La ense?anza de un jard¨ªn zen
Los jardines secos, de piedras rastrilladas en lugar de vegetaci¨®n o con apenas vegetaci¨®n, y capaces de evocar un paisaje lunar son lo que reconocemos como jardines zen. Son espacios para la meditaci¨®n en los que la grava parece congelar el momento en que la piedra cae al agua y, por lo tanto, consigue una imagen inusitada. Tan imposible como el trabajo de un jardinero exquisito que, rastrillo en mano, trabaja descalzo para evitar dejar huellas. Con tanto cuidado que su labor se intuye sin hacer ruido. El jard¨ªn de meditaci¨®n para los monjes alcanz¨® el kitsch cuando se empezaron a comercializar jardines zen en miniatura para los salones de los occidentales pudientes con supuestas ¨ªnfulas culturales, que eran, en realidad, la misma apuesta de siempre por la cultura del consumo para alcanzar la felicidad.
Entre los jardines zen de Kioto, Ryoan-ji es el m¨¢s famoso. Tiene apenas 23x10 metros y data del siglo X. En ¨¦l son legendarias sus 15 grandes rocas, en ocasiones rodeadas de musgo, de las que, se ponga uno donde se ponga, solo se pueden ver 14. El 15 se asocia, en el budismo, a la perfecci¨®n de nuestro 10. Por eso en ese jard¨ªn, es complicado alcanzarla. No hay que mirar solo con los ojos para alcanzar la iluminaci¨®n. Sin embargo, y tambi¨¦n en Kyoto, en el templo de Tofuku-ji, un jard¨ªn, arraigado en el siglo XIII y ampliado en el XX agranda la lecci¨®n del famoso templo.
Lo que Shigemori hizo se resume en la l¨®gica, el reciclaje, la pasi¨®n y el atrevimiento. As¨ª aprovech¨® lo que ten¨ªa, pero en lugar de protegerlo lo mezcl¨®. Hizo convivir el musgo con el pavimento gris que hab¨ªa en la entrada construyendo un damero de musgo y piedra que ha sido incansablemente imitado. Tambi¨¦n convirti¨®, como en los mejores jardines zen, la grava en agua, rastrill¨¢ndola y dibuj¨¢ndole ondas y c¨ªrculos conc¨¦ntricos. Ide¨®, finalmente, la marca de la casa: parterres de azaleas construyendo un orden cartesiano y monta?as de vegetaci¨®n que parec¨ªan surgir de la grava explicando que donde parece que no hay nada puede llegar a brotar todo.
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