La cuadratura del c¨ªrculo
Este hombre nos recuerda a Vulcano, con perd¨®n, cuando en el cuadro de Vel¨¢zquez se le aparece Apolo
Este hombre nos recuerda a Vulcano, con perd¨®n, cuando en el cuadro de Vel¨¢zquez se le aparece Apolo para anunciarle que Venus se acuesta con Marte (v¨¦ase La fragua de Vulcano). Los motivos de su sorpresa sin embargo no tienen nada que ver con el descubrimiento de una infidelidad conyugal ni con que se le haya aparecido un dios de la mitolog¨ªa grecolatina para contarle un cotilleo. Lo que se acaba de manifestar delante de ¨¦l es una cotizaci¨®n burs¨¢til que lo ha hundido en la miseria, o que le ha hecho rico, no hay forma de saberlo porque los gestos de m¨¢ximo placer coinciden con los del dolor m¨¢ximo. Posiblemente, es la misma cara que pone cuando copula o cuando lo azotan, o cuando copula mientras lo azotan (v¨¦ase Cincuenta sombras de Grey).
En todo caso, la sorpresa parece generalizada. F¨ªjense, si no, en el sujeto de la derecha, que nos trae asimismo a la memoria a uno de los obreros de Vulcano en el citado cuadro de Vel¨¢zquez.
Aclar¨¦moslo: nos encontramos en la Bolsa de Nueva York por los mismos d¨ªas en los que sub¨ªa el precio del d¨®lar, lo que se tradujo en una ca¨ªda de la cotizaci¨®n de las empresas en EE UU y en ataques de p¨¢nico como el que advertimos en el inversor de la foto. ?Conviene entonces tener una moneda barata? Tampoco, porque caen las defensas y coges todo lo que pasa. Una moneda como Dios manda debe ser fuerte y d¨¦bil a la vez: fuerte porque aumenta el poder adquisitivo del pa¨ªs al que pertenece, y d¨¦bil porque facilita las ventas de los productos de ese pa¨ªs al extranjero. En resumen, que toda moneda que se precie debe depreciarse. Y viceversa.
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