La econom¨ªa y el votante medio
En Espa?a y Am¨¦rica Latina la tendencia electoral converge hacia el centro del espectro ideol¨®gico
Tan cerca de las elecciones catalanas del 27 de septiembre y las generales del oto?o, Podemos cae en las encuestas. Lo que al comienzo fue su gran activo ahora resulta ser su debilidad. Aquello que explic¨® su crecimiento de ayer ¡ªser de izquierda y situarse a la izquierda del PSOE¡ª es lo que hoy da cuenta de su pendiente. Tal vez haya alcanzado su techo y rebotado en ¨¦l.
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El caso ilustra con nitidez la teor¨ªa del votante medio, seg¨²n Anthony Downs. La misma postula que la agregaci¨®n de las preferencias de los votantes tiende a converger hacia el centro del espectro ideol¨®gico. Es una teor¨ªa de promedios, casi una definici¨®n de la democracia en s¨ª misma, entendida como una permanente negociaci¨®n y la recurrente ceremonia de partir la diferencia.
La democracia, adem¨¢s, cuenta con rutinas institucionales que refuerzan tales tendencias centr¨ªpetas: el gobierno de coalici¨®n parlamentario y el sistema franc¨¦s de doble vuelta electoral en los presidencialismos, por citar solo dos. A la democracia le va mejor con el centro que con los extremos. Precisamente, las encuestas castigan a Podemos por no representar a ese votante promedio, por situarse a su izquierda y, ahora, m¨¢s lejos todav¨ªa.
Los cambios en el ciclo econ¨®mico afectan estas proposiciones, sin embargo. Sus distintas fases cuestionan las predicciones de la teor¨ªa en tanto pueden producir lo contrario, tendencias centrifugas y posiciones extremas, tanto en la izquierda como en la derecha. As¨ª como la recesi¨®n europea ha sido tierra f¨¦rtil para el izquierdismo en versi¨®n de siglo XIX o populismo a la Laclau, tal como lo expresan Podemos y Syriza, tambi¨¦n ha sido caldo de cultivo para la derecha neofascista en Francia y Hungr¨ªa, por ejemplo, y para diversos nacionalismos secesionistas. Es que las crisis producen incertidumbre acerca del futuro y una sociedad asustada tiende a ser ¡°poco civil¡±, un mal cliente de la democracia.
Es l¨®gico entonces el surgimiento de la anti-pol¨ªtica en rechazo del statu quo. A diferencia de Grecia, sin embargo, el ciclo econ¨®mico ha comenzado a cambiar en Espa?a, registr¨¢ndose mejoras en el producto y el empleo, expresadas asimismo por el valor simb¨®lico de la gran afluencia de turistas espa?oles ¡ªsubr¨¢yese, espa?oles, no solo alemanes¡ª a sus populares playas. En estas condiciones, vuelve a ingresar Downs en la foto: la sociedad se hace m¨¢s moderada, prefiere aguas menos turbulentas. El problema de Podemos es que para ir por ese voto tendr¨¢ que cambiar de discurso, lo cual despu¨¦s de tanto hablar de ¡°la casta¡± le har¨ªa merecedor del r¨®tulo de oportunista. Ello por decir lo menos, de ah¨ª que lo est¨¦ pagando en las encuestas.
Los ciclos ascendentes, por su parte, tambi¨¦n pueden invalidar las predicciones de la teor¨ªa en cuesti¨®n, especialmente si son pronunciados. De hecho, ello ha ocurrido en buena parte de Am¨¦rica Latina en la ¨²ltima d¨¦cada, donde el boom de precios internacionales financi¨® la radicalizaci¨®n. El crecimiento acelerado permiti¨® la reducci¨®n de la pobreza y la expansi¨®n de las clases medias, pero al mismo tiempo aliment¨® las expectativas de movilidad ascendente, no siempre satisfechas. Ante un cambio de ciclo como el que se vive en la actual desaceleraci¨®n, los nuevos sectores medios, por definici¨®n vulnerables, podr¨ªan hacerse m¨¢s conservadores, es decir, tender¨ªan a correrse hacia el centro.
Las encuestas castigan a Podemos por no representar al votante promedio y por situarse a su izquierda
Exactamente eso ya est¨¢ ocurriendo, tal vez como en Espa?a pero de manera especular, no de la recesi¨®n a la recuperaci¨®n sino de la expansi¨®n a la desaceleraci¨®n. La elecci¨®n argentina, por ejemplo, se ha convertido en una desesperada b¨²squeda del votante medio, una lucha por capturar el centro del espectro ideol¨®gico y hacerlo tan ancho como sea posible. El propio candidato oficialista ya est¨¢ haciendo menos kirchnerismo con tal objetivo.
En un Brasil en crisis, el eje pol¨ªtico converge hacia el centro, ocupado por el PMDB, el eterno equilibrador, y el PSDB, la izquierda social dem¨®crata, ambos lejos del radicalizado y muy golpeado PT. No es descabellado que esa misma convergencia ocurra en el comportamiento electoral en un futuro cercano. En Chile, luego de los intentos fallidos de una radicalizada Nueva Mayor¨ªa, la recomposici¨®n del gabinete de Bachelet se?ala un movimiento hacia el centro, seg¨²n indican los nuevos ministros en Hacienda e Interior, nada menos.
La convergencia electoral ocurrir¨¢ en la propia Venezuela. Sin fraude y con normalidad, el voto deber¨ªa desplazarse hacia el centro en diciembre, en base a la promesa de moderaci¨®n¡ªaguas menos turbulentas¡ªque contrasta con el oficialismo. La importancia del votante medio, entendido como una agregaci¨®n de preferencias, se ve incluso en la apertura de Voluntad Popular a los chavistas desencantados. Es que sin los votos de la izquierda, el promedio no puede caer en el centro.
En definitiva, el centro es moderaci¨®n. Lo es cuando la econom¨ªa se expande, con lo cual no acelera el gasto fiscal, pero tambi¨¦n lo es cuando el producto se contrae y su ajuste es gradual, con menos trauma. En sociedades expuestas a ciclos econ¨®micos cambiantes y shocks ex¨®genos, que por definici¨®n no controlan, la convergencia hacia el centro termina siendo, adem¨¢s, un modelo de desarrollo y de pol¨ªtica macroecon¨®mica. Y ese es otro de sus atractivos electorales.
Twitter @hectorschamis
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