Ivania Cruz, abogada y defensora de derechos humanos: ¡°Las calles han perdido el miedo a Bukele en El Salvador¡±
La abogada salvadore?a ofrece apoyo legal a presos y familiares que quieren denunciar los abusos del estado de excepci¨®n. En dos a?os, m¨¢s de 80.000 personas han sido detenidas, 30.000 de ellas de forma irregular
¡°Si mi hijo debe ser un m¨¢rtir para que esto acabe, lo tendr¨¢ que ser¡±. Ivania Cruz (El Salvador, 31 a?os) recibi¨® esta respuesta de su madre cuando hace tres a?os inici¨® la defensa de su hermano, Ever Stanley Cruz, uno de los primeros presos pol¨ªticos del Gobierno de Nayib Bukele en El Salvador. Deb¨ªa consultar con su familia si estaban dispuestos a asumir las consecuencias de denunciar al propio Estado y de visibilizar la causa en el extranjero. A los pocos meses, se decret¨® el estado de excepci¨®n, en marzo de 2022, y a la detenci¨®n de su hermano se sumaron las de otras 80.200 personas, de las cuales 30.000 fueron arrestadas de manera irregular. Desde entonces, se han documentado m¨¢s de 325 muertes en dependencias policiales salvadore?as. As¨ª que adem¨¢s de la causa de su hermano, Cruz ha asumido como abogada la defensa de m¨¢s de 100 detenidos y ha creado una de las entidades que desde El Salvador ofrece asesor¨ªa legal a presos y a sus familiares, UNIDEHC (Unidad de Defensa de los Derechos Humanos y Comunitarios).
¡°Ya no contemplo abandonar esta lucha de ninguna manera, tenga las consecuencias que tenga sobre mi vida y la de los m¨ªos¡±, reconoce Cruz desde Bilbao, donde acaba de realizar una visita a entidades internacionales de la mano de la ONG Martin Etxea y Fundaci¨®n Mundubat. Con su hermano ya en libertad, tras 23 meses encarcelado, Cruz contin¨²a su trabajo entre fuertes medidas de seguridad.
Ya no contemplo abandonar esta lucha de ninguna manera, tenga las consecuencias que tenga
No repite ninguna rutina personal, cuenta con varios tel¨¦fonos m¨®viles y diferentes discos duros para guardar toda la informaci¨®n de los procesos abiertos. La mayor¨ªa de su familia ha abandonado el pa¨ªs y, por el camino, ha perdido amistades, clientes y el contacto de muchos de sus colegas. ¡°Las amenazas de muerte son diarias a trav¨¦s de las redes sociales, el seguimiento a todos mis movimientos es continuo y ning¨²n colaborador se libra del acoso policial¡±, describe.
B¨²squeda de la justicia
Pese a todo, se ha rodeado de una nueva generaci¨®n de j¨®venes que tambi¨¦n han decidido romper el silencio contra los abusos de poder cometidos por Bukele y encontrar la manera legal de denunciarlos desde el pa¨ªs con las propias leyes vigentes. UNIDEHC lo conforma Cruz junto a cinco juristas con una edad media de 39 a?os y un amplio grupo de universitarios en pr¨¢cticas, m¨¢s el apoyo desde el exterior de numerosas organizaciones internacionales.
¡°Arrancamos solas, pero cada vez somos m¨¢s¡±, agrega. El pasado 15 de septiembre, camin¨® por las calles de San Salvador junto a 17.000 personas de diferentes movimientos ¡ªfeministas, sindicatos y comunidades campesinas¡ª para reclamar ¡°libertad y dignidad para el pueblo salvadore?o¡±.
¡°Las calles han perdido el miedo al r¨¦gimen de Bukele pese a que la represi¨®n contin¨²a. Algo impensable cuando arranc¨® el estado de excepci¨®n bajo la excusa de la lucha contra las pandillas¡±, explica Cruz, que tambi¨¦n es portavoz del nuevo Bloque de Resistencia y Rebeld¨ªa Popular (BRP), una agrupaci¨®n que busca aglutinar a todas los movimientos populares que trabajan por los derechos del pueblo salvadore?o.
Las amenazas de muerte son diarias a trav¨¦s de las redes sociales, el seguimiento a todos mis movimientos es continuo y ning¨²n colaborador se libra del acoso policial
Aunque Cruz ha sido acosada por su trabajo, tambi¨¦n ha logrado atraer el inter¨¦s de familiares de detenidos de manera irregular. ¡°Solicitamos la puesta en libertad de los detenidos en situaci¨®n de enfermedad grave, as¨ª como los que todav¨ªa no conocen sus cargos y los que ya llevan m¨¢s de dos a?os en prisi¨®n preventiva¡±, explica.
Entre los casos que representa Cruz, destacan algunos de los m¨¢s complejos: la detenci¨®n de 11 l¨ªderes de la organizaci¨®n Alianza Nacional El Salvador en Paz, la del ex ministro de Seguridad y Justicia Mauricio Ram¨ªrez Landaverde y la de su hermano, Ever Stanley Cruz, que contin¨²a sin cerrarse, acusado de prevaricaci¨®n durante su tiempo como concejal del FMLN, la antigua guerrilla salvadore?a, y como m¨¦dico consultor en el Ministerio de Salud.
La importancia del respaldo internacional
Para todos estos retos, Cruz ha tejido redes con organismos internacionales. ¡°Queremos documentar todas los cr¨ªmenes de lesa humanidad del gobierno de Bukele¡±, sentencia.
Por eso, ha regresado a Bilbao con el apoyo de Martin Etxea, casa de acogida para personas migrantes en situaci¨®n irregular y de defensores de derechos humanos que sufren persecuci¨®n en sus pa¨ªses de origen. Los visit¨® en 2021 a los pocos meses de iniciar la defensa p¨²blica de su hermano. ¡°Entonces, estaba desbordada, sufriendo de manera tr¨¢gica las primeras consecuencias de dar el paso y sin saber si iba a ser capaz de sostener la situaci¨®n¡±, recuerda.
En Martin Etxea encontr¨® la asesor¨ªa y el respaldo para lograr las primeras declaraciones p¨²blicas de apoyo a su trabajo, como la de la Comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento Vasco y de las Juntas Generales de Gipuzkoa. Estas le ayudaron a conseguir la adhesi¨®n de otras 90 entidades con sede en Washington, as¨ª como la del Ministerio espa?ol de Asuntos Exteriores, a trav¨¦s de la Embajada en El Salvador, y la de la Asociaci¨®n Americana de Juristas, con representaci¨®n permanente ante Naciones Unidas.
Ahora, esta ONG vasca vuelve a acoger a Cruz, inmersa en la internacionalizaci¨®n de varios procesos en curso contra otros l¨ªderes comunitarios de El Salvador. En esta ocasi¨®n, la letrada tambi¨¦n traslada su experiencia a otros defensores de Colombia, Guatemala o el S¨¢hara, acogidos tambi¨¦n en la casa de Martin Etxea. ¡°Sin estas redes de apoyo, no podr¨ªamos impulsar estos movimientos¡°, explica Cruz. ¡°Cualquier gesto desde el exterior nos ayuda a seguir vivas o a que nuestros asesinatos no salgan gratis¡±, remarca.
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