Cuando las Perseidas a¨²n no eran un fen¨®meno astron¨®mico
Hasta el siglo XIX, muy pocos cient¨ªficos se planteaban que las lluvias de estrellas pudieran tener un origen extraterrestre, por encima de las capas m¨¢s bajas de la atm¨®sfera
Durante m¨¢s de dos mil a?os, la teor¨ªa de Arist¨®teles de que los cometas ¡ªel origen de la mayor¨ªa de las lluvias de estrellas¡ª eran fen¨®menos atmosf¨¦ricos, "exhalaciones de la atm¨®sfera terrestre", se mantuvo vigente sin apenas cambios hasta las detalladas mediciones de Tycho Brahe en el siglo XVI. De ah¨ª el t¨¦rmino cient¨ªfico meteoro (en griego, "elevado en el aire"), sin¨®nimo de estrella fugaz y ra¨ªz l¨¦xica de meteorolog¨ªa. El origen extraterrestre de los meteoros fue demostrado indirectamente por los estudiantes de la Universidad de Gotinga (Alemania) Heinrich Brandes y Johann Benzenberg durante el oto?o de 1798 mediante observaciones simult¨¢neas de meteoros desde dos lugares separados 15 kil¨®metros entre s¨ª.
El plan de Brandes y Benzenberg era observar 22 meteoros desde dos perspectivas diferentes sobre dos fondos de estrellas distintos. Para su sorpresa y frustraci¨®n, los j¨®venes estudiantes descubrieron que, comparando ambos cuadros, la paralaje era menor de lo que esperaban, lo que significaba que los meteoros deb¨ªan de estar mucho m¨¢s arriba, por encima de las capas m¨¢s bajas de la atm¨®sfera donde se originaban los fen¨®menos meteorol¨®gicos. Este resultado era espectacular. Pese a la cortedad de su l¨ªnea base, las medidas que manejaban de las alturas se mov¨ªan entre los 35 y 126 kil¨®metros de altura, donde hallaron meteoros viajando a 28 kil¨®metros por segundo.
Posteriormente, Brandes escribir¨ªa que, mientras viajaba en tren desde Hamburgo a Buxtehude en la tarde del 6 de diciembre de aquel a?o, tuvo la oportunidad de ver un gran n¨²mero de estrellas fugaces. Ocioso como estaba en el vag¨®n, decidi¨® dedicarse a contar aquellas que pod¨ªa ver c¨®modamente desde su asiento. En unas 4 horas lleg¨® a computar 400, con un promedio de 100 por hora. A partir de las 22:00 horas, el ritmo empez¨® a decaer, y lleg¨® a observar en total 480 estrellas fugaces. Probablemente, Brandes estaba contemplando las Gem¨ªnidas, que tienen lugar del 7 al 17 de diciembre.
Lo que vemos en las Perseidas son part¨ªculas de polvo, originarias del cometa Swift-Tuttle, cuyo tama?o en la mayor¨ªa de los casos es mil veces m¨¢s peque?o que un mil¨ªmetro
Brandes y Benzenberg establecieron las bases para un cambio de paradigma, pero, desafortunadamente, debido a la falta de precisi¨®n, se necesitaron m¨¢s an¨¢lisis, m¨¢s triangulaciones y otros 40 a?os antes de que se aceptara que los meteoroides eran cuerpos s¨®lidos que se acercan a grandes velocidades procedentes del exterior de la atm¨®sfera terrestre. Es decir, que eran un fen¨®meno astron¨®mico.
Pero ?qu¨¦ significaba esto? Tomemos como ejemplo las Perseidas, que precisamente tendr¨¢n su m¨¢xima actividad la pr¨®xima noche del 12 al 13 de agosto. En ellas, lo que vemos son part¨ªculas de polvo, originarias del cometa Swift-Tuttle, cuyo tama?o en la mayor¨ªa de los casos es de una micra (mil veces m¨¢s peque?o que un mil¨ªmetro). Es la velocidad de su choque contra la atm¨®sfera (59 kil¨®metros por segundo, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Internacional de Meteoritos, IMO en sus siglas en ingl¨¦s) lo que produce el brillo tan caracter¨ªstico responsable de que las hayamos bautizado po¨¦ticamente como "lluvias de estrellas".
El cometa Swift-Tuttle, descubierto en 1862, tarda unos 130 a?os terrestres (seg¨²n IMO) en dar una vuelta completa al Sol. Su ¨²ltimo paso por el perihelio (el punto de su ¨®rbita m¨¢s cercano a nuestra estrella) ocurri¨® el 11 de diciembre de 1992, y dej¨® restos de materia sobre su ¨®rbita. Estos restos se desprenden por efecto de la radiaci¨®n solar, que sublima su n¨²cleo generando colas de polvo y gas. La pr¨®xima vez que vuelva a pasar por ese punto ser¨¢ en el a?o 2127, pero seguiremos cruzando por su estela todos los meses de agosto.
Ahora, el Swift-Tuttle estar¨¢ orbitando tranquilamente en alg¨²n punto remoto del universo, quiz¨¢ en la Nube de Oort, una supuesta regi¨®n gigante llena de cometas, las migajas de la formaci¨®n del Sistema Solar, situada a una distancia inmensa del Sol. Es dif¨ªcil igualar en popularidad al cometa Halley, pero quiz¨¢ deber¨ªamos prestar m¨¢s atenci¨®n al Swift-Tuttle, pues est¨¢ considerado el objeto del Sistema Solar m¨¢s peligroso para la humanidad. Un art¨ªculo de la revista New Scientist de 2005 pronosticaba que hacia el a?o 2126 podr¨ªa acercarse peligrosamente a la Luna o a la Tierra. Teniendo en cuenta sus 26 kil¨®metros de di¨¢metro, esta noticia quiz¨¢ nos genere cierta intranquilidad al pensar en nuestros futuros descendientes. A pesar de eso y hasta que llegue ese momento, disfrutemos contemplando las Perseidas de la noche del mi¨¦rcoles, sin m¨¢s amenaza que los mosquitos.
Elena Alonso Garc¨ªa es licenciada en Ciencias de la Informaci¨®n. Ha trabajado en secciones de Ciencia de varios peri¨®dicos y, actualmente, es periodista en pr¨¢cticas de la Unidad de Comunicaci¨®n y Cultura Cient¨ªfica (UC3) del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC).
Cr¨®nicas de AstroMAN?A es un espacio coordinado por el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), donde se publican relatos con el Universo como inspiraci¨®n, desde an¨¦cdotas hist¨®ricas relacionadas con la astronom¨ªa hasta descubrimientos cient¨ªficos actuales. Un viaje literario por el espacio y el tiempo.
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