Epicentro chino
La crisis asi¨¢tica provoca p¨¦rdidas de riqueza financiera en todo el mundo
Desde hace a?os las crisis financieras dejaron de ser locales. El contagio, la propagaci¨®n entre diversos mercados, constituye uno de los rasgos de esa din¨¢mica de globalizaci¨®n e integraci¨®n financieras amparada en una amplia desregulaci¨®n y liberalizaci¨®n de los movimientos de capital. La convulsi¨®n iniciada en los mercados de acciones chinos ha originado p¨¦rdidas de riqueza financiera en todo el mundo y puede llegar a convertirse en el principal factor de debilidad de crecimiento de la econom¨ªa mundial.
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Dos episodios en la segunda econom¨ªa m¨¢s importante del mundo han actuado como detonantes de una de las mayores correcciones burs¨¢tiles de los ¨²ltimos tiempos: las intensas ca¨ªdas en las principales mercados de acciones chinos y las sucesivas devaluaciones del yuan durante este mes. Son aparentemente elementos diferenciados, pero con un denominador com¨²n: la debilidad en el ritmo de crecimiento de aquella econom¨ªa y la f¨¢cil transmisi¨®n de sus efectos. Ya sea a trav¨¦s de ca¨ªdas en el crecimiento o del inicio de guerras cambiarias.
Los sucesivos registros de menor actividad econ¨®mica ser¨ªan suficiente para justificar correcciones en las cotizaciones de las acciones. Pero la magnitud con que han tenido lugar refleja anomal¨ªas y deficiencias de los mercados chinos. Ponen de manifiesto esa asimetr¨ªa entre la capacidad de producci¨®n de bienes de la econom¨ªa china y el escaso grado de desarrollo y modernizaci¨®n de su sistema financiero, cuando no el dominio de la arbitrariedad en su supervisi¨®n. Reflejan igualmente las confusas y contradictorias decisiones de las autoridades chinas con el fin, primero, de estimular la actividad de esos mercados, controlar despu¨¦s sus naturales inercias especulativas y, finalmente, volver a potenciarlos como canalizadores del ahorro nacional. La intervenci¨®n ha sido en ocasiones peor que las anomal¨ªas que se trataba de evitar, aumentando el grado de discrecionalidad, de prohibiciones operativas, que no han hecho sino aumentar el p¨¢nico vendedor. El resultado ha sido desastroso.
Todo ello tiene lugar en la econom¨ªa que representa el 15% del PIB mundial y ha sido responsable de la mitad del crecimiento mundial en la ¨²ltima d¨¦cada. Ahora s¨ª cobra sentido la simplificaci¨®n de que cuando China estornuda la gripe no solo se instala en Asia. EE?UU, la eurozona y el conjunto de las econom¨ªas emergentes tienen a China como uno de sus principales compradores. Y si su ritmo de crecimiento sigue cayendo el estancamiento dejar¨¢ de ser una hip¨®tesis acad¨¦mica.
Por eso es necesario que en paralelo a las urgentes reformas del sistema financiero chino, en la direcci¨®n de modernizaci¨®n sugerida por las instituciones internacionales, los bancos centrales m¨¢s importantes, la Reserva Federal y el BCE, mantengan la guardia y sus pol¨ªticas actuales todo el tiempo que la completa estabilidad financiera global aconseje. Sin riesgos de inflaci¨®n y con la estabilidad financiera y el crecimiento econ¨®mico en juego, las respuestas han de ser inequ¨ªvocamente estimuladoras, m¨¢s en ¨¢reas como la eurozona, que apenas han consolidado su recuperaci¨®n.
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