Mujeres en el arte: Oliva Arauna, la galerista que vio otros conceptos
Oliva Arauna naci¨® en Santander en el seno de una familia cuyos padres la encaminaron desde muy peque?a hacia el arte; condicionaban el aperitivo de los domingos a que visitara alg¨²n museo y le exig¨ªan el ticket de comprobaci¨®n. Desde muy joven viajaba sola por Europa, viajes que aprovechaba para acudir a espacios de arte con una hoja de ruta que ella misma se procuraba, muy lejos de la apreciaci¨®n que de las tendencias del arte contempor¨¢neo se ten¨ªa en Espa?a. Seg¨²n sus propias palabras, es posible que de aquellas inclusiones no comprendiera demasiado, pero esas le propiciaron una sensibilidad y un gusto nada usual en su tiempo.
A los veinte a?os se cas¨® y se traslad¨® a vivir a Valladolid, donde abri¨® una peque?a y c¨¦ntrica tienda de regalos. All¨ª fue donde t¨ªmidamente comenz¨® su colecci¨®n particular de obras de arte.
En una visita familiar a Madrid coincidi¨® con el pintor Adolfo Estrada, que estaba haciendo unas fotograf¨ªas a su madre para un futuro retrato. Este encuentro propici¨® indirectamente el germen de la que, hasta hace muy poco, fue una de las galer¨ªas de arte m¨¢s emblem¨¢ticas del panorama nacional, pionera entre otras cosas en la promoci¨®n del videoarte y de las instalaciones. Pero existi¨® un principio: fue con su socia Mar Estrada en la calle Claudio Coello de Madrid, un lugar se?alado en el panorama cultural madrile?o de los ochenta y que dio origen a la Galer¨ªa Oliva Arauna de la calle Barquillo; aquella que el ayuntamiento de Madrid precint¨® en el 2012 con la m¨ªtica frase ¡°demasiados cristales en la fachada¡±. Aunque afortunadamente ese no fue su final. El cierre definitivo lleg¨® m¨¢s tarde, en 2015, y voluntariamente.
Oliva, acompa?ada de Juana de Aizpuru, Elba Ben¨ªtez, Elvira Gonz¨¢lez, Helga de Alvear o Soledad Lorenzo entre otras, pertenece a esa gran generaci¨®n de galeristas espa?olas que puso a los ojos del coleccionismo el nuevo concepto del arte que ya en d¨¦cadas anteriores anunciaban el resurgir del panorama art¨ªstico espa?ol. La crisis ¨Cno s¨®lo la econ¨®mica- y la desidia institucional hicieron que Arauna diera un paso atr¨¢s para contemplar con otra ¨®ptica ese mundo del arte que le sigue fascinando; cerr¨® la galer¨ªa pero no se retir¨®.
Actualmente acude a conferencias, eventos, inauguraciones y visita los nuevos espacios que est¨¢n surgiendo. Como una ¡°madre¡± seg¨²n sus propias palabras, se congratula de la aparici¨®n de nuevas galer¨ªa de arte. Lejos de las grandes instalaciones preparadas para obras desmesuradas, ahora adoptan otra est¨¦tica y otros conceptos que en muchos casos parecen encontrarse m¨¢s cerca de la gesti¨®n cultural que de la propia galer¨ªa. Es f¨¢cil ver como Oliva simpatiza con esta nueva generaci¨®n, se permite aconsejarles y en algunas ocasiones compra para seguir ampliando su colecci¨®n que conserva y muestra con orgullo.
Tradicionalmente se diferencian dos clases de galeristas: las que ignoran a los visitantes y las que atosigan. Afortunadamente Oliva nunca perteneci¨® a ninguno de estos estereotipos: se la recuerda siempre con la atenta dignidad de ser la referencia para que el visitante se encuentre tranquilo, c¨®modo y disfrutando lo que puede admirar.
Esta elegante y sabia mujer sigue atendiendo a todo el que se acerca para saludarle, cuidando de ¡°sus artistas¡±, disfrutando y emocion¨¢ndose, ahora m¨¢s que nunca, con el arte.
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