La soluci¨®n de Australia, la pesadilla de los refugiados
El pa¨ªs incumple los acuerdos internacionales y encierra en centros fuera de su territorio a demandantes de asilo que llegan en barco

Australia es el ¨²nico pa¨ªs del mundo que encierra a inmigrantes irregulares y refugiados en centros de detenci¨®n fuera de sus fronteras. Su primer ministro, Tony Abbott, proclama triunfal que la soluci¨®n es un ¨¦xito y que su Gobierno ha conseguido ¡°parar los barcos¡±. Pero para miles de prisioneros, incluidos ni?os y enfermos, la llamada Soluci¨®n del Pac¨ªfico es una aut¨¦ntica pesadilla.
Cuando DC lleg¨® en barco a la isla australiana de Christmas, las autoridades fronterizas lo encerraron en un centro de detenci¨®n rodeado de jungla. El pabell¨®n donde lo alojaron era una construcci¨®n tan precaria que ni siquiera aislaba a los prisioneros de insectos, ratas y temibles cangrejos rojos capaces de amputar un dedo con un solo chasquido de sus pinzas. Era julio de 2013, DC ten¨ªa 17 a?os y hab¨ªa huido de Pakist¨¢n tras ser secuestrado y torturado por los talibanes.
Cinco meses m¨¢s tarde, incapaz de lidiar con el encierro y con el recuerdo de su amigo asesinado por los radicales, intent¨® matarse. El personal de seguridad de la isla se lo impidi¨®, pero DC no cej¨® en su empe?o y lo intent¨® 49 veces m¨¢s. En febrero de 2014 le diagnosticaron un trastorno por estr¨¦s postraum¨¢tico y fue trasladado a un hospital psiqui¨¢trico en Melbourne.
El informe de su psiquiatra, el doctor Peter Young, era claro: ¡°Sus s¨ªntomas se han exacerbado por el ambiente en el centro de detenci¨®n y mejoraron cuando se le traslad¨® a un ambiente terap¨¦utico. Pero su enfermedad volver¨¢ a aparecer r¨¢pidamente si vuelve ser confinado en detenci¨®n¡±.
Pocas semanas despu¨¦s, DC volv¨ªa al centro de detenci¨®n de la isla de Christmas. El ministro de Inmigraci¨®n, Peter Dutton, la ¨²nica persona en Australia que puede mejorar las condiciones de detenci¨®n de DC, no se ha pronunciado sobre el caso.
Esta historia, recogida en un exhaustivo informe de la Comisi¨®n de Derechos Humanos australiana, es una de las pocas que ha atravesado el alambre de espino y el silencio medi¨¢tico que rodean los centros de detenci¨®n que el Gobierno austral ha instalado en varios puntos del Pac¨ªfico: Christmas, la rep¨²blica de Nauru y la isla de Manus, bajo la jurisdicci¨®n de Pap¨²a Nueva Guinea.
¡°Es un sistema brutal, insostenible e ilegal de acuerdo con la legislaci¨®n internacional,¡± asegura el director del Consejo de Refugiados de Australia, Paul Power. "Lo ¨²nico que el Gobierno dice es que han parado los barcos y las muertes en el mar. Pero los barcos siguen viniendo. Lo ¨²nico que pasa es que el Ej¨¦rcito los intercepta antes de que lleguen a aguas territoriales australianas y los remolca a Vietnam, Indonesia y Sri Lanka¡±. denuncia.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Ant¨®nio Guterres, declar¨® en diciembre de 2014 que cerrar las fronteras no es una soluci¨®n: ¡°Quienes creen que la soluci¨®n f¨¢cil es cerrar las puertas deber¨ªan olvidarse de ello. Cuando la puerta est¨¦ cerrada, la gente abrir¨¢ una ventana. Si la ventana est¨¢ cerrada, la gente excavar¨¢ un t¨²nel. Si hay la necesidad de sobrevivir, la necesidad de protecci¨®n, la gente se mover¨¢. No importa qu¨¦ obst¨¢culos haya en medio. Estos obst¨¢culos solo har¨¢n su periplo m¨¢s dram¨¢tico¡±.

