El ¡®pecado¡¯ astrol¨®gico de Kepler y Brahe
Los grandes astr¨®nomos Tycho Brahe y Johannes Kepler financiaron sus investigaciones confeccionando cartas astrales a sus mecenas
El verano es ¨¦poca propicia para mirar al cielo. M¨¢s all¨¢ de las sucesivas capas de insectos, p¨¢jaros, drones, aviones y sat¨¦lites, nos topamos con el firmamento: la b¨®veda que soporta a los astros. Desde muy antiguo, algunos sabios, como el mismo Arist¨®teles, postularon que el cielo era inmutable... salvo por algunas peque?as cosas. Como ejemplos de esas anomal¨ªas celestes se encontraban los planetas ¨Cque?erraban entre las estrellas fijas¨C o los cometas. Si los dioses permit¨ªan tales caprichos sin romper la perfecci¨®n de su modelo ¨Cse planteaban nuestros ancestros¨C, era que algo importante estaban tratando de decirnos. Y este razonamiento tan simple dio lugar a un nuevo oficio: el int¨¦rprete o traductor divino, vulgo astr¨®logo.
La profesi¨®n de astr¨®logo ha sobrevivido hasta hoy y no tiene visos de desaparecer, lo que no deja de sorprender, indignar y deprimir, todo al mismo tiempo. Hasta la Agencia Tributaria le asigna un ep¨ªgrafe propio en el programa PADRE: el 881, para ser exactos Sin embargo, no podemos ser demasiado ingratos con los astr¨®logos. La Historia nos demuestra que, de no haber sido por ellos, tal vez no habr¨ªamos llegado hasta aqu¨ª: "Si he logrado ver m¨¢s lejos que nadie, ha sido porque he subido a hombros de gigantes", dicen que dijo Newton refiri¨¦ndose a Cop¨¦rnico, Tycho Brahe, Kepler y Galileo. El cuarteto de formidables astr¨®nomos del Renacimiento que sent¨® las bases de la astronom¨ªa moderna. Y ninguno de ellos est¨¢ libre del pecado astrol¨®gico aunque, para ser justos, ten¨ªan sus buenas razones. ¡°Poderoso caballero es don Dinero¡±, tanto ayer como hoy.
La profesi¨®n de astr¨®logo ha sobrevivido hasta hoy y no tiene visos de desaparecer, lo que no deja de sorprender, indignar y deprimir
La m¨¢s extra?a pareja de estos genios la formaron, sin duda, Tycho Brahe y Johannes Kepler, que coincidir¨ªan all¨¢ por el a?o 1600 en la corte del emperador Rodolfo II en Praga. Hipocondr¨ªaco y arruinado, el cr¨¦dulo de Rodolfo pagaba sus buenos cuartos a todo aquel que le diera esperanzas de curarse o enriquecerse, bien fuera por la correcta interpretaci¨®n de los astros o por el hallazgo de la esquiva piedra filosofal. Tycho Brahe sab¨ªa, y mucho, de ambas cosas. Y de casi todo. Este dan¨¦s fue un personaje excesivo que a los diecis¨¦is a?os ¨Ctras pasar por las mejores universidades europeas¨C decidi¨® cartografiar toda la b¨®veda celeste desde cero porque no le sal¨ªan los n¨²meros. Y no pocas veces tambi¨¦n se emborrach¨® de cerveza junto a su mascota en esta tarea, un descomunal alce. Astronom¨ªa y astrolog¨ªa eran casi la misma cosa por aquellos a?os, as¨ª que la una llevaba a la otra. En cierta ocasi¨®n, Tycho, interpelado por un noble acerca de la diferente interpretaci¨®n astral ofrecida por distintos profesionales del gremio, replic¨® con astucia que las posiciones de los cuerpos celestes estaban tan mal calculadas que era imposible predecir el futuro con precisi¨®n, as¨ª que no s¨®lo no le devolvi¨® el dinero sino que recibi¨® otro montante a¨²n mayor para continuar con su ingente trabajo de medir los cielos.
Adem¨¢s de astr¨®logo, Tycho Brahe cotiz¨® como ingeniero, diplom¨¢tico, bot¨¢nico, alquimista, m¨¦dico, matem¨¢tico y notable poeta, entre otras actividades. En lo ¨²nico que debi¨® de ser un desastre fue en el manejo de la espada, torpeza que le llevar¨ªa a perder la nariz en su juventud, al parecer, en un lance amoroso.
En salud, trabajo, dinero y amor, los astr¨®logos de hoy aciertan casi lo mismo que el FMI y el gobierno juntos
Pero Tycho Brahe no fue un astr¨®logo al uso. Su infancia estuvo marcada por una terrible paradoja. Perteneciente a la realeza danesa, su madre estaba embarazada de gemelos. Su t¨ªo, m¨¢s pr¨®ximo al rey, no ten¨ªa descendencia, por lo que ambas familias acordaron repartirse los ni?os. Pero su hermano naci¨® muerto. Tras arduas discusiones, Tycho finalmente se educar¨ªa con sus t¨ªos, lo que fue una bendici¨®n para la humanidad puesto que creci¨® en el ambiente cultivado de la corte, muy lejos del ardor militar de su padre. Y, como es natural, Tycho razon¨® sobre este suceso: "Si mi hermano y yo nacimos bajo el mismo cielo y en el mismo momento, ?c¨®mo corrimos tan distinta suerte?"
Al igual que Tycho, su ayudante durante los ¨²ltimos a?os en la corte de Praga, Johannes Kepler, tambi¨¦n pensaba que hab¨ªa d¨¦biles relaciones entre las estrellas y los hombres. De origen muy humilde y fuertes convicciones religiosas luteranas, Kepler ten¨ªa un car¨¢cter obsesivo fuera cual fuera su actividad. Como su maestro Tycho, tocaba muchos palos, tanto daba que fueran de ciencias como de letras (a ¨¦l muchos le atribuyen el primer relato de ciencia ficci¨®n de la literatura, Somnium, en el que incluye un viaje a la Luna). En cuanto a sus predicciones astrol¨®gicas, Kepler no hac¨ªa distingos. ?l mismo estudi¨® sesudamente la posici¨®n de los astros en el momento de su nacimiento, aunque no acertara nada de nada (de sus predicciones, porque las ubicaciones de los planetas y estrellas las clav¨® con una precisi¨®n digna del siglo XX).
"Si mi hermano y yo nacimos bajo el mismo cielo y en el mismo momento, ?c¨®mo corrimos tan distinta suerte?", reflexionaba el gran astr¨®nomo Tycho Brahe
Durante sus interminables a?os de modesto profesor de matem¨¢ticas en Graz, confeccionaba un calendario ¡ªen el que podemos ver un precursor del famoso Calendario Zaragozano¡ª para sumar algo a sus magros ingresos. En 1595 aventur¨® un invierno muy fr¨ªo, una sublevaci¨®n campesina y un ataque de los turcos por el Sur. Aqu¨ª s¨ª acert¨® en todo y eso le hizo muy popular. No eran predicciones muy arriesgadas, ya que Kepler ¡ªy m¨¢s a¨²n su mentor Tycho¡ª anotaba todos los cambios meteorol¨®gicos. Y tanto campesinos como turcos estaban amostazados y se lo pusieron f¨¢cil. Pero tambi¨¦n Kepler escribir¨ªa al respecto: "Si en ocasiones los astr¨®logos aciertan, eso se debe s¨®lo a la suerte".
?Y por qu¨¦ seguimos hablando hoy en d¨ªa con t¨¦rminos de astrolog¨ªa? Tal vez sea por una tradici¨®n at¨¢vica inexplicable. Nos hemos empe?ado en etiquetarnos seg¨²n doce bellos asterismos, conjuntos de estrellas que no parecen tener inter¨¦s alguno en nuestras prosaicas venturas y desventuras. Y en salud, trabajo, dinero y amor, los astr¨®logos de hoy aciertan casi lo mismo que el FMI y el gobierno juntos.
Enrique Joven ?lvarez es doctor en Ciencias F¨ªsicas y trabaja como ingeniero en el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC). Compagina sus tareas cient¨ªfico- t¨¦cnicas con la divulgaci¨®n y la escritura de ficci¨®n. Ha publicado dos novelas con la astronom¨ªa como eje principal: 'El Castillo de las Estrellas' (RocaEditorial, 2007) y, recientemente, 'El Templo del Cielo' (RocaEditorial, 2013)
Cr¨®nicas de AstroMAN?A es un espacio coordinado por el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), donde se publican relatos con el Universo como inspiraci¨®n, desde an¨¦cdotas hist¨®ricas relacionadas con la astronom¨ªa hasta descubrimientos cient¨ªficos actuales. Un viaje literario por el espacio y el tiempo.
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