Las ni?as mam¨¢ de Hondo Valle
Rep¨²blica Dominicana es el tercer pa¨ªs de Am¨¦rica Latina con m¨¢s madres adolescentes Tener un hijo lastra la educaci¨®n de estas progenitoras prematuras
En Hondo Valle las casas son todas iguales: peque?as, chatas, tejados de metal, una o dos habitaciones. La carretera asfaltada m¨¢s pr¨®xima est¨¢ a 70 kil¨®metros de distancia. Para llegar hay que recorrer una largu¨ªsima pista forestal, repleta de baches, que asciende y desciende vertiginosa a trav¨¦s de monta?as con m¨¢s de dos mil metros de altitud. En ocasiones, cuando llueve fuerte, es imposible circular. Los todoterrenos y las motocicletas se vuelven inservibles en el barro. Entonces solamente se puede acceder a la aldea caminando ¨Do utilizando una mula¨D. En Hondo Valle no se escuchan los ruidos de motores. En Hondo Valle hay un r¨ªo, el murmullo del r¨ªo, gallinas, una familia que come arroz delante de su casa, perros muy delgados que se acercan, una vaca en mitad del camino como si dijera "este lugar es m¨ªo", dos mulas que no dicen ni parecen decir nada.
Hondo Valle es una de las 11 comunidades rurales que conforman la Cuenca Alta del R¨ªo San Juan, en el oeste de la Rep¨²blica Dominicana, provincia de San Juan de la Maguana. Aqu¨ª viven m¨¢s de mil familias. Envueltas entre monta?as, sus casas parecen esconderse con timidez del resto del mundo. Sin carreteras asfaltadas, sin agua corriente, sin hospitales.
Angelina dice que todav¨ªa estudia en la escuela. Una vez por semana acude a la comunidad de La Ci¨¦naga ¨Ddos horas caminando, aproximadamente¨D para recibir clases.
¨D?Y qu¨¦ haces durante el resto de los d¨ªas?
¨DHago los oficios: fregar, cocinar, trapear...
¨D?Ayudas a tu madre?
¨DNo, yo tengo un esposo...
Angelina sostiene un beb¨¦ regordete, desnudo. El beb¨¦ est¨¢ a punto de cumplir un a?o; ella, la mam¨¢, tiene 16.
El 25% de las mujeres dominicanas han sido madres antes de cumplir los 20 a?os, aseguran UNICEF y Plan Internacional. Rep¨²blica Dominicana es el tercer pa¨ªs de Am¨¦rica Latina y el Caribe con mayor porcentaje de madres adolescentes. Y, en las zonas rurales, la relaci¨®n es todav¨ªa mayor. Un informe elaborado por Adrian ?vila, miembro del Cuerpo de Paz estadounidense, revel¨® que en las comunidades de la Cuenca Alta del R¨ªo San Juan m¨¢s de la mitad de las mujeres tuvieron su primer hijo durante la adolescencia ¨Dcon 14, 15 o 16 a?os¨D.
¨D?Qui¨¦n es tu mejor amiga?
¨DMi suegra...
¨D?No tienes amigas de tu edad?
¨DYo no tengo amigas. Las amigas te pueden meter en el mal camino. Algunas andan por ah¨ª con un novio y un marido al mismo tiempo, y yo no quiero eso. Yo s¨®lo quiero estar con mi marido.
¨DPero antes de casarte supongo que s¨ª ten¨ªas amigas...
¨DS¨ª, pero se mudaron. Ellas se casaron por ah¨ª arriba y se fueron de aqu¨ª.
¨D?Y no te sientes sola, de vez en cuando?
¨DMi marido casi nunca est¨¢ en casa. Siempre est¨¢ trabajando en la loma. Algunas noches ¨¦l se va a otros sitios para beber. Y yo me quedo muy solita. Yo hasta a veces lloro y de to'. No me gusta vivir as¨ª... A veces digo que me voy pa' mi casa, con mi mam¨¢. Pero luego pienso que tengo que quedarme tranquila aqu¨ª con el ni?o... ¨Ddice una mam¨¢ de 14; la mirada clavada en su beb¨¦.
Embarazos perdidos
En la Cuenca Alta del R¨ªo San Juan, al menos uno de cada 10 embarazos se pierden. Las complicaciones que encuentran las mujeres son numerosas, y los m¨¦dicos nunca est¨¢n cerca. El ¨²nico centro de salud de la zona ¨Duna peque?a cl¨ªnica: dos habitaciones, dos camas, pocos medicamentos¨D se encuentra en Hondo Valle. Lo construy¨® una empresa minera durante el a?o 2012. Pero los casos m¨¢s dif¨ªciles ¨Dla mayor¨ªa de los partos tambi¨¦n¨D deben tratarse en la capital de la provincia, San Juan de la Maguana, a m¨¢s de 100 kil¨®metros.