Al abogado y activista iran¨ª Mohsen Soltani, el camino hasta conseguir el estatus de refugiado en Australia le cost¨® la poca salud que le quedaba tras a?os de persecuci¨®n por parte del r¨¦gimen chi¨ª. Cuando lleg¨® a Australia, en 1998, ten¨ªa 28 a?os y unos rasgos tan ani?ados que la gente a menudo cre¨ªa que era un adolescente. Cuando sali¨® del centro de detenci¨®n cuatro a?os despu¨¦s, aparentaba m¨¢s de 50, sufr¨ªa trastorno por estr¨¦s postraum¨¢tico y una depresi¨®n de la que, asegura, nunca se ha recuperado.
¡°Me destrozaron la vida¡±, declara ahora. Ni siquiera la presencia de su hija de tres a?os, que colorea un cuaderno a su lado, evita que eleve la voz y grite de indignaci¨®n al recordar su encierro.
"No nos lo pod¨ªamos creer. Ven¨ªamos de sitios como Ir¨¢n, Afganist¨¢n o Pakist¨¢n. Pa¨ªses donde hay guerra, donde se tortura y se mata. Pero cre¨ªamos que Australia era un pa¨ªs del primer mundo, un pa¨ªs civilizado¡±, relata. Sin informaci¨®n sobre cu¨¢ndo terminar¨ªa su encierro, Soltani y sus compa?eros sucumbieron a la desesperaci¨®n y organizaron una revuelta en el centro de detenci¨®n: ¡°Nos encerraron en la c¨¢rcel durante seis meses. ?Yo estaba content¨ªsimo! Por primera vez nos trataban como a humanos y no como animales".
En los a?os previos a la llegada de Soltani, Australia hab¨ªa pasado de ser uno de los pa¨ªses m¨¢s amigables con los refugiados a uno de los m¨¢s restrictivos. En 1976, el pa¨ªs abri¨® las puertas a m¨¢s de 124.000 refugiados de la guerra del Vietnam y una d¨¦cada m¨¢s tarde hizo lo mismo con m¨¢s de 147.500 libaneses cuando la guerra civil arras¨® su pa¨ªs. Como Estados Unidos y Canad¨¢, Australia es un pa¨ªs joven, de grandes dimensiones y relativamente poco poblado que busca aumentar su poblaci¨®n y su crecimiento econ¨®mico a trav¨¦s de la inmigraci¨®n.
Pero el flujo de refugiados provoc¨® una ola de rechazo pol¨ªtico y social contra los reci¨¦n llegados. En 1992, el Gobierno decidi¨® detener a toda persona que llegara a Australia sin un visado valido, incluidos los solicitantes de asilo, cuyo estatus estar¨ªa blindado por la Convenci¨®n de Refugiados. Una d¨¦cada despu¨¦s, puso en marcha la Soluci¨®n del Pac¨ªfico.

Desde entonces, la actitud del Gobierno y la sociedad hacia quienes llegan en barco a sus costas se radicaliza a?o a a?o. Los peri¨®dicos describen a menudo la llegada de refugiados como ¡°mareas humanas¡± o ¡°armadas de barcos¡±. Ep¨ªtetos como ¡°Mandadlos fuera de aqu¨ª¡± o ¡°Volved a vuestros barcos¡± han figurado recientemente en las portadas de los tabloides australianos. El pasado mes de junio, se supo que la Marina pag¨® a la tripulaci¨®n de al menos un barco que transportaba a indocumentados y que trataba de alcanzar las aguas territoriales australianas para que dieran la vuelta y pusieran rumbo a otros pa¨ªses como Indonesia, que investiga ahora el caso.
