Por el amor al arte
Podr¨ªa ser m¨¢s efectivo apelar de viva voz al buen comportamiento de la audiencia que con el habitual mensaje grabado

Mi a?orado amigo Paquito Valladares se plant¨® un d¨ªa en el escenario antes de una funci¨®n y dijo, ¡°por favor, apague el m¨®vil, que si en mitad de la obra le suena va a pasar mucha verg¨¹enza y no hay necesidad de que se lleve usted un mal rato¡±. As¨ª era, capaz de enfrentar con iron¨ªa lo que para actores y m¨²sicos se ha convertido en una pesadilla. Recuerdo que tambi¨¦n dec¨ªa, mientras se desmaquillaba una noche invernal: hay gente que viene al teatro a toser. Y es que tiene su m¨¦rito, pi¨¦nselo, que los actores puedan concentrarse en las ¨¦pocas del a?o en que arrecian las toses y los mocos. De cualquier manera, podr¨ªa ser m¨¢s efectivo apelar de viva voz al buen comportamiento de la audiencia que con el habitual mensaje grabado. No digo que tengan que ser los actores los encargados de hacerlo, pero s¨ª alguien de la compa?¨ªa que haga comprender a los espectadores que el teatro, m¨¢s que ning¨²n otro arte, es un pacto entre el que act¨²a y el que mira, que no hay funci¨®n que se sostenga si no hay un p¨²blico a la altura, que respire las distintas emociones de la historia. Los actores pueden no ver pero tienen un o¨ªdo educado y un coraz¨®n de cristal para distinguir la respiraci¨®n y la emoci¨®n que emanan del patio de butacas.
Al irritante sonido de los m¨®viles se ha unido ahora la necesidad de grabar v¨ªdeos de todo espect¨¢culo que se presencia. No entiendo el fin, pero los teatros y las salas se han llenado de documentalistas aficionados grabando unos v¨ªdeos horrendos que colgar¨¢n en Facebook. La otra noche, Benedict Cumberbatch el Grande, que representa nada menos que Hamlet en el Teatro Barbican de Londres (lo que para un actor c¨¦lebre es una prueba de fuego), sali¨® al terminar la funci¨®n a rogarles a sus admiradores que difundieran por las redes lo molesto que es para un actor advertir lucecitas rojas desde el patio de butacas. Me hago eco. Por amor al arte.
(Confieso que una vez me son¨® el m¨®vil presentando a un autor ingl¨¦s. Y, como dec¨ªa nuestro Paco, qu¨¦ verg¨¹enza m¨¢s grande).
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