"Las ni?as menores de 15 a?os tienen cinco veces m¨¢s probabilidades de morir durante el embarazo que las mujeres mayores de 20 a?os", reza un informe de Seg¨²n UNICEF". En el a?o 2012 la tasa de mortalidad materna en la Rep¨²blica Dominicana era de 106 por cada 100.000 nacidos vivos, un porcentaje muy elevado. El promedio de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe es de 80 por cada 100.000 nacidos vivos. En Espa?a, 4,3 por cada 100.000.
En el a?o 2000, el Gobierno de Rep¨²blica Dominicana se comprometi¨® a disminuir exponencialmente la tasa de mortalidad materna para finales de 2015. Es uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se dise?aron junto al PNUD. Sin embargo, la meta ¨D46,9 por cada 100.000 nacidos vivos¨D todav¨ªa est¨¢ muy lejos de cumplirse.
Mileidi
Los tablones de madera desiguales, el interior tan oscuro: apenas unos rayos de luz que se cuelan entre las rendijas, algunos agujeritos, el hueco por donde el humo escapa. Una olla met¨¢lica, una peque?a hoguera, los troncos ya medio calcinados. Las paredes y el tejado tiznados por el holl¨ªn de miles y miles de desayunos, de comidas, de cenas.
¨DTengo que darme prisa ¨Ddice Mileidi¨D. Si no pongo el arroz en el agua, no estar¨¢ listo para cuando venga Vidal. Son las seis de la ma?ana y Mileidi se apresura en el interior de su diminuta cocina. Su marido ¨DVidal de la Cruz, 53 a?os, agricultor¨D est¨¢ trabajando en un campo cercano. Dentro de unas horas, regresar¨¢ montado en una mula para recoger el almuerzo.
Mileidi naci¨® en La Lima hace 46 a?os. A los 17 se enamor¨® de un hombre y, poco tiempo despu¨¦s, ¨¦ste se convirti¨® en su marido. Comenzaron a vivir juntos. Ambos construyeron una peque?a casa en El Ingenito. Lentamente fueron ampli¨¢ndola y mejor¨¢ndola: tres habitaciones con el piso de tierra, las paredes de cemento gris, tejado de metal; un sal¨®n con un sof¨¢ muy nuevo, televisor en una de las esquinas, reproductor de deuved¨¦s; la cocina, una habitaci¨®n separada. Ahora quieren comprar un frigor¨ªfico. As¨ª conservar¨ªan mejor algunas comidas, y podr¨ªan enfriar el agua sin comprar hielos en el colmado. Sus hijos ¨Ddos de ellos est¨¢n trabajando en Santo Domingo, la capital del pa¨ªs¨D han prometido que tratar¨¢n de ayudarles.
Su verdadero nombre es Eugenia Encarnaci¨®n del Rosario. Pero todos la conocen como Mileidi. Es una mujer bajita, muy delgada, unos ojos que parecen grandes en su cara de puro hueso, arrugas en la frente, en las mejillas. Cada vez que habla sobre su edad, suele explicar que parece m¨¢s viejita "porque antes era muy enfermosa". Y porque sacar adelante a sus siete hijos le ha costado demasiados esfuerzos. Mileidi lleva toda una vida trabajando. Sin parar:
¨DMi mam¨¢ no pod¨ªa fregar, lavar la ropa o preparar los v¨ªveres. Si hac¨ªa todo eso, le sal¨ªa como una alergia en la mano. Ella siempre estaba muy enferma. As¨ª que comenc¨¦ a ayudarla cuando era muy peque?ita. Ten¨ªa tantas cosas pendientes que casi no pod¨ªa estudiar.
Mileidi ten¨ªa seis a?os y estudiaba en el segundo curso. Fue entonces cuando decidi¨® abandonar la escuela. Hasta ese momento, hab¨ªa demostrado ser una ni?a muy inteligente. Ya sab¨ªa escribir su nombre y reconoc¨ªa la mayor¨ªa de las letras. Tambi¨¦n era excelente en matem¨¢ticas. Pero con el paso del tiempo olvid¨® casi todo lo que hab¨ªa aprendido. En las comunidades rurales de la Cuenca Alta del R¨ªo San Juan, la historia de Mileidi no resulta demasiado original: aqu¨ª, alrededor del 80% de la poblaci¨®n mayor de 14 a?os es analfabeta. M¨¢s de la mitad de los adultos de estas comunidades nunca fueron a la escuela.
Verg¨¹enza a ir al colegio
En la Rep¨²blica Dominicana, la educaci¨®n primaria y obligatoria tiene una duraci¨®n total de ocho cursos. Sin embargo, las peque?as escuelas de la zona s¨®lo ense?an hasta el quinto. No tienen suficientes medios ¨Dprofesores, aulas, material did¨¢ctico¨D para m¨¢s.