Estudiosos y defensores de los derechos humanos tildan la reacci¨®n de paranoica y desmesurada. Seg¨²n el Departamento de Inmigraci¨®n, entre 2013 y 2014 llegaron a Australia 6.500 refugiados. Alrededor del 90% lo hicieron en avi¨®n, y solo una minor¨ªa intent¨® la arriesgada traves¨ªa de 500 kil¨®metros desde Indonesia hasta la isla de Christmas. El total de refugiados representa un 3.1% de las 203.768 personas que llegaron a Australia durante ese a?o a trav¨¦s de distintos programas migratorios. La cifra mengua todav¨ªa m¨¢s comparada con las miles de personas que han intentado alcanzar la costa italiana solo en el ¨²ltimo mes y las dos mil que han muerto ahogadas en lo que va de a?o.
¡°Hist¨®ricamente, Australia se ha mostrado suspicaz a la llegada de inmigrantes no europeos y el pa¨ªs est¨¢ obsesionado con controlar la inmigraci¨®n¡±, aclara Power, que lamenta que las autoridades hayan convertido la inmigraci¨®n en una cuesti¨®n ¡°policial y militar¡±. Desde la llegada de Abbott al poder en 2013, el Departamento de Inmigraci¨®n ha pasado a llamarse Departamento de Inmigraci¨®n y de Protecci¨®n de Fronteras. La Soluci¨®n del Pac¨ªfico es, oficialmente, una operaci¨®n militar.


Abbott gan¨® las elecciones con la promesa de ¡°parar los barcos¡± y el compromiso de que ¡°ning¨²n refugiado que llegue en barco podr¨¢ instalarse en Australia¡±. Antes, los campos de refugiados del Pac¨ªfico eran lugares donde los solicitantes de asilo esperaban a que las autoridades les concedieran el estatus. Con el nuevo Gobierno, su ¨²nica salida es conseguir el estatus de refugiado en pa¨ªses como Nauru, Pap¨²a Nueva Guinea o Camboya.
Soltani asegura que no entiende la situaci¨®n: ¡°El Gobierno gasta una fortuna en impuestos para mantener esos centros en el Pac¨ªfico donde b¨¢sicamente castigan a gente que ha venido aqu¨ª a pedir ayuda. Si no quieren atender a los refugiados, que no sean hip¨®critas, que retiren su apoyo a la Convenci¨®n de la ONU¡±.
A principios de 2015 hab¨ªa 3.084 personas en centros de detenci¨®n en Australia y 2.151 en las islas del Pac¨ªfico, incluidos 983 menores. La Comisi¨®n de Derechos Humanos entrevist¨® a 1.129 detenidos para su informe sobre menores en detenci¨®n y concluy¨® que ¡°la detenci¨®n prolongada de ni?os es una clara violaci¨®n del derecho internacional humanitario¡±. El documento de m¨¢s de trescientas p¨¢ginas expone las penosas condiciones en los centros del Pac¨ªfico.
Los solicitantes de asilo viven en tiendas de campa?a, vigilados por personal de seguridad fuertemente armado. Alrededor de un 30% de los adultos sufre trastornos psicol¨®gicos como consecuencia del encierro o de experiencias previas en sus pa¨ªses de origen. Adem¨¢s, son comunes los intentos de suicido, las palizas y los abusos sexuales entre los encerrados y por parte de los vigilantes.
Power admite que lidiar con la llegada de inmigrantes ilegales y refugiados no es f¨¢cil, pero ¡°si no hacemos nada, la gente seguir¨¢ intent¨¢ndolo¡±. El Consejo de Refugiados propone que los pa¨ªses que aumenten la cuota de refugiados que aceptan cada a?o. ¡°Todos los pa¨ªses tienen que hacer un poco m¨¢s. Los pa¨ªses de la UE no pueden intentar resolver el problema cada uno por su cuenta. Pero pa¨ªses que est¨¢n creciendo y necesitan trabajadores como los del Golfo, Malasia o Tailandia tambi¨¦n deber¨ªan formar parte del debate¡±.
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