?Por qu¨¦ nos indigna m¨¢s la tragedia de un le¨®n que la de 100 personas?
Expertos analizan la reacci¨®n que ha despertado la muerte del felino Cecil a manos de un cazador
El final tr¨¢gico del le¨®n Cecil estaba llamado a reventar los trending topic del verano con todos los ingredientes propios de una gran historia: especie ic¨®nica y entra?able, atracci¨®n tur¨ªstica, s¨ªmbolo de la conservaci¨®n de un pa¨ªs africano y una tierna prole de cachorros afelpados. Y, c¨®mo no, el malo de pel¨ªcula: el hombre blanco poderoso, que cruz¨® el Atl¨¢ntico para una caza furtiva por puro placer, previo pago de 50.000 d¨®lares. El revuelo en las redes sociales por la muerte del animal no se iba a hacer esperar. Pero, ?hasta qu¨¦ magnitud? Cuando las muestras de indignaci¨®n y la solidaridad a golpe del hashtag #CecilTheLion superan a las de la muerte de miles de personas en tragedias y conflictos en todo el mundo, ?podemos hablar de una reacci¨®n desmedida?
La sociedad occidental cada vez se preocupa m¨¢s por el bienestar de los animales, como demuestran los estilos de vida relacionados con la 'empat¨ªa animal'
Seg¨²n indica el psic¨®logo Francisco Estupi?¨¢, secretario de la Sociedad Espa?ola de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica y de la Salud (SEPCyS), hay datos emp¨ªricos que podr¨ªan explicar este fen¨®meno. El primero de ellos apunta al aumento de la preocupaci¨®n de la sociedad occidental por el bienestar de los animales, confirmada por la tendencia cada vez m¨¢s en boga de las alternativas o estilos de vida relacionados con la ¡°empat¨ªa animal¡±, como los vegetarianos o veganos, o los movimientos sociales a favor de la abolici¨®n de las corridas de toros.
¡°Otros estudios sugieren que la empat¨ªa hacia otros seres humanos y a los animales son factores relacionados pero independientes. Alguien puede disponer de m¨¢s empat¨ªa hacia humanos o hacia animales y eso no tiene por qu¨¦ condicionar esas diferentes emociones, por lo que puede que desarrollemos m¨¢s empat¨ªa hacia los animales que a los humanos¡±, explica este psic¨®logo.
La exposici¨®n constante a los contenidos medi¨¢ticos tambi¨¦n condiciona, restando o avivando, nuestra respuesta emocional ante determinadas situaciones. ¡°La habituaci¨®n afecta a la sensibilizaci¨®n. La noticia reiterada deja de tener la misma capacidad para impactar. La estructura y los contenidos habituales en los medios de comunicaci¨®n nos acostumbran a las desgracias humanas. ?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que no se ha hablado de una guerra en un lugar del mundo? La gente come mientras escucha esas tragedias sin darle demasiada importancia, y enseguida pasa a los deportes. Una noticia como la del le¨®n no es una historia a la que el gran p¨²blico est¨¢ habituado, por lo que la respuesta emocional tambi¨¦n es diferente¡±, anota Estupi?¨¢.
La historia de Cecil no ser¨ªa noticia, por ejemplo, si vivi¨¦ramos en una tribu o en la selva y los leones fueran los que nos roban la comida o nos matan Eparquio Delgado, psic¨®logo y divulgador
Para el psic¨®logo y divulgador Eparquio Delgado, la carga del contexto hist¨®rico y cultural engloba parte de las razones que podr¨ªan justificar las reacciones al final del le¨®n de Zimbabue. ¡°La historia de Cecil no ser¨ªa noticia, por ejemplo, si vivi¨¦ramos en una tribu o en la selva y los leones fueran los que nos roban la comida o nos matan. En ese contexto, matar a un le¨®n ser¨ªa una heroicidad. Tampoco hubiese sido lo mismo de haberse tratado de un pobre cazador que se defiende de un le¨®n. Pero cuando alguien va con alevos¨ªa y paga por matar a un ejemplar reconocido como una pieza de trofeo, eso se ve como algo muy injusto y puede explicar la oleada de indignaci¨®n¡±.?
En un estudio de un grupo de soci¨®logos americanos, al investigar el impacto emocional que generaban cuatro situaciones distintas en las que la v¨ªctima era un beb¨¦, un adulto y ciertos animales, los encuestados manifestaban sentir m¨¢s pena y rabia cuando las v¨ªctimas eran animales o beb¨¦s que los adultos. ¡°Ese fen¨®meno se podr¨ªa deber a que cuando vemos una noticia como la de Cecil pensemos que el le¨®n es un ser indefenso absolutamente entregado a los deseos de la figura poderosa del cazador. Cuando se trata de muchas personas que mueren en un conflicto, a veces interpretamos que esas personas est¨¢n ah¨ª porque quieren, pues tienen forma de escapar. Esa indefensi¨®n que detectamos en ciertos animales no la vemos tanto en adultos como v¨ªctimas¡±, se?ala Delgado.?
No toda la empat¨ªa animal es igual
La humanizaci¨®n medi¨¢tica de las especies animales tambi¨¦n puede ser problem¨¢tica. Los documentales, los libros y las pel¨ªculas con delfines, lobos, leones y dem¨¢s fauna como protagonistas, con nombre propio y falsas atribuciones humanas, nos pueden hacer caer en interpretaciones err¨®neas. ¡°Cuando se habla de leones, mucha gente ve a Simba, de El Rey Le¨®n, un felino con identidad, con sentimientos y un pap¨¢. De modo que la caza tambi¨¦n puede interpretarse como asesinato. Tambi¨¦n influye el hecho de haber tenido contacto directo con animales. Los que viven en entornos rurales y han visto matar animales desde ni?os, no suelen tener las repuestas emocionales de los urbanitas cuando ven una gallina. El contacto directo con algunas situaciones hace que el impacto medi¨¢tico sea menor¡±.
Pero, ?sentimos la misma empat¨ªa por todos los animales? El psic¨®logo Delgado recuerda la an¨¦cdota del presidente Obama, quien durante una entrevista dio muerte a una mosca en un gesto de ¨¢gil destreza. ¡°Al d¨ªa siguiente, la organizaci¨®n Personas por el Trato ?tico a los Animales (PETA) emiti¨® un comunicado diciendo que hay que proteger a todas los animales, incluidas las moscas. La mayor parte de la gente se lo tom¨® a guasa. Pero, ?y si hubiera sido un gato?¡±.?
Seg¨²n el ambient¨®logo Andreu Escriv¨¤, no toda la fauna goza de la misma consideraci¨®n en nuestro imaginario colectivo. ¡°Hay especies a las que vemos m¨¢s achuchables. De manera directa o indirecta, tendemos a prestar m¨¢s atenci¨®n a las especies que nos parecen m¨¢s bonitas o tiernas, como los cachorros de le¨®n o del oso panda, que a, por ejemplo, una larva de efemer¨®ptero, que sufre la misma amenaza de peligro de extinci¨®n¡±.?
Ese sesgo, explica Escriv¨¤, resulta beneficioso para promover la dedicaci¨®n de esfuerzos y recursos en la conservaci¨®n y la gesti¨®n de las poblaciones. ¡°A la gente se la convence con productos, que son estos animales entra?ables que enganchan f¨¢cilmente al p¨²blico y se venden en los centros de interpretaci¨®n en forma de peluche, y eso contribuye a explicar esas grandes inversiones que cuestan de hacer entender. Es la situaci¨®n con la que se encuentran cada d¨ªa los que trabajan en biolog¨ªa de la conservaci¨®n. Es mucho m¨¢s f¨¢cil convencer al pol¨ªtico de salvar al lince que a un cangrejo. Pero suele ser positivo, porque estos animales achuchables muchas veces son especies paraguas: si desprotegemos a estas, muchas otras especies corren peligro¡±.
La solidaridad f¨¢cil de un muro de Facebook
La propia din¨¢mica de las redes sociales constituye un papel importante para el psic¨®logo Estupi?¨¢. ¡°Las redes sociales producen una f¨¢cil adhesi¨®n a movimientos, causas o ideas, donde la militancia se presenta como algo tan f¨¢cil como firmar una petici¨®n online para que algo deje de ocurrir. Es pol¨ªticamente correcto hablar de un drama en Facebook porque la expresi¨®n de solidaridad cuesta unos segundos para darle al like y compartir. La empat¨ªa es muy f¨¢cil de demostrar, pero no es una acci¨®n. ?Hasta qu¨¦ punto ese impacto supone una diferencia en el comportamiento de las personas? ?Cu¨¢ntos se han planteado la militancia en una ONG m¨¢s all¨¢ de la charla de caf¨¦ o el escritorio del ordenador? Alguien puede que diga en las redes que la historia de Cecil es terrible y dos semanas despu¨¦s coma ant¨ªlope en un restaurante de carnes ex¨®ticas y no le parezca contradictorio¡±, apunta el psic¨®logo Estupi?¨¢.
Sin embargo, para Silvia Barquero, presidenta del Partido Animalista PACMA, las voces que han expresado su solidaridad con la muerte de Cecil son las mismas que est¨¢n contra cualquier forma de maltrato animal. ¡°No creo que nadie que haya manifestado su disgusto o indignaci¨®n en las redes sociales sea impasible al maltrato animal o a las corridas de toros. Son parte de la misma base social. La sensibilidad ciudadana est¨¢ creciendo mucho hacia el trato que reciben los animales, pero no en detrimento de las personas. Mueren cientos de miles de perros y gatos en las perreras espa?olas y no son noticia. La gente empatiza cuando alguien le cuenta una historia. Eso es lo que ha ocurrido con Cecil. La gente se solidariza por ciertas injusticias sociales sabiendo que pueden formar parte de un cambio con su indignaci¨®n. Pero, en otras ocasiones, la gente se desanima al creer que no puede hacer nada por ser algo lejano¡±.
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