservadas. Efectivamente, los europeos tienen su parte de responsabilidad, pues en los primeros momentos razonaron como matem¨¢ticos, sin tener en cuenta las leyes de la f¨ªsica. El grado de aceptaci¨®n de los esfuerzos necesarios: este es el problema permanente de las democracias.
Tercera lecci¨®n: ser¨ªa conveniente evitar la exageraci¨®n, el ¨¦nfasis y, para terminar, los contrasentidos que presentan como un error o como una verg¨¹enza una soluci¨®n de rescate in extremis. Lo m¨¢s desastroso es la noci¨®n de ¡°humillaci¨®n¡±, tema alrededor del cual se han construido los extremismos y todos los totalitarismos. En este caso, se trata de una ¡°humillaci¨®n¡± de m¨¢s de 80.000 millones de euros en ayudas a un pa¨ªs en dificultades procedentes de los otros europeos. M¨¢s de 30.000 de ellos previstos para inversiones destinadas a impulsar y estructurar una reactivaci¨®n duradera de la econom¨ªa griega. La verdadera humillaci¨®n es la situaci¨®n en la que los griegos se han colocado a s¨ª mismos. Pero ahora nos dicen que negarse a aliviar su deuda ser¨ªa ¡°humillarlos¡±. Sin embargo, lo que preocupa a los europeos es precisamente aliviar la carga presupuestaria de la deuda, que solo ser¨¢ exigible, y parcialmente, a partir de 2020... Como ha se?alado Fran?ois Hollande, la ¡°humillaci¨®n¡± habr¨ªa sido el Grexit:¡°No sois dignos de nosotros, ?fuera!¡±.
La cuarta y, por ahora, ¨²ltima lecci¨®n es sin duda la m¨¢s importante. Alemania ha dado sin duda su primer paso en falso diplom¨¢tico de gravedad. Mientras que, una vez m¨¢s, nos la presentan como segura de s¨ª misma y dominadora, debido a su actitud r¨ªgida en intransigente en sus principios, ha provocado una cr¨ªtica in¨¦dita por parte de una de las grandes figuras europeas, J¨¹rgen Habermas, que asegura que ¡°en una noche, Alemania ha dilapidado un capital de confianza acumulado durante medio siglo¡±. Aunque la canciller cuenta con el apoyo de su opini¨®n p¨²blica, una parte de la prensa alemana la acusa de haber colocado a Alemania en una situaci¨®n en la que, por primera vez en 50 a?os, pide menos Europa en vez de m¨¢s Europa.
Syriza no ha surgido de la nada. Se aglutin¨® en torno a una protesta contra una cura demasiado brutal
Al margen de los aspectos partidistas de la posici¨®n alemana (los posicionamientos respectivos de Angela Merkel y su rival, Wolfgang Sch?uble, no obstante un europe¨ªsta convencido), hay que tener en cuenta lo irracional. Y, por tanto, la leg¨ªtima exasperaci¨®n que ha provocado entre los dirigentes alemanes la carretada de injurias proferidas por Alexis Tsipras y sus aliados, que no han dudado en comparar, de forma grotesca, la Alemania de hoy con la Alemania nazi. Pero la preparaci¨®n de un Grexit temporal por parte del Ministerio de Finanzas alem¨¢n ha sido un error diplom¨¢tico capital. Al final, la canciller suscribi¨® el compromiso. Pero el debate abierto en Alemania, que consiste en lamentar que el caso griego haya conducido al pa¨ªs a reaccionar de una forma m¨¢s alemana que europea, es y ser¨¢ ¨²til y central.
Jean-Marie Colombani fue director de Le Monde.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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