Cien p¨¢ginas
Cervantes estar¨ªa de acuerdo en que el ¡®Quijote¡¯ flojea en algunos aspectos, siempre dijo que prefer¨ªa el ¡®Persiles¡¯
Todav¨ªa se oyen las carcajadas en el hemiciclo. El 26 de junio de 2001 el l¨ªder de la oposici¨®n, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, subi¨® a la tribuna del Congreso para participar en su primer debate sobre el estado de la naci¨®n. A¨²n se peinaba con la raya al lado y todas las americanas le ven¨ªan grandes. Las cosas del talante. No llevaba papeles y con cierta soltura ¡ª¨¦l lo llamaba ¡°empuje juvenil¡±, ten¨ªa 40 a?os¡ª le lanz¨® cuatro frescas al presidente Aznar: plan de convergencia con Europa, reforma del Senado, pol¨ªtica social y cuarto centenario de El Quijote. Alto ah¨ª, ?centenario de qu¨¦? Todav¨ªa recorre los esca?os el chiste de Juan Jos¨¦ Lucas, ministro de la Presidencia, diciendo que ZP pensaba que Cervantes representaba para la marca Espa?a algo as¨ª como los Globetrotters.
Es verdad que Zapatero hab¨ªa dicho ¡°emblem¨¢tico¡±, ¡°plataforma cultural¡± y hasta ¡°diversidad de lo hispano¡±, pero tampoco era para ponerse as¨ª. En el fondo, tardar¨ªa tres a?os en hablar de la novela como de un ¡°estandarte¡±. Lo hizo en una reuni¨®n con intelectuales en febrero de 2004. All¨ª volvi¨® a lamentar que a 300 d¨ªas del famoso centenario el Gobierno popular solo hubiera reconocido que ten¨ªa pensado formar alguna comisi¨®n de festejos. O sea, que vuelva usted ma?ana. Un mes m¨¢s tarde pas¨® lo que pas¨® y el caballero leon¨¦s se instal¨® en La Moncloa. As¨ª empez¨® todo: sanchopancescamente. Por eso no extra?ar¨ªa que empezasen a aparecer ahora los hartos de El Quijote anunciando que no es para tanto, que le sobran cien p¨¢ginas, que flojea la primera parte, que le cuesta arrancar. Lo bueno es que Cervantes estar¨ªa de acuerdo: siempre dijo que prefer¨ªa el Persiles, esa aventura bizantina precongelada que en 2017 cumplir¨¢ sus 400 a?os.
En el fondo, El Quijote puede esperar tranquilo hasta 3015. No hay prisa y nunca es tarde. Hay razones para pensar que un novelista que pasa por cervantino, Thomas Mann, lo ley¨® a los 59 a?os. Fue en 1934 y durante una traves¨ªa de 10 d¨ªas entre Europa y Estados Unidos. El escritor, que ya era premio Nobel, pensaba que la lectura de pasatiempo era la m¨¢s aburrida de todas, as¨ª que decidi¨® hincarle el diente a un libro que, dec¨ªa, nunca hab¨ªa acometido ¡°sistem¨¢ticamente¡±. Lo curioso es que empieza el 19 de mayo y el 20 ya tiene una teor¨ªa sobre Cervantes, un juicio sobre Avellaneda y una hip¨®tesis (descabellada) sobre el car¨¢cter espa?ol. Qu¨¦ hombre. No hace falta llegar tan lejos ni tan pronto. Y es cierto: es posible que le sobren cien p¨¢ginas, pero parece que algunos solo han le¨ªdo esas cien. Las otras novecientas, perd¨®nenme el talante, son una maravilla.
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