Desde el a?o 2012 Cristian Quezada, de la ONG local Fundasep dirige un colegio-internado donde los j¨®venes pueden completar sus estudios en el marco de un proyecto educativo de esta organizaci¨®n para evitar la deserci¨®n escolar. El centro est¨¢ entre las comunidades de La Ci¨¦naga y La Higuera. Reciben clases, comen y duermen todos juntos de lunes a viernes. Pero a pesar de estos esfuerzos, muchos contin¨²an qued¨¢ndose en casa. Los ni?os comienzan a trabajar en el campo, con sus pap¨¢s; las ni?as contraen matrimonio, tienen beb¨¦s.
El dormitorio es chiquito; la luz, gastada. Hace calor ¨D35 grados¨D y la puerta est¨¢ abierta para dejar entrar la brisa de la tarde. Lourdes ¨Dpiel muy morena, pantalones cortos, camiseta rosa, una redecilla en el pelo¨D dice que dej¨® el colegio cuando ten¨ªa 12 a?os:
¨DMe daba verg¨¹enza seguir estudiando despu¨¦s de casarme.
¨D?Te daba verg¨¹enza...? ?Por qu¨¦?
¨DPorque me daba verg¨¹enza... No me gustaba que me vieran estudiando ¨Ddice, ahora m¨¢s flojito.
¨DNo consigo entenderlo. ?Qu¨¦ te dec¨ªa la gente?
¨DNo es eso. La gente no dec¨ªa nada, pero yo ten¨ªa miedo de que lo hicieran.
¨D?Qu¨¦ pod¨ªan decirte, entonces?
¨DBueno, a m¨ª no me gustaba que me viesen como una ni?a peque?a que va al colegio...
Lourdes hab¨ªa conocido a un chico un a?o antes. Vivieron juntos, en la misma casa, durante alg¨²n tiempo. Pero apenas duraron: ¨¦l la trataba mal. Lourdes dice que era demasiado celoso: ni siquiera la dejaba ir a ver a su mam¨¢ y sus hermanos.
Lourdes lo pasaba mal, lloraba a menudo. Se arrepinti¨® de haber aceptado la compa?¨ªa de aquel hombre. Poco despu¨¦s conoci¨® a Carlos, su actual marido. ?l acud¨ªa con frecuencia a su casa, dec¨ªa que la quer¨ªa mucho, que iba a comprarle muchas cosas. Y Lourdes se enamor¨® de nuevo.
¨DYo quer¨ªa tener un hijo, pero no me quedaba embarazada. Todos me dec¨ªan que era demasiado flaca...
¨DClaro, es que entonces s¨®lo ten¨ªas 12 a?itos...
¨DNo. Cuando me cas¨¦ con Carlos yo ya ten¨ªa 13.
Lourdes tiene la carita redonda, los labios gruesos, unos ojos grandes y oscuros. Acaba de dar a luz a su primer hijo, con tan s¨®lo 16 a?os:
¨DYo vomitaba, me encontraba mal. No sab¨ªa qu¨¦ ocurr¨ªa hasta que fui al hospital. All¨ª un m¨¦dico me dijo "est¨¢s embarazada". Y me puse muy contenta. Hasta entonces cre¨ªa que no iba a poder tener un beb¨¦ con Carlos. Pensaba que ¨¦l me iba a dejar por otra mujer...
Alrededor del 80% de la poblaci¨®n mayor de 14 a?os es analfabeta
Lourdes est¨¢ muy enamorada de Carlos aunque, en ocasiones, se pelean. Carlos tiene 27 a?os ¨Des 11 mayor que ella¨D y un terreno donde cultiva guandules y habichuelas. En la Cuenca Alta del R¨ªo San Juan casi todos son agricultores, es dif¨ªcil hallar otras salidas. Carlos complet¨® un curso sobre electricidad, pero todav¨ªa no ha encontrado ning¨²n trabajo relacionado.
¨D?Sentiste miedo cuando supiste que estabas embarazada?
¨DNo ¨Dresponde Lourdes¨D. Yo s¨®lo estaba muy contenta. Muy contenta...
Unos d¨ªas antes de dar a luz, Lourdes acudi¨® al hospital de San Juan de la Maguana. El centro se encontraba a m¨¢s de 40 kil¨®metros de su casa, en El Ingenito. Viaj¨® en una guagua, una de esas furgonetas de tr¨¢nsito de pasajeros destartaladas que realizan diversos recorridos a cambio de unos pocos pesos. Tan s¨®lo le acompa?¨® su madre. Su marido y los dem¨¢s esperaron en las comunidades.
Manuel, su hijito, ya ha cumplido los tres meses y es un beb¨¦ precioso.
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