Charlie y Puri
Dos meses despu¨¦s de casarse, ¨¦l sufri¨® un infarto que le impide hablar y moverse Se comunican, y hasta se pelean, con parpadeos
Dos meses y medio despu¨¦s de casarse, un m¨¦dico le dijo a Purificaci¨®n Rodr¨ªguez que a su marido le quedaban dos meses de vida y que si llegaba a salir adelante no podr¨ªa hablar o moverse. Jos¨¦ Carlos Carballo hab¨ªa sufrido un infarto cerebral que le provoc¨® una rara enfermedad: el s¨ªndrome de cautiverio. Charlie, como le gusta que le llamen, estaba atrapado en su propio cuerpo. Segu¨ªa siendo la misma persona que 80 d¨ªas antes hab¨ªa posado bailando para las fotos de la boda, pero no podr¨ªa volver a tocar a su mujer. Solo los p¨¢rpados le obedec¨ªan. Era julio de 1999, ten¨ªan 33 ¡ª¨¦l¡ª y 29 a?os ¡ªella¡ª y un mont¨®n de planes que se acababan de ir al traste.
Muchos habr¨ªan entendido que Puri hubiese salido corriendo. De hecho, compa?eros del trabajo la animaron a hacerlo: ¡°Con lo joven que eres...¡±, le dec¨ªan. Pero 16 a?os despu¨¦s ambos pasean por Valladolid, ¨¦l, en su silla de ruedas el¨¦ctrica. Hace mucho calor, la calle est¨¢ desierta y las carcajadas de Puri provocan un maravilloso esc¨¢ndalo. Es Charlie quien la hace re¨ªr.
Han dise?ado un m¨¦todo de comunicaci¨®n con el abecedario y el parpadeo de los ojos. Han perfeccionado tanto el sistema que incluso se pelean gracias a ¨¦l. Por cuestiones tan insignificantes que ninguno de los dos recuerda al cabo de media hora. Como hac¨ªan antes del infarto. Como cualquier matrimonio.
¡°Durante tres a?os me pidi¨® muchas veces que le dejara y rehiciera mi vida con otro hombre. Lo pas¨¦ muy mal¡±
Les cost¨® mucho, pero han conseguido ser una pareja. ¡°Durante casi tres a?os, Charlie me pidi¨® much¨ªsimas veces que le dejara. Se sent¨ªa culpable y estaba obsesionado con que me buscara a otro hombre y rehiciera mi vida¡±, recuerda muy seria Puri. ¡°Eso fue muy duro y lo pas¨¦ muy mal. Yo no quer¨ªa seguir con ¨¦l por pena; quer¨ªa seguir con ¨¦l porque segu¨ªa siendo ¨¦l, aunque no pudiera hablar ni moverse. Segu¨ªa siendo ¨¦l¡±. Al final, Charlie decidi¨® que deseaba ir a una residencia porque hab¨ªa que cambiarlo de postura por las noches cada dos horas. ¡°Una de las cuidadoras le ayud¨® mucho. Le dijo que no fuera tonto, que si yo estaba con ¨¦l era porque quer¨ªa, que no provocara que me fuera¡±.
Puri duerme sola, pero pasa con Charlie las tardes de los lunes, mi¨¦rcoles, viernes, s¨¢bados y domingos ¡ªlos martes y los jueves va a verlo su madre¡ª. Se pidi¨® media jornada para poder estar con ¨¦l. Todos los fines de semana van a alg¨²n partido de balonmano, al cine o a un concierto. La residencia ha permitido que ella siga siendo su esposa, no su cuidadora.
¡°Estaba muy cabreado. La alegr¨ªa de Puri me sac¨® del pozo¡±, justifica Charlie aquella insistencia para que ella se fuese con otro. Lo dice mediante un programa de ordenador que verbaliza sus pensamientos y que usa para comunicarse con todo el mundo salvo con su mujer, con quien resulta mucho m¨¢s r¨¢pido el m¨¦todo de los parpadeos ¡ªes un espect¨¢culo verles hablar seleccionando letras con gui?os a velocidad de v¨¦rtigo¡ª. Cuando se le pregunta si cree que ¨¦l habr¨ªa hecho lo mismo, si se hubiera quedado de haber sido ella la afectada por el ictus, responde: ¡°No lo s¨¦. Lo f¨¢cil es decir que reaccionar¨ªa igual, pero el que diga que sabe c¨®mo reaccionar¨ªa ante algo as¨ª, miente¡±.
En su luna de miel, en Par¨ªs, se hab¨ªan prometido volver en el d¨¦cimo aniversario de boda, pero diez a?os despu¨¦s la situaci¨®n hab¨ªa cambiado radicalmente. ¡°Un d¨ªa, Charlie me pregunt¨®, llorando, si se me hab¨ªa olvidado¡±, recuerda Puri. ¡°As¨ª que llam¨¦ a mi hermana y a mi cu?ado, los invit¨¦ a Par¨ªs para que me ayudaran y nos fuimos los cuatro¡±. Antes del viaje, desde la residencia, Charlie le hab¨ªa organizado una cena sorpresa a Puri en el Moulin Rouge. Lo hizo por Internet, gracias a un sistema inform¨¢tico que traduce sus movimientos de cabeza en movimientos de rat¨®n. Con ese programa y el ¨²nico dedo, el ¨ªndice, que ha logrado mover con mucho esfuerzo ha escrito dos libros: El s¨ªndrome de cautiverio en zapatillas y Verbos.
Cuando los escribi¨®, sobre todo el primero, en 2005, a¨²n no hab¨ªa aceptado totalmente su situaci¨®n. En uno de los cap¨ªtulos, titulado ¡°La amargura¡±, habla, por ejemplo, de la frustraci¨®n que le producen las relaciones sexuales. Pero aquel m¨¦dico se hab¨ªa equivocado en muchas cosas; tambi¨¦n cuando les dijo que esa intimidad ser¨ªa imposible. En 16 a?os han aprendido a disfrutar al m¨¢ximo de lo que tienen y siempre est¨¢n buscando nuevos retos, el ¨²ltimo, una ruta de senderismo en silla de ruedas.
¡°Hubo un momento en que mis amigos empezaron a tener hijos y a m¨ª me entr¨® el instinto maternal, pero no sufro por eso¡±, asegura Puri. ¡°No me planteo las cosas a las que he renunciado. Vivo al d¨ªa, disfruto de las bromas de Charlie, de su iron¨ªa. Nunca nos aburrimos. S¨¦ de parejas que est¨¢n f¨ªsicamente mejor y viven bastante peor que nosotros¡±.
Se conocen tan bien que hay veces que Puri ya adivina con la primera letra qu¨¦ le quiere decir Charlie. Por ejemplo, acaba de se?alarle la g y ella ya sabe, porque adem¨¢s ¨¦l se r¨ªe a carcajada limpia, que la est¨¢ llamando ¡°gilipollas¡±. Han pasado cuatro horas desde que salieron a dar un paseo y no han dejado de tomarse el pelo, re¨ªrse y discutir.